
Bueno, pues hoy con más prisas que nunca y acelerada totalmente. Otro día sin parar. Los mensajes, los preparativos de mañana, los niños, todo…
Pero voy a intentar dejaros algo que preocupa a muchas madres y así me lo han transmitido varias veces y desde muchos sitios.

Es referente a las Comuniones. Me dicen que su niña va a llevar el vestido de cuándo ellas eran pequeñas, vestidos antiguos, que muchos son ideales, pero a lo mejor un poco pasados de moda…

Otras me dicen que enseño maravillas, pero que no se pueden permitir gastar eso en un vestido de Comunión; que no tienen presupuesto. Les es imposible.
Me han pedido ideas para que sus niñas vayan monísimas, sin gastarse un dineral.

Unas, porque el vestido es muy soso y se lo han prestado, otras, porque está pasado de moda y otras, porque no pueden. El caso es que no podía consentir no daros al menos alguna idea.
Está claro, como os he dicho miles de veces que el dinero no da el buen gusto. Pero lo cierto es que, si ya lo tienes, sí que ayuda.
Lo que no impide en absoluto que una niña vaya divina con poco dinero.

¡Anda, que no habré visto yo a niñas con vestidos prestados, pero con un gusto exquisito y al revés!
Generalmente y por desgracia, abunda el mal gusto, los recargamientos y todo tipo de vuelos innecesarios y vestidos que más que de Comunión, son de boda.
Pero, bueno… Vamos a lo que os he dicho, a ver si os puedo echar una mano. A veces, la maravilla de los complementos (ahora los hay divinos) hacen que el vestido sea otro.
Lo transforman por completo, con lo cual, con un poco de maña y de gusto, se arregla todo.

«Quesenote» y «Olivia´s» nos van a ayudar en esta tarea, de una manera deliciosa. La primera con sus coronas, tiaras, cinturones, mandiles, etc y la segunda, con sus primorosas alpargatas, lo que hará que el día de La Primera Comunión, sea inolvidable y brillen más incluso que cualquier otra niña. Las dos, de las mejores en lo suyo, tienen unos complementos tan exquisitos, que ningún vestido por deslumbrante que sea, les hará sombra.

Empiezo con “Quesenote”, que ha sacado una colección soberbia, como es lo normal en ella. En colores preciosos, los complementos son a veces exagerados, pero sin desentonar lo más mínimo porque lo contrarresta con la delicadeza con la que están hechos, los tonos, su buen gusto; con todo.

Es más, para algunos vestidos carísimos de esos que decís y que yo he enseñado, no pegan en absoluto, ya que muchos ya los llevan incorporados (cinturones, sobrefaldas, bordados) y si se los pusieran, parecerían una vaca en ferias.

Precisamente los veo idílicos para vestidos sencillos, para darles este toque que justamente necesitan.
Tienen maravillas y sólo tendríais que elegir lo que más le va a vuestro vestido. Cualquiera de ellos es divino, no hay error posible.

De nuevo Mamen se ha superado a sí misma y nos presenta una colección llena de matices, de gusto, de atrevimiento encantador en algunos casos.
Pura delicatessen todo, puro equilibrio.
Os voy enseñando: La Tiara Ayala, con flores grandes, pero sólo dos, de colores empolvados, suaves, que van a la perfección con un vestido marfil, por ejemplo.

Bien con melena (yo se la pondría más corta) o en un recogido, queda de impresión.
No busquéis flores baratas, de plástico, que van a hacer que todo sea mucho más feo. Con esta preciosa tiara, el peinado lo tenéis solucionado.

También tiene cinturón a juego, como veis aquí.
De los mismos tonos que la tiara y esta vez, de exquisitas flores pequeñas colocadas estratégicamente, de donde sale una puntillita como cordón. No me digáis que no es una maravilla…
Si el vestido ya tiene una pechera bonita, elegidlo pequeño, como éste, para dar más importancia a la pechera, pero rematado por esta monería, hecha con tantísimo gusto.

Si el vestido es sencillo por arriba, nada como ponerle un buen cinturón bonito que acapare todas las miradas.
Buen ejemplo es el cinturón Florencia, en tul de plumetti rosa antiguo, con esa florota divina en el centro. ¿Veis cómo puede quedar? De auténtico lujo, no así cualquier cosa.

Otra opción es el cinturón Mencía, con una especie de hortensias grandes que me quita la vida de lo que me gusta. También con tul de plumetti beige, todo a juego, super dulce e impresionante a la vez.
Me chiflan los complementos grandes para cosas básicas en mi ropa y lo mismo para todo. Lo que no se puede es llevar un vestido llenito de adornos, con mil vuelos y tejidos y además, ponerte todos estos complementos. ¿Está claro, no?

Eso, creo yo que lo verá cualquiera. Creo yo.

Chiflante también el fajín Rosaura, de nuevo en ese rosa tan bárbaro.

Tal cuál lo lleva la niña, va de lujo. Así que no necesitáis nada más que un jersey de punto mono y una falda de tul (cualquier modista os la puede hacer) hecha con gusto para que además, seas la reina del día. Un vestido original, bohemio, delicioso.

Enamorada del todo me tiene la capota Fabiola. No es una capota al uso. Es este delicioso tocado, que efectivamente simula una capota con flores impecablemente colocadas, de las que salen las tiras de encaje rosas. ¡Madre mía, que joya!
Una de las que yo elegiría, sin lugar a dudas. Romántica, original, tan lejos de la clásica coronita de flores… ¡Suspiro por ella! Otra perfecta para un vestido que no tenga mucho adorno.

La corona Julieta, más de lo mismo. Es que no me pueden gustar más estos tocados. Son tan reales, tan exquisitamente hechos y tan favorecedoras, que casi no necesitáis vestido. Lo que os decía, con cualquier monada en beige y estos complementos, das el campanazo.

Tanto con el vestido, tanto con el vestido…¡Imaginación al poder! Para eso, mi madre es una artista. En el hotel donde veraneábamos siempre, en Suances, se hacía una fiesta de disfraces cada año.

Un día tocaba de Hawaianas, otro de bañistas antiguas, otro de indias, etc…
No sé de dónde sacaba las cosas ni cómo se las apañaba, pero mi hermana y yo siempre ganábamos los premios. Y es que, las cosas puestas con gusto, hacen mucho más que un traje carísimo comprado. No lo dudéis.

También queda impresionante llevar una flor grande o dos, en la cintura, sin más. Un vestido que no tenga mucho vuelo o que esté pasadito resucita de inmediato con ellas.
Mirad las flores Gadea. Os dan una idea de lo que digo. Una es con dos flores, topo y fresa, más subido el tono. Todo, como os digo, depende del vestido. Si lo admite, yo pondría dos.

Otros tonos son estos, en topo y rosa, más suaves. Grandes, perfectas, sublimes. ¡Qué bonitas son!
Si no os gusta mucho adorno, también podéis poner sólo una, como ésta, rosa, también la flor Gadea, que queda elegante y perfecta. ¿Cómo lo veis? ¿Os está gustando?

Desde luego, tanto el fotógrafo, Jesús Hernández, como los deliciosos vestidos de la marca “Larrana”, favorecen un montón todo lo que os estoy enseñando. Los colores de los vestidos, idóneos con los complementos.
Pues de eso se trata, pero de que lo hagáis vosotras con el vuestro.
La corona Mencía nude, grandota y divina. No la veáis exagerada, porque no lo es.
Lo sería si fuera fea, pero con lo deslumbrante que es, cuanto más se vea, mejor. Si el vestido es muy muy sencillo, perfecta con el cinturón Mencía que os he enseñado antes. ¡Y ya lo tenéis listo!


Otra idea encantadora para un vestido muy suelto, tipo túnica o que no tenga mucha gracia, son los collares , como el Minerva, que casi no puedo ni describir, pero se parece a alguno que tengo yo, para camisetas lisas.

Divinísimo, con flecos dorados y esas flores mágicas en crudo y beige. ¡Le da la vuelta al vestido por completo! Cómo me puede apasionar tanto. Es más, yo elegiría un vestido sencillo, aunque sea comprándolo, para ponerle estas maravillas.
Uno que tenga una puntilla o jaretas pero que sea sencillo, también lo admite y como os digo, impresionarás a todo el mundo. No es para menos. ¡Estilazo en estado puro!

Eso sí, la niña tiene que querer y tener un poco de gracia, ya que me imagino que no estará acostumbrada a llevar estas cosas. Pero tampoco ciertos vestidos con los que casi no pueden andar…
Con los flecos en verde, también impresionante. Fijaos que no desentona ni llama la atención por grande, al menos a mí me lo parece. Son tan elegantes y tan bien coordinados los colores, que todo se vuelve a inventar…

Por no hablar del cinturón Minerva, con los mismos flecos y que queda de desmayo. Incluso con mangas tan bonitas como las que lleva esta niña, le va como anillo al dedo, porque la tela es lisa, o aunque tenga alguna puntilla o adorno pequeño, vale igual. ¡Oh lá lá! ¿Dónde va esa belleza?

La corona Leonor, más colorida, siempre dentro de lo exquisito, da el protagonismo a los laterales de la cabeza, llenándolos de flores unidas por un cordón sencillo en la frente. ¡También extraordinario!
Para un vestido beige o blanco sin mucho que decir, espléndida de nuevo. Le da vida de inmediato. Todo el protagonismo se vuelve a la cabeza.
Yo no les pondría el pelo tan largo, pero bueno, eso ya, son cosas mías.

Me imagino a la niña con esta corona y alpargatas a juego y lo de menos es el vestido, creédme. Irá reluciente y con un gusto de rabiar.

¿Y qué os parece la idea de los delantalitos? Más monería no pueden ser. Imaginaos un vestido lánguido, sin gracia… Ahora, ponédle este mandil maravilloso y mirad el resultado.

Yo veo a una niña así y la paro sin remedio. ¡No hay nada más bonito que la sencillez y la originalidad! Y si ya van juntas, es la bomba.¡Un cañón!
¡Qué delicadeza y cómo están hechos! ¡Qué tono tan impresionante! Yo la llevaba así tal cual va esta niña, también con el cesto y las flores, jajaja. Lo digo de verdad.
O al menos, con un ramillete de flores en la mano, me encanta. Más que con limosneras y esas cursiladas, con perdón.

Pegan perfectamente estos mandiles con blanco o con beige y ya comprobáis cómo también pueden tener unas mangas divinas, que sigue pegando a las mil maravillas.
Mamen, ¡Qué delicias! A mí se me pasó la época, que si no, ya estaba todo Burgos detrás, jajaja. Que me lo sé…
Bueno, que me lío y quiero enseñaros un poco las alpargatas de Silvia, que así se llama la artista.

Sus «Olivia´s» son otra delicia y otro ejemplo que os pongo, para vestidos que ya tengáis o para las que simplemente os gusten y peguen con los que compréis.

Hay para todos los gustos y más que le podéis encargar con tiempo.

Estas de tul de plumetti en rosa y con adornos blancos en crochet, superiores. Cada vez me gustan más las niñas de Comunión con alpargatas. Más sencillas, menos dorados y brillos, más bohemias y naturales…Me encantan.

O estas otras marfil, también de tul de plumetti bordado además… Parecen de cuento. Me priva cómo sale el encaje por encima del

empeine y los lazos de tul. Preciosísimas.
Monísmas y románticas las alpargatas Tula, en blanco, de plumetti, con puntilla y flores en blanco y rosa.
Con banda rosa en el vestido y un bonito tocado rosa, perfecta.

Las Brita son un puro encaje.
Divinas, si llevas un vestido sencillo. Yo, sigo a lo mío.
Cada vez odio más esos vestidos llenitos de encajes y con tanto vuelo.
¿Qué se van a poner cuando se casen? Con lo mono que es ver a una niña vestida de niña, por Dios…
Por eso digo, las alpargatas son deliciosas, pero ojito con el vestido…

En beige, más tul de plumetti con lazos de encaje. ¡Qué coquetonas! Me chiflan… Estas cosas, tan bien hechas no me pueden gustar más. Puede quedar de cine para un vestido blanco, con cinturón o fajín beige y corona beige. Me pirra esa mezcla de colores.

Es de una elegancia fuera de serie…
Al igual que éstas, de arpillera y puntillas formando volantitos… Otra monería que cada vez me rechifla más. Con una banda rústica en el vestido, increíble de bonita.

En rosa y de nuevo como salidas de un cuento, las Musa, con motitas plateadas, encaje y rositas hechas con una perfección increíble.
De nuevo, para un vestido sencillo, por favor, que bastante trabajo tienen las alpargatas. Perfectas con alguna de las coronas que os he enseñado antes,¿no?

Más coloridas y romanticonas, estas de plumetti con lazo rosa y varias flores de colores, perfectamente colocadas.
Preciosas para poner un fajín rosa chicle o rosa antiguo, según sea el vestido. Pero que favorezca, con un buen tocado en el pelo, no muy largo o con un recogido a las que les quede bien.

Fantasía pura con las alpargatas Bella. Cuajaditas de flores de colores, pueden quedar ideales, pero hay que tener cuidado con la elección de los demás complementos o tiene que ser un vestido muy pero que muy sencillo. Si no, corres el riesgo de ir muy “adornada”.

Si no estáis seguras, os aconsejo cualquier otra. Pero ojo, si sabéis ponerlas bien, pueden quedar preciosas.

Las Kira, mezcla de niña coqueta y bohemia, con flores coquetonas rosas pero con tejido rústico. Una mezcla deliciosa… ¿Cómo se las pondríais? ¡Uhmmmm! Son monísimas. Pensadlo bien. Puede ir de escándalo.

Las alpargatas Lulú, llevan todo el adorno de flores blancas y verde en la parte de atrás. También originales y perfectas para ese día. Con un tocado a juego, o sencillamente una rama de olivo, yo lo solucionaba. Un fajín de gasa en ese verde y… ¡Tatachán!

Hasta albarcas ha hecho este año Silvia. Ya sabéis, hay que estar al día y desde luego, para quien le guste lo sencillo, son perfectas.

Muchos modelos más y más que le podéis encargar. También hace algunas coronitas a juego y quedan preciosas.
No dudéis tanto ni lloréis por el vestido de vuestros sueños. Os aseguro que con cuatro cosas monas, estilo y gusto, se consigue más que con el vestido más caro y adornado del mundo, aunque sea bonito.
Os dejo, esperando haberos ayudado en algo.
Voy a ver, que me voy pronto mañana a FIMI y no sé ni qué me voy a poner, porque aunque estemos en plena ola de frío, allí siempre hace un calor de muerte…
Un beso útil