
Otro día más de este odioso año. Otro día achicharrante, que me recuerda que sigo sola y que sola estaré toda la vida.

A todo esto, se añaden una serie de cosas que me han ido pasando estos días y que van a terminar conmigo del todo.

Nunca las desgracias vienen solas. Siempre me ha encantado el refranero español. Casi siempre da en el clavo.

Además, no son cosas nimias ni tontas. Son cosas que duelen en el alma, en lo más profundo del alma.

No sé cómo me voy a enfrentar a todo. No estoy con muchas fuerzas, pero a veces, tengo tanto dolor y tanta rabia, que me salen sin querer (las fuerzas, digo).
Mi vida ahora mismo está totalmente patas arriba. Es un puro interrogante, un interrogante enorme en todos los sentidos.

Hijos, trabajo, ciudad en la que vivir… Tengo de todo y para todos.

A estas cosas tremendas que os digo, se unen otras no tan importantes, pero que también duelen.

Es decir, éste, sin ningún tipo de duda, es mi año. Si logro superarlo, habré hecho una heroicidad para mí. Y no sé si seré capaz.

Como siempre os digo, el tiempo, será el encargado de demostrarlo. Estos días, sigo arreglando papeles y sigo sola.

Hasta Tess hoy estaba tristísima y estoy preocupada por ella. Nunca se había comportado como hoy.

Espero, que si puedo irme de Madrid y cambiar de paisaje, de potaje y de personaje, todo lo vea un poco mejor, no lo sé. Ya no sé nada.

Hablo mucho con Luis. Hoy llevo hablando todo el día.

Si viera el desastre en el que se ha convertido mi vida y a todo el mundo que ha dejado tan herido, se moriría de pena.

No paro de escuchar la canción “Humo”, de Jarabe de Palo, tristísima. Nos encantaba.
Espero que nos esté viendo y nos eche una mano. Sólo con un poquito de su ayuda, a mí me bastaría.
Y luego tengo que escuchar que gente a la que quiero me diga que el amor es una mentira….

Como sé que lo leerá, le digo que no puede estar más equivocado. Que es una de las verdades más grandes de este mundo, si es amor de verdad, claro.

Recuerdo frases de Frida Kalho, que también viene muy bien al caso, porque creía en el amor y tuvo una vida apasionada y llena de desasosiego. Fue desgraciada, después super feliz… Fue un tiovivo de

emociones.
Y recuerdo sus palabras: “Mereces un amor que te quiera despeinada, con todo, con las razones que te levantan deprisa, con todo. Con los demonios que no te dejan dormir.

Mereces un amor que te haga sentir segura, que pueda comerse el mundo si camina de tu mano, que sienta que tus abrazos van perfectos con su piel.
Mereces un amor que quiera bailar contigo, que visite el paraíso cada vez que mira tus ojos, y que nunca se aburra de leer tus expresiones.

Mereces un amor que te escuche cuando cantas, que te apoye en tus ridículos, que respete que eres libre, que te acompañe en su vuelo, que no le asuste caer.
Mereces un amor que se lleve las mentiras, que te traiga la ilusión, el café y la poesía”.
Bonito ¿no? Pues todo eso y mucho más ya lo he tenido y lo he perdido.

Así que no me venga nadie diciendo que el amor es una mentira y que por amor no hay que sufrir, porque no estoy de acuerdo en absoluto. Es inevitable no sufrir, totalmente inevitable.
Vaya, ya veis que sigo bien. Pero de nuevo, me sale del tirón.
Todos estos días horrorosos de calor y de problemas han sido menos duros, porque Miguel me ha estado ayudando en todo y cuando estás a gusto con alguien, todo se hace menos duro.

No sé qué sería ahora de mí si no fuera por él. Lo que es la vida… También lo he estado hablando con Luis.

En fin, paro, porque diréis que escriba un blog de filosofía, en vez de moda, pero como es verano y creo que no me leerá mucha gente, salvo la que vaya ahora de rebajas, pues me explayo como me apetece, la verdad.
La marca de la que os hablo hoy tiene cosas monísimas desde bebé hasta los doce años. No son prendas armadas ni muy arregladas. Es ropa mona y fresca, para pasar un verano. No es de esas cosas que si se manchan, te amargan el día. Tienen mucho gusto y buenos precios: Levantelier.

Vestidos coquetos de bambula, camisas, petos, casacas para los niños y unas capitas y mañanitas que me pirran por si le diera por soplar al viento.

Os dejo una selección y en su página web, podéis ver lo que les queda y comprarlo, porque ya os digo, que merece la pena.
A pesar del momento por el que estoy pasando, ver la ropa de los niños, siempre me gusta, siempre.

Con la selección que os he hecho, podéis llevarlos a todos perfectamente coordinados y monísimos.

Además, en este año tan espantoso y raro para todos, es bueno ver algo bonito de vez en cuando y pensar que la vida sigue como si nada hubiera pasado.

Sin embargo, la realidad es otra. He estado viendo en las Noticias cómo había gente esperando horas y horas esta mañana para poder ir a la playa.
¡Que no me busque nadie en una de esas playas, que jamás me encontrará! Era en Jávea, concretamente.

Vamosssss, es que hay que estar muy necesitado para aguantar esas colas inmensas, ese calorazo…
No es para mí. Y punto. El calor os lo regalo entero.
Y por otro lado, los rebrotes que está habiendo en varias zonas.

Ya da miedo, como en Ordicia, que se han contagiado muchos y el mayor tenía treinta y tres años. ¡Para darles una bofetada!

No respetaron distancias, no llevaban mascarilla, todos apiñados en un pub… No tenemos remedio y mucho me temo, que esta pandemia sólo acaba de empezar. Para qué voy a ser optimista en algo…

Como ya os he dicho, espero y deseo poder irme y a ver si vuelvo con una visión más bonita de la vida, aunque va a ser muy difícil. Tengo amigos que me apoyan en todo, pero a los que temo estar dándoles demasiado el rollo.
Me quedo fatal cuando están

conmigo, me aguantan, me escuchan todos mis males… Sí, para eso están los amigos, pero con algunos me paso.
Como le dije a Miguel, le voy a poner un piso en Alcalá (en Burgos, se dice en El Espolón), pero como es un bohemio, artista y no le interesa mucho lo material, ni ya tampoco los amores, prefiere una moto.

Jajaja, sé que lo leerá, pero yo le compraría lo que quisiera. De verdad.
Me encanta verle tocar la guitarra, oírle cantar y recordar viejos tiempos… A veces, se me pone un nudo en el estómago de aquellos años en los que éramos apenas unos adolescentes… Y, además, siempre me hace reír, aunque esté requetemal.

Nunca os alejéis de alguien que os haga reír así.
Pero no podemos ser más diferentes. A lo mejor es lo bueno, no sé. En algunas cosas, me gustaría que fuera más tradicional y desde luego, le haré explicarme bien (se explica fatal) el por qué dice que el amor es una mentira.

Siento haber seguido hablando de mi estado de ánimo, de mi año tan espantoso y terrible y de mí, pero no lo puedo evitar.

Si vuelvo a hablar y a explicar la moda, volveré a las andadas.
Espero poder hacerlo, porque sé que Luis me estará animando (ya estoy llorando) y gritando que yo puedo.
No quiero pensar más en lo injusta que ha sido la vida con nosotros.
Un beso acaloradísimo