
¡Día triste, tristísimo! Llueve y no parece mayo. Más bien parece que estuviera entrando el invierno.
No obstante, Tess y yo hemos salido esta mañana, bien equipadas: ella, con su abrigo acolchado y yo, con mi chubasquero, paraguas y pelota en el bolsillo.

Con ella, da igual que llueva o que haga un calor del demonio.

Hay que salir. Y lo hemos pasado bien, nos hemos empapado, resbalado (yo) y jugado con la pelota como si no hubiera un mañana…


Cuanto más llovía, más me pedía que le tirara la pelota. En fin, que hemos vuelto sucias y empapadas pero felices (voy a intentar buscar un poco de felicidad en lo más mínimo)

Claro, os podéis imaginar cómo pone después toda la casa, porque, aunque es muy lista, lo de limpiarse las patas en la alfombrilla, no va con ella.
Nos hemos tumbado en la cama y ella se ha quedado grogui (qué suerte, porque yo he dormido fatal, para variar y sin conseguir un sueño reparador).

Ya llevo así mucho tiempo…


Después, he estado mirando los anuncios que me han enviado sobre pisos y de nuevo, nada que se ajustase a lo que necesitamos. Seguiremos esperando.

Este encierro está afectando ya a tantísima gente, que va a terminar mal.

Me ha escrito mi amiga Adela esta mañana diciéndome que ya no puede más, que se encuentra muy baja de ánimo.

En fin, es lo que nos está tocando vivir. Y o sigues, o te mueres.
Mirad el hijo de Ana Obregón, Pobre… Si estaba empezando a vivir. Nació el mismo día y año que Juan, mi hijo mayor. Lo recuerdo cómo si fuera hoy.
¡Cuánta gente se va joven! No hay derecho.

La vida, como os digo tantísimas veces, es absolutamente injusta y cruel. Por eso, ya sabéis y es lo que pienso hacer ahora: “Haz lo que quieras hacer ya, antes de que se convierta en lo que te gustaría haber hecho”.


Por eso, o vives y disfrutas o nada, porque vivir amargada para además, morirte, tal vez de manera injusta, ya, sería el colmo. ¡Venga, Eva, aplícatelo! Es que, aún no me lo creo…

Para más tristezas, me han llamado del trabajo de mi marido, para ver cómo estábamos y para decirme lo mucho que le echan de menos ¡Siempre se va la gente que no debe!
A ver si me concentro un poco en la ropa que os quiero enseñar, aunque es difícil, ya que tengo llamadas constantemente.
Ahora, de un amigo, que mejor no os lo cuento, porque, de verdad, que yo pongo un circo y me crecen los enanos.

No voy a decir su nombre, pero él sabe quién es. Le doy mil gracias por tantas y tantas cosas, pero no voy a caer en lo que no quiero, en lo que no siento…
Bueno, pues vamos a hacer un buen viaje por Mykonos (isla a la que no pude ir con Luis, pero que es una maravilla y siempre me quedará esa espinita clavada, la de no habérsela enseñado, para que viera lo preciosísima que es).
Otro viajecito por Malta (que también conozco y que no me chifló, pero reconozco que puede encantar a muchos).
Y Niza y Venecia (la ciudad a la que, desde pequeña quise ir, pero que por circunstancias de la vida, aún no conozco).
Todo esto, nos lo enseña María, la diseñadora de esta marca fresca, clásica y monísima. Ropa de toda la vida, pero con toques actuales. ¡Un bombonazo que nos llega desde Valladolid! Es Vega by Bimbi.

Que, aunque Burgos y Valladolid tengan fama (y a veces con razón) de ser rivales, en lo más básico, somos parecidos.

En Valladolid, si me permitís mi opinión, se viste bien, pero un “pelín cursi”.
Ni color con Burgos, donde se viste muy bien. Más elegante, sin duda. ( siempre hay excepciones)
Y eso que allí vive mi hermana y mi mejor amiga, quiénes lo reconocen igual que yo.
En fin, ya estáis viendo parte de las colecciones tan requetemonas que os decía.

Para este verano tan extraño, nada como algo así. Ponible, monísimo y asequible, que es lo que me estáis preguntando últimamente.
En la colección Niza, los colores marino y blanco , son los protagonistas.
Ya veis el Jesusito de vichy, que es un clásico renovado precioso. No me puede gustar más la ropa normal, pero atractiva, lejos del agobiante rococó de tantos modelos que gustan a algunas.

Este Jesusito es divino para cualquier momento del día. Con alpargatas, zuecos, bailarinas si le quieres dar un toque más arregladito…
Con la capota de paja, la niña no puede ser más de cuento.

Ideal el niño, con su conjunto de vichy en marino y pantalón cortito. Una estampa veraniega de siempre, normal, pero con gusto, fresca, actual ahora y dentro de mucho tiempo.

La ranita, más caprichosa de esta niña, me recuerda a los veraneos eternos del Norte, donde sales por la mañana con botas y chubasquero (de Godofredo, en Santander) y te vas quitando cosas a medida que sale el sol. ¡O no!

El Norte es una incertidumbre total. Tiene un encanto especial para mí, aunque sé que muchísimas preferís asaros y poneros panza arriba y panza abajo todo el día, con un calor insoportable. ¡Qué horror! ¡Adela, nunca cambiarás!

Y no sabéis lo que os perdéis los demás… que si ahora un vinito, porque se ha nublado; que si vamos al malecón a dar un paseo, porque parece que abre…¡cada día es un mundo!

Ideal el blusón cruzado y la braguita blanca, lenceros y divinos. Imprescindible el blanco para el verano. Y si le añades las capotas de paja natural, ya ni te cuento.

¡Qué estilazo, por Dios!

A la del mono, me la comía en dos bocados.
¡Cómo lo presenta María, tal cuál son estas pequeñajas de repipis, con esas gafas que se les antojan y se creen las reinas del mundo!

Está confeccionado en tela Oxford, de algodón blanco, que no puede agradecerse más en pleno verano.

O el vestido o Jesusito lencero, con encaje de bolillos en el bajo y en la pechera, para un día de calorazo, ya me diréis cómo es…

Y el niño, tiene la opción de la camisola de vichy o bien la marino liso con la tapeta de cuadros. ¡Una colección chipén!

No se me olvida el vestido o Jesusito (según la edad) en marino y con los detalles del cuello y bolsillos de cuadros.

No falta detalle alguno y toda la colección es de cuento, y muy lejos de “las payadas recargadas que os fascinan a muchas y yo me quedo muerta del horror”.
Ahora mismo, sólo me iría a Niza y pasando un buen tiempo con dos personas. ¡Qué difícil me lo pongo!

En la colección Malta, los colores vibrantes como el amarillo (impresionante para el verano) y el azulón, lo acaparan todo y no puede dar más gusto ver a los niños con ella.
El vestido o Jesusito de punto smock, es una monería auténtica.
De algodón amarillo y bordado con los nidos azulones, la vida que tiene, es increíble.

Lo tenéis hasta los diez años, porque siempre es mejor alargar el tiempo en el que las niñas pueden ir de niñas y no que se empiecen a disfrazar con horteradas enseguida.
¡No me digáis que no es monísimo! Al igual que el conjunto de blusón azulón cruzado y bombacho amarillo de tres volantes.

De morirse de coquetón y la presentación, con las botas de agua, fetén.
Como a mí, que soy del Norte a rabiar, me parece casi lo normal…

Los niños están, pues eso, de niños monos del Norte de toda la vida.

Y al niño, para qué complicarse con ridiculeces, si pueden ir con camisa azul y bermudas amarillas, a juego de las niñas, que es como más monos están.

No quiero parecer que hablo sentenciando, pero sí que reconozco que ya no miro tanto mis expresiones, que la vida me ha cambiado para todo y que si algo es feo, pues es feoooo y así lo digo si me lo parece.

Ya sabéis eso de que prefiero pedir perdón a quedarme con las ganas…
Pues estoy justo ahí, en esta etapa de mi vida, en la que no me voy a quedar con las ganas de nada. Si quiero algo, pues lo digo, que bastante me callé en el pasado.

Os lo aconsejo. Te llevas berrinches, pero también satisfacciones enormes.

De la colección Mykonos, en turquesa y coral, ya os he dejado fotos al principio y ahora unas pocas más.

Puede ser la más favorecedora, aunque ya sabéis que para gustos…

A mí, me gustan todas.
Ésta es una delicia, la verdad y su vestido turquesa de vichy me transporta a mi infancia ( yo lo tenía en rojo, azul y rosa) y a la de mi hija, mi sobrina…. Son esos vestidos que jamás pasan de moda y que siempre serán ideales. Toda la vida. Lo clásico es lo mejor, no cabe duda.

Tanto el Jesusito de flores con nidos, como el conjunto de faldita asimétrica con la blusita de mangas abullonada y el conjunto del niño me llevan al jardín de mis abuelos, donde mis primos y nosotras lo pasábamos pipa.
Tenemos fotos parecidas a todas éstas y es increíble el tiempo que ha pasado entre unas y otras. Lo que os he dicho…

Las florecitas, el vichy, y estos colores, siempre serán moda y siempre serán preciosos. María, cómo sabes…

No sé por qué, pero me están pareciendo todas las colecciones de niños monos de Suances (Santander), de toda mi infancia. Y por supuesto, las florecitas tipo liberty, también de mis veraneos en San Sebastián con mis primas.

¡Qué recuerdos tan bonitos y qué felices e inocentes éramos! Los palos que después te da la vida estaban muy lejanos en aquella época…
Y de la colección Venecia, la más cortita, pues qué voy a decir…

Que me chifla también, con el tono rosa empolvado estampado de florecitas, delicado, dulce…
El Jesusito es lo más: un mandil

confeccionado en doble gasa rosa estampada, anudado a la espalda y con tirantes regulables.

Es mejor verlo, porque es una maravilla. Hasta los ocho años y yo lo hubiera hecho hasta más…

También de morir, el peto Corazón, en la misma tela. Ya veis cómo está la niña. No puede estar más bonita, la verdad.

Para madres forofas de la moda como yo, este peto no se me hubiera escapado nunca. Con la blusita de plumetti y la capota de paja, parece de revista.
Y hasta para mucho más mayores (no se dice así, pero para que me entendáis), divina la braguita Canesú con la blusa de plumetti. Sencillo y divino a la vez.

Ya veis, que, a pesar de lo hundida y lo floja que estoy, al ver cosas como éstas, me emociono y me sale del tirón todo lo que pienso.
Ante lo bonito, lo normal, el no querer diseñar cosas imposibles e imponibles, me quito el sombrero.
¡Bravo una vez más, María! ¡Lo has bordado!

Os recomiendo cualquiera de las colecciones o incluso varias de ellas, porque además de colosales de bonitas, son, como os he dicho al principio, super asequibles.

¡Y quién sabe lo que nos deparará la vida, en el estado en el que estamos!

Mirad quién me iba a decir a mí, que en lo que llevamos de año, he perdido a mi marido (no lo puedo ni decir) se ha decretado el estado de alarma y me están llamando antiguos amores. ¡Fijaos! Increíble, pero cierto…
Ya os dije y os repito, que, no dentro de mucho tiempo, os escribiré desde algún lugar recóndito y bonito, donde sólo voy a hacer lo que me guste. ¡Sólo! Que ya he sufrido bastante y me ha pasado de todo en la vida.
¿El por qué? ¿Quién lo sabe? Estaba feliz, pero feliz y mirad…
¡Cuidaros mucho, que la vida es ingrata e injusta!

Gracias a quién me está haciendo soportar cada día, cada hora de la vida, desde el veintiuno de febrero.
Ellos saben quiénes son. No hace falta poner nombres. Pero les debo la vida. Tan claro como el agua.
Un beso castellano ( los de verdad)