
Parece que este tiempo me hubiera dado un mazazo en la cabeza. Tengo los sesos reblandecidos y hasta mañana, no abren la piscina. El calor es infernal, fuego puro.
Cuando volvía a casa, estaba mareada y no hay nadie que lo pueda soportar. ¡Y mañana subiendo! Pues, porque me voy a Galicia dentro de poco, que si no, ya le he dicho a mi marido que, emigro…

Esto no es sano para nadie. Me da igual las que sois amantes del calor y del sol. Hasta mi pobre Tess no ha querido ni correr, ni nada. Saca la lengua y jadea. Como es más lista que el hambre, está deseando que llegue yo para que la meta en mi habitación, debajo del aire acondicionado…

En fin, ya veis que sigo diciendo el pronóstico del tiempo. Y eso que no era mi intención, pero las circunstancias obligan.

Bueno, como en muchos de mis artículos hago referencia a la «clase”, al “ tener clase”, muchas me preguntáis que qué es lo que considero yo tener clase…

¡Bufff! Cada día me hacéis un examen. En fin, voy a intentar responderos, aunque no es fácil.
Digamos que con la clase se nace y no es por el dinero (ni muchísimo menos), ni por haber estudiado en los mejores colegios ni nada de eso.

Digamos que es un don bastante enigmático que la naturaleza otorga a determinadas personas…

Una secreta seducción, manera de comportarse, de estar, de escuchar, de sonreír, de guardar silencio, de sentarse…

Es una forma de ser, en el que por supuesto, también interviene la moda. Por eso hablo de ella. Un sentido de la moda siempre es necesario para tener clase.

Por supuesto, la gente con clase, siempre sabe mantenerse en un segundo plano, discretamente, desprendiendo su halo mágico. En adultos, no hace falta llevar un gran escote ni una súper minifalda. Más bien, lo contrario.

Se puede ser sensual de mil maneras mejor que con esas armas tan vulgares.

No hay nada más atractivo que una mujer que proyecte confianza en su cuerpo con un look balanceado y que deje lugar a la imaginación…

Los modales (fundamental), un poco de misterio, sutileza, moderación… En fin, la clase la puedes encontrar en cualquier sitio: desde un agricultor hasta una persona de la más alta sociedad. Es todo lo contrario a la chabacanería y a la vulgaridad.

Cuando alguien no puede explicar claramente cómo eres, generalmente es que tienes clase, porque como os digo, es muy difícil de definir, pero muy fácil de detectar.
La falta de clase, por desgracia, abunda.
Y hoy os hablo de la marca “Sainte Claire”, porque no se me ha ocurrido otra mejor en la que se puede ver e intuir la clase. La ropa no da la clase, hemos dicho, pero ayuda. Y está claro que un determinado estilo de ropa ayuda muchísimo más que otro, más engolado, más adornado, que llame mucho la atención.

En esta marca, de líneas sencillas, con gusto delicioso y diseños simples, he visto el ejemplo perfecto para intentar demostraros la clase en los niños… Y eso que ya sabéis que dos y dos no son cuatro siempre.

Como veis, estas niñas (sobre todo las rubitas mayorcitas), digamos que tienen clase. Pero tienen clase ellas, no la ropa. ¿Me explico?
Lo que pasa es que para que una niña que ya de por sí, sea fina, con modales exquisitos, que llame la atención por algo etc… pues esta ropa, nada rococó y llena de detalles ideales pero con una sencillez pasmosa, ayuda. Ayuda y mucho.

Muchas diréis que no veis nada del otro mundo… ¡Ahí está una de las claves!

No hay que llevar nada que llame la atención en exceso para tener clase, al revés. Te tienen que recordar a ti, a lo mona que iba la niña, no a la ropa.

Pero todo en conjunto, es fundamental. Sencillamente este peto vaquero con camisa ideal, le dan un clasón a esta niña fuera de lo normal…
La manera de llevarlo, su actitud y el estilo de la ropa, tan poco ordinaria y vulgar hacen lo demás.

Lo mismo que éste otro de algodón gris. Llevarlo con seguridad, sin necesidad de llamar la atención por la ropa en sí, es lo que te da la clase.

Por supuesto, no todo el mundo que se ponga estos monos tendrá clase, estaría bueno…
Este vestido abombado blanco con banda de terciopelo, no puede ser más sencillo e ideal. Perfecto para cualquier evento, da juego a que tú lo completes con maravillas, sin excederse… ¡Una niña con clasón veo yo!

O este otro de lino tostado, con volantes sutiles y fajín de terciopelo… ¿Cómo la veis? A mi me queda muy claro.

Hasta el sencillísimo vestido con delantal de lino, no puede ser más bárbaro.
Yo le pondría una coronita de paniculata y bailarinas crudas o tostadas y punto. Una niña deliciosa… También con coronita de florecitas rosas pálidas y alpargatas a juego… ¡Mil combinaciones posibles!

En bebés, hay que tener bastante clase para ponerle este conjunto de lino gris… ¡Pero sin duda! Si no, corres el riesgo de que la pobre vaya un poco disfrazada o de la posguerra…

Pero si la madre sabe y se tiene lo que hay que tener, te puedes derretir de verla así vestida.
Monísima y más fácil, esta niña con vestido blanco con lazote y capota con volantitos arrepujados.

Otro vestido que yo diría que es muy difícil que la niña que se lo ponga, no desprenda algo parecido a la clase: el del baberote que veis aquí. Escote cerrado, buen gusto, sobriedad…

¡Me chiflaaa! Una niña muy alejada de las niñas-princesa y recargadas.
El vestido de volantes blanco, otra maravilla que hay que saber llevar. No tiene nada especial que no tengan otras marcas, pero aquí interviene la niña. Es un vestido precioso, pero ponédselo a una niña sin gracia y con sandalias blancas, y será la vulgaridad personificada.

Preciosísimo, y de nuevo, desprendiendo magia, el vestido de tul bordado. Como la niña de un anuncio… Si lo complementáis bien, es difícil que la niña vaya mal, aunque de todo he visto ya…

Maravillosos e inentendibles por algunas, los vestidos largos de lino, como para llevar las Arras. Me parecen superiores, divinos, sencillos…

No necesitan nada más que una coronita o flor mona en el pelo y unas bailarinas sencillas… A partir de los cuatro años, pueden ir increíbles y diferentes con ellos.
El Ivory, en blanco, fijaos el juego que da… Hasta con una banda ancha en nude o rosa, bailarinas rosas y coronita o media capota de rafia, la niña más bonita del mundo… “Sainte Claire” te da la materia prima y de lo demás, se encarga tu imaginación y creatividad.

Sensacional también el azul grisáceo que por ejemplo, yo combinaría con rafia camel o con rosa pálido…¡Probad y veréis! Ideales y originales como nada.

Para niños y para vestir, no me repito más, porque os lo he dicho mil veces… Americana marino, camisa azul y pantalón beige… Nada como eso. ¿Que es lo de siempre? ¿Pero qué queréis, almas de Dios? ¿Ponerles disfraces para no llevarlos siempre igual?

Eso es no tener clase…
De sport, ideales con el jersey de rayas de cashemere y las bermudas en beige. No puede estar más estiloso.

Blusones llenos de encanto, con shorts de lino para ellas…
Piensas: Y ¿qué tienen de especial? Pues os dejo meditarlo, porque precisamente eso es lo que os he intentado explicar. No tienen que tener nada especial, aunque para mi gusto, sí lo tienen.

Simplemente, las ves por la calle y las miras. ¿Os parece poco? Y no mirarlas de penita que me dan muchas…

Vestidos con escote cerrado, simples, incluso demasiado simples o demasiado sosos para algunas… ¡Ayyy, Dios mío!

Y en ropa de baño, más de lo mismo. No me repito. No son de mil colores, ni llaman la atención por sus adornos y originalidad de puntillas.

La llaman por otra cosa… Ya veis estos en amarillo tirando a mostaza que llevan la niña y el niño. Pues a mí se me van los ojos, qué queréis que os diga…

Al igual que los otros, en colores pálidos, bien rosa, bien azul, con los detalles al revés y tirantes amarillos… Una delicia de bañadores y de niña…

El bikini, porque lo lleva esta niña, que si no, efectivamente, no me gusta, pero no me gusta, porque a estas edades no me gusta ningún bikini. Prefiero traje de baño entero, están mucho más elegantes y con “más clase”.

Pero mirad que top de baño tan ideal para poner encima… La cosa cambia. Aunque claro, la niña no va a estar con ello puesto en la playa. Pero, ¿y qué? Me encanta.
Y no os perdáis el bañador lila tirando a morado con pantaloncito que os he dejado por arriba… Varias temporadas con él y no me canso de mirarlo. Los que tuvo así Almudena…



Una niña para una revista, desde luego. No a todas les va, claro. Esto, tenedlo siempre muy en cuenta.
En fin, no sé si he dejado algo claro o por el contrario, os he liado aún más… Yo lo intento. Otra cosa es que lo consiga.
Sin ninguna duda, “Sainte Claire” no hace milagros, pero ayuda.
La ropa ayuda, claro que ayuda. Y a veces, bastante.
Un beso llamando la atención (no sólo por la ropa)
Me gusta este estilo tan sencillo pero que dice mucho. Aunq les guste más a las madres que a los niños…
También me decanto por los bañadores y sobre todo para las madres…pero parece que los bikinis son los que triunfan tb entre las màs mayores…sin complejos
Efectivamente, es más para las madres, ya que los niños a ciertas edades no deberían decidir… Pero a muchísimas les gusta más lo repolludo y lleno de encajes…. Por eso lo escribo, porque me preguntan y ya no sé ni cómo contestar si no es con ejemplos. ¡Mil gracias!
Hola,
Primero decirte que ME ENCANTA tu blog, lo que dices, lo que pones, todo !!!
Me das una dosis de optimismo cada vez que te leo y eso que mi «niño» pequeño tiene ya 24 años 😉 pero me encanta ver la ropa que eliges.
Un beso de mariposa y no dejes de brillar.
Carmen