Escribo este post con especial emoción, ya que tengo sentimientos encontrados. Toda la familia por parte de mi padre son cazadores natos.

Desde mi abuelo, hasta sus diez hijos (“tuvo a bien” tener once,  todos chicos menos una. ¡Pobre mi tía! jaja) . Y mis primos, todos cazadores sin excepción.

Más que una afición, diría yo que es un poco de obsesión lo que tienen por la caza. Entre los que más, estaba mi padre, que murió trágicamente cuando un novato, que iba invitado ese día, se puso nervioso, y en vez de disparar al jabalí, lo hizo a la cabeza de mi padre. Llevaba cazando toda su vida, y siempre había tratado de explicarme que era un deporte, más bien un arte. (Yo era bastante escéptica al respecto, ya que mi amor por los animales no me dejaba entenderlo)

Ya lo he contado ¡Glugg! Ya puedo seguir con el post más tranquila. Pasaron años malísimos para toda mi familia . Y aunque todos mis tíos y primos siguen con esa pasión (lo llevan en la sangre) yo no quería oír hablar de la caza ni en pintura.

Y un día, por casualidad,  descubrí  a “EL AGUARDO”. Inmediatamente, me llamó la atención. Diréis, ¿Y eso qué es? Pues os cuento un poco su historia: se trata de una familia que vive en la Sierra de Andújar,  donde la actividad cinegética es muy abundante.

Digamos que el alma de todas estas maravillas es el matrimonio, el cual está perfectamente compenetrado. Ella le da las ideas, y él rápidamente lo capta y se pone manos a la obra. Es el » manitas», que arregla y hace todo. Debe ser tipo Mcgiver, un genio para ésto.  Y como buen cazador, le surgen también un montón de ideas en las silla de espera…¡Tándem perfecto! Empezaron haciendo complementos para ellas mismas (la madre y sus tres hijas) y, en vista de la demanda que tuvieron, acabaron convirtiéndolo en una marca; una marca espectacular diría yo.

Hacen pulseras, colgantes, pendientes, camafeos… todo relacionado con la caza y  con el arte primitivo. Todo sencillo, cómodo, precioso, elegante y desde luego, ¡super original! Se nota que está hecho con sumo cuidado y amor en los detalles.

Hace dos años ya quise comprar una pulsera soberbia de amoladeras de jabalí, pero aún no me sentía preparada para ello,  porque me iba a recordar siempre la muerte de mi padre. Con el tiempo, pensé que a él le encantaría que yo llevara puesto algo de lo que era su pasión. Así, siempre iría conmigo.

Por eso, acabo de comprarme  un colgante, que está hecho con un culatín de bala ya usada… ¡Ayyy! Pero  cuando lo llevo, toco el culatín y, aunque os parezca una bobada, siento que mi padre está conmigo. Os dejo foto, son una maravilla y el cuero es buenísimo, hecho en España.

Los collares que hacen (divinos) son de colmillos de jabalí; las pulseras, como os he dicho, de amoladeras de jabalí también.

Ya veis, mirad por dónde me ha ido a encantar esta colección…Como no le salí cazadora, resulté presumida y con un entusiasmo loco por los complementos bonitos.

Tampoco os perdáis sus camafeos, para vosotras o para algún regalo; están hechos en hueso de ovino, de vaca o de toro.

Y los colgantes son de marfil sacado de los colmillos de facochero. Todo hecho con plata de ley y, repito, cuero de máxima calidad.

Además, tengas o no tengas que ver con el mundo de la caza, es perfecto para cualquiera, porque es tan bonito y favorecedor, que son auténticas joyas que a todas nos gustaría tener.

Mis tíos y primos que vayan tomando nota para comprarlo de regalo a sus mujeres, que dentro de poco estamos en Navidad…Y para todo el mundo. Os lo recomiendo de verdad: llevarás una pieza realmente especial. Además, son ediciones limitadas.

«EL AGUARDO» (¿qué nombre tan bonito verdad? La Espera…) ha sabido aunar belleza, estilo y comodidad; tres en uno. Aparte de que su creadora es un cielo de persona que me ha facilitado en todo momento la información necesaria. Y teniendo tres hijas en casa que le darán todo tipo de ideas… ¡Resultados increíbles!

 

 ¡El broche de la foto es lo más, me vuelve loca! Lo tiene todo: bala, hueso, pelo y estilazo. Para el sombrero o la chaqueta.

Papá, al final me convencerás allá donde estés, de que la caza es un arte…

 

Un beso que espera…