
Bueno, pues como siempre, voy con retraso. No sé qué me pasa, que no me dan de sí los días para nada.
¿No es increíble que ya estemos casi en junio? ¡Madre mía! Si las comuniones ya se están terminando… ¡Pasa la vida, pasa la vi-i-daaaa!
En fin, menos mal que las vacaciones ya las tenemos reservadas, porque ayer, comimos con unos amigos que aún no lo han hecho y han dicho que poquito les va a quedar.

Lo único bueno es que les da igual las fechas, así que siempre acaban encontrando cosas.

Pero vamos, que dentro de poco, ya estamos tomando el turrón… jajaja.
Todo el año esperando al verano, para que, encima, climatológicamente hablando, aún no haya hecho calor (a Dios gracias, ahora que no me oye nadie).
Las Comuniones de este fin de semana, para mi gusto, de tiempo, estupendas, ya que no ha llovido en las horas fundamentales, y no hacía calor.

Era una temperatura muy agradable, que a mí son las que me gustan.

Almudena se examina mañana del práctico de conducir y estoy más nerviosa yo que ella, ya que si no aprueba, retrasa su viaje a Irlanda y está muy ilusionada.

Pero dice que no ha estado pagando tanto, para ahora marcharse sin aprobar y que a la vuelta, se le haya olvidado todo.

¡Qué miedo me da! Sobre todo, porque es un puro nervio y no sé qué pasará. ¡Siempre con algo por lo que preocuparme en la cabeza! Y más que nada, porque veo que ella sufre.
Bueno, sí, ya voy con el tema y son las arras de nuevo, que las que tenéis boda a la que llevar niños, o las propias las novias, ya estáis nerviosas.
Es lo que dejan para el final y claro, así estamos.

Una boda conlleva un montón de preparativos y entre que se ponen de acuerdo las madres (lógicamente, no todas tienen el mismo gusto) y que la novia, cuando se quiere dar cuenta, quiere que vayan como ángeles… no sabéis los líos que se producen en las familias. ¡Madre mía, que yo lo he vivido!

Hoy os hablo de “El Taller de la Abuela”, de la que ya os he hablado en más ocasiones para otras cosas. Se puede decir que es marca y tienda a la vez, ya que todo lo confeccionan ellos y ya llevan doce años. Tienen tienda en la calle Ayala de Madrid y en San Lorenzo de El Escorial, pero confeccionan los trajes de arras por talla o a medida, si es que no puedes venir a ninguna de las tiendas.
A mí me encanta, porque tú eliges, pero te permiten realizar modificaciones sobre cualquiera de los modelos: tejidos, colores, largos, mangas, escotes, detalles, etc. Así, queda todo a tu gusto. Lo encargas y te lo envían donde quieras. Facilísimo.

Así que, todas tranquilas, que aunque en las tiendas no queden tallas, aquí no hay problema, ya que os lo confeccionan y todo llega a punto.
Os enseño un poco los modelos que tienen, para que podáis ver si alguno os encaja. Ya sabéis que las bandas, colores, largos, pueden variar como queráis.

Uno que no falla y que, realmente, es precioso y súper lucido es éste, el modelo de tul y lino, que aquí lo veis en gris perla.
La niña parece una princesita de cuentos y con corona de flores, la veo sensacional.
El volumen que aporta la falda, hace que sea un vestido muy arreglado y que un cortejo con niñas así, no falle nunca.


Todo el cuerpo de lino crudo con las mangas de tul, al igual que la falda, hace que sea un vestido vistosísimo y elegante. Realmente estarán ideales. ¡Combinad bien el calzado! Aquí, unas bailarinas sencillas, no os liéis con zapatos recargados, que no lo necesita el vestido.

También puede quedar monísimo con coronitas de flores más pequeñas. Todo, según el toque más o menos pomposo que le quieras dar a la boda.

Otro modelo, que será bonito y apropiado toda la vida, es el vestido de plumetti con la espalda en uve, bien sea con la banda azul, verde o rosa.

Son clásicos, dulces y según los complementos, serán unas niñas de diez. Con unas cestitas y coronitas o capotas si son pequeñas, no hay nada más bonito.
Ya veis qué monísima es la espalda y las manguitas con el entredós con lacitos pequeños y la lazadota grande atada por detrás. ¡Requetemonas!

Tanto el de banda verde, como el de banda azul… Es que el plumetti es mágico para verano. Linos, piqués, plumettis y tules, todo en su justa medida, forman un conjunto perfecto.
Otro con la falda de tul (a las niñas mayorcitas les pirra), es el modelo Azahar, con corte bajo el pecho en rosa con brillo. La falda va fruncida en tul rosa.

Lo mismo: con coronitas o lazos y unos zapatos adecuados, y no los que lleva, estarán formidables.
Otro precioso es el Valeria, sin mangas para pleno verano, con el cuerpo blanco roto y falda rosa con tul de bodoques. El fajín a tono.
Con coronas de flores en rosas y bailarinas o alpargatas a juego, sensacionales damitas. Los complementos son importantísimos. Acordáos de que pueden arruinar el más bonito de los conjuntos.

Uno de mis favoritos y el que sé que ha comprado Beatriz a su niña, es el vestido Paola, divino, con el cuerpo en blanco roto, de manga francesa rematado por una puntillita y falda en verde agua y tul a juego. ¡Me chifla el
tono de este verde!
La espalda, de escote en pico, colosal y fajín a tono, hace que sea una niña cándida, perfecta para un día tan especial.

Los zapatos, como le decía a Beatriz, yo no se los pondría en verde, ya que es dificilísimo encontrar el mismo tono y no hay nada más feo que dos verdes diferentes.

Así que le he dicho que le yo pondría bailarinas monas en crudo, que las hay divinas. También la propia marca tiene unas alpargatas a juego. A mí me parece un poco recargado, pero eso ya va en gustos.

Perfecto también, el vestido de tul y seda, en rosa. ¡Qué bonito queda el rosa en los cortejos nupciales!
Es de seda en tonos rosas con capa de tul de bodoque blanco encima.

Las coronitas a juego para este vestido las vende la propia tienda, si os gustan.
Es un vestido romanticón total. Y también vistosísimo, muy alegre y dulce.
¿Qué os va pareciendo a las novias que lloráis por los rincones estos días?
Yo os entiendo, no sabéis cómo. Pero todo se arregla al final, segurísimo.
Para niñas que no son muy pequeñas, me chifla el vestido de talle bajo de seda.

Bien en rosa, como éste, que es una monería, con lazote en el talle y puntillas antiguas en el cuerpo y bajo o bien en verde, igual de bonito, según pegue más para la boda el uno o el otro.
Los zapatos jamás se los

pondría blancos, ya sabéis. ¡Me espantan los zapatos blancos!

Y mucho menos, pantys en blanco. Por favor… No tenéis nada más que ver esta monería de vestidos, espectaculares para arras, como el de tul y piqué, con el cuerpo de piqué en blanco y falda rosa con tul rosa encima a tono.

Ideal, pero ¿qué ven mis ojos? ¡Pantys y zapatos blancos! Aquí, para mi gusto, se han columpiado, porque una niña sin medias, con las piernecitas morenas y unas bailarinas rosas cambia todo el conjunto y estaría soberbia.

Es lo que os decía de los complementos. ¡Ayyy, madre mía! ¡Tened cuidado, por favor!
Un vestido bombón se puede convertir en un fracaso por culpa de ellos.

Y lo mismito ocurre con el idéntico modelo, pero en verde agua. Los vestidos, divinos, pero craso error en medias y bailarinas. ¡Hay que rizar el rizo para una boda! Y no se puede permitir que las niñas vayan con esas medias…

Con esta advertencia, que puede destrozar todo, os dejo, aconsejándoos que confiéis en «El Taller de la Abuela». Buenos materiales, diseños monísimos y muy buenos precios.
Las novias que aún no tienen preparados a los niños, que no desesperen. ¡Hablaré más en otro artículo de las arras, que nos están quitando la vida!
Es la época y todas las novias están con los nervios a flor de piel. ¡Qué bonito es el amor!
Un beso con las piernas morenas.
Precioso todo lo que pones¡ Por cierto yo de Cantabria.
Hola Teresa, encantada. Muchas gracias y eres una privilegiada, porque seas del sitio que seas, toda Cantabria es una maravilla. Mi segunda tierra…