Hoy, día de lío. Llevo toda la mañana en el teléfono. Entre amigas, marcas y problemas familiares no he hecho nada. Y no me gusta en absoluto porque me rompe la media. Jajaja. ¡Con lo desastre que soy!

Bueno, estoy super contenta con el blog. Me escribe gente y sus palabras es lo mejor para mi ánimo y mi salud. De verdad. Yo escribo lo que me sale.

Mi marido, incluso, dice que soy caótica, que escribo lo que se me pasa por la cabeza sin pensar,  pero es que soy así y ahora no voy a cambiar. Ni quiero.

Bueno, lo que os digo. Ni compra, ni peluquería, ni nada de nada. Como siga así, no voy

a poder ir a FIMI.  Vamos, aunque me tengan que llevar con rulos voy… ¡no me lo pierdo por nada del mundo!

El showroom que estamos preparando,  poco a poco va viendo la luz. Ya veremos al final lo que pasa. Hay mucha gente que va a ir, pero aún no estoy segura de que sea la suficiente. Ya os voy contando. ¡Animáos!

Y metidos en harina, quiero dar las gracias a las chicas a las que dediqué el artículo ayer, por sus palabras de agradecimiento y reconocimiento al esfuerzo que supone hacer un artículo así. Además, fue un auténtico éxito. Miles y miles de mensajes tuve, así que un millón de   gracias a ellas.

Estamos en una época en la que ya se vislumbra todo lo de primavera-verano. Yo aún me niego a escribir de ello. No quiero que me adelanten más la vida, que para eso, me basta y me sobra con mi hija. Además, en breve os contaré cosas de comunión exquisitas.

Hoy vamos a hablar de una marca dulce, de niños, coqueta y deliciosa: Tul Y Pompón. Hace tiempo que os quería contar de ella, pero por una cosa u otra, no llegaba el momento. Además, como os digo siempre, ahora hay rebajas y si os coincide la talla, hacéis la mejor compra en mucho tiempo.

Desde que la conocí, me encantó. De mi estilo totalmente, clásica, con telas primorosas y diseños de niñitos monos. Con la concesión que hacen en las chaquetas y chalecos al pelo de zorro natural, cuestión controvertida, ya que muchos opinan que es una barbaridad que los niños lleven cosas de piel.

Tul y Pompón: es para niños pequeños, como hasta cinco o seis años. Predominan los típicos jesusitos con cuello de volante y, como os he dicho, los chaquetones y chalecos preciosos con pelo natural.

Me super chifla  el Jesusito gris perla. El otro día lo llevaba una niña, combinado todo con azul marino y daba gloria verla. Es

una auténtica monería y para las morenas de piel, único.

De la misma hechura, hay varios: el de cuadritos azules y verdes, precioso:  con el volantito, tanto en el cuello,

como en la braguita. Para combinar con verdes o azules… Y con un chaquetón camel,  ya es el no va más. El rosita, igual de mono. Combinado con grises o granates, la niña va

espectacular. Son dulces como nada.

El azul marino con el vivo en celeste me priva. Éste, para rubias no tiene igual. No sabéis cómo favorece… Lo alegras con los complementos en celeste o incluso en rojo, que queda divino y no veáis el juego que da.

Luego, le pones el abriguito que tienen ideal en marino con capucha, y bailas el rock and roll, jajaja.

Los de vichy los hay en varios colores, tanto en Jesusito, como en vestido. Dulces, discretos y esencialmente, con gusto. Con mucho gusto. He visto a una niñita con el de vichy negro y el abrigo negro a juego con un lazote rojo en el pelo, que daba gloria bendita verla. Y fue en Burgos ¿eh?, que no en Madrid.

El de vichy verde, idéntico. Eso ya, el color que prefieras. Pero con lazo rojo se lo pondría yo. No sabéis cómo favorece. Me encanta la mezcla verde-rojo y el abrigo de mis amores, por supuesto,también está en rojo.

¡Tachánnnn!

El Jesusito de cachemir es colosal. Con la tela, lo tiene todo.

Combinable de muerte con su chaqueta  o abrigo rosa (que el color es espectacular también). Y con visón, ojito… que también queda impresionante. Pero este Jesusito, como son tan pequeñitos aún y es tan dulce… decidido, se lo pondría

con rosa.

El vestido liberty es especialísimo. Otra vez, esta tela divina ilumina el vestido de

forma especial. Tanto con azulón como con rosa, de estremecer. Un bombón.

Las ranitas de niño son monísimas, clásicas, con un no se qué…Mirad este bebote con una escocesa puesta y el gorro de aviador. Preciosote total. Con un chaquetón camel, ya se puede ir orgulloso por la calle con semejante bellezón.

Hay conjuntitos ideales de niño, como uno de bombachos de paño gris y camisa de calaveras casi inapreciables. Lo combinas tanto con grises como con camel y el niño también está guapo de campeonato.

Las prendas de abrigo, como os decía, son las protagonistas absolutas de Tul y Pompón. Tienen una colección de chaquetas, abrigos, chalecos, bufandas y gorros de todo tipo de alucinar en colores. Y nunca mejor dicho porque los tienen en casi

todos. Los gorros tipo bombín con pelo y maxi lazo, son perfectos para las niñas. Están estilosas e ideales. También me encantan los clásicos con el pompón de pelo. Para los niños, el de aviador no tiene igual.

Las bufandas son estilosas y especiales, como todo lo de la marca. Con pelo o sin él.

¿Qué me decís de esta bebota

guapísima con chaleco visón y capucha de pelo? ¿No está divina? Además de guapa, el calorcito que da. Que lo sé de buena tinta. Que yo sé mucho…Tengo muchos pajaritos que me lo cuentan.

O este niño con chaquetón azulón y gorro de pompón. Precioso. Desde luego en los colores no han podido tener más acierto. Han elegido la gama más bonita de cada uno. Porque mira que no hay azules y rosas feos… Pues éstos, señores, son divinos de la muerte.

Estos dos bebés con chaquetones grises y unos vaqueros, con botas, están de comérselos vivos. Ellos, como si tal cosa, pero parecen salidos de una revista. ¡Qué monos por favor!

Os dejo foto del chaleco rosa, y eso que yo soy de otros colores, pero lo veo un rosa tan especial y divino que me he enamorado de él. Me encantaría comprarlo. Y a lo mejor lo hago.  Quién sabe, para una rifa que tengo en mente, sería una maravilla…

Y como soy de Burgos y hago patria por dónde voy (como Julio Iglesias, que me apasiona), esta marca (aparte de en muchísimos sitios, claro),  la venden en La Provenza, sin duda la tienda más bonita de decoración y de ropita de todo Burgos. Mónica, su dueña tiene un gusto exquisito y si entras en la tienda, ya no puedes salir, te quedas atrapado. De verdad.  Un beso Mónica.

Y como os he dicho antes, aprovechad que se ha quedado todo con unos precios fenomenales.

Un beso de lana merina (que todavía no se ha acabado el invierno).