
Otro día lluvioso y triste. Me estoy empezando a hartar y sabéis que no soy precisamente de calores… pero salir a la calle y ver a todo el mundo con cara de frío (que yo no lo tengo ¿eh?) y con ganas de irse a casa, es un poco desalentador.
Mira que yo he tenido la suerte inmensa de estar feliz en estos últimos años, cosa que no puedo decir de hace unos cuántos…
Siempre hay rachas y estoy convencida de que todo, acaba

pasando. Lo sé por experiencia propia y sé a quién se lo digo.
Así que me da igual si hace frío o calor. Si truena, llueve o graniza. Tengo esa gran suerte. Eso sí, no paro en todo el día. No hay vida para

tantas cosas que se quieren hacer…
Me acaba de llamar una marca y estoy hinchada como un globo. ¡Pero si yo no me dedico a esto! Sólo que como escribo según lo siento, y según me va saliendo, parece que gusta…¡estupendísimooooo!

¿Quién sabe si mi futuro profesional está aquí, después de tantos años en el mundo del Derecho? Siempre he envidiado a los cantantes y actores, que decían, que, además de cobrar por ello, era su pasión. No me digáis que no es lo que todos deseáis. Si yo me ganara la vida con el blog y los eventos de moda, me iría ahora mismo, con el agotamiento que tengo… por ejemplo… a correr 20 kilómetros sin parar (cosa que no me puede espantar más) o a coger un avión con un vuelo de más de 13 horas (me da pánico el avión).

Pero todo en esta vida tiene un precio. ¿Qué no? Jajaja. Bueno, casi todo. Hay cosas por las que no pasaría jamás, como la proposición indecente de la famosa película. No sabéis qué rabia me da cuándo la veo… Claro, que si ella no hubiera aceptado, no habría película, pero es que no lo aguanto.
A ver, que ya me disperso. Había

pensado (pensando en conocidas y lectoras que me piden ropa francesa, italiana, etc) en hablaros de una marca muy mona y estilosa italiana, pero va a ser qué no. Que, por lo que veo, en España se diseñan cosas que triunfan en todo el mundo y por algo será. Lo que pasa que ya sabemos que nadie es profeta en su tierra. Pues no señor.

En España gustan los conjuntos monos, de lazos, coordinados a la perfección, con puntillas, cuadritos, rayas, volantes… El resto de Europa nos admira y nosotros, yendo de “mea pilas” (con perdón), con otros países. Yo soy una abanderada de España y me chifla la ropa que se diseña aquí.
Reconozco que hay marcas ideales y estilosas en otros países y, de hecho, a veces os he hablado de ellas, pero repito:

nada de nada que envidiar a los demás. Al revés.
Podemos y debemos de presumir de ropa made in Spain. Lo pude comprobar en FIMI y lo sé, porque no estoy ciega. Y a ciertas edades, las propuestas de marcas francesas o italianas, me espantan. ¿No creéis que si las niñas quieren ser como Paris Hilton (Dios no lo quiera), ya tendrán tiempo? ¡Ojo! Que ya he dicho que hay marcas preciosas…
Pues sin más dilación, os hablo
de Pilar Batanero, marca emblemática y referente de la moda infantil española.
A su marca más exquisita y principal, se ha unido ahora Pihaluu, una línea más casual y de sport, complementaria, para que la gente que no quiera ropita “tan” arreglada, pueda disfrutar del encanto y misma calidad de la Pilar Batanero de siempre. Es más fresca, más desenfadada, con colorido, sencillez y mil matices. Hasta los 14 años.

Esta colección de verano, tiene maravillas, como siempre, y también como siempre, voy a dejaros lo que más me ha gustado.
Hay dos vestidos (por empezar por algo) que me encantan, en tonos suaves: celeste y blanco. Uno es éste de plumetti, volante y banda en la pechera. Precioso, de niña mona. De

España y olé… Incluso puedes llevarla a algún evento, que irá pochola del todo. La misma idea para más mayor es el vestido de un hombro con tirante y el otro, más ancho, de la misma tela de plumetti e igual de encantador. Con el lazote en el talle alto, digo lo mismo. Te sirve

divinamente para cualquier celebración. Y la bebita vestida de blanco entera, con el cuerpo de punto… ¡Monísimaaaa! Con su capotita y la tela bordada de la falda, vas a cualquier sitio con ella. Ya

veis, monadas de Pilar Batanero, como toda la vida. Para niño, la camisa de lino blanco es preciosa en todos los sentidos.
Otros vestidos arregladitos, que me encantan incluso para boda o arras son estos dos, en color crudo: el de la mayor con tres volantes y cuerpo divino de tira bordada, con banda

estampada para destacar. Entero de plumetti (cómo se lleva el plumetti…), es realmente escandaloso de bonito. Y el de la más pequeña, ídem de ídem. Con varias niñas de diferentes edades, quedan perfectas para ir a una boda vestidas de arras.

Mucho más monas que con esos vestidos “tan puestos” que sólo sirven para un día.
Los vestidos azules con estampados de flores en fresa, son también arregladitos para ir a cualquier sitio: una auténtica

monería. Mirad a ésta niña: el estampado es precioso, con unos tonos muy estudiados y cinco filas de madroñitos en rosa. ¡Ideal! El de la mayor, con talle bajo y lazo estrechito rosa, delicado y

femenino. Monísimo.
En celeste y crudo, hay un vestido chiflante total, estilo película “Grease”. Me recuerda tanto a un conjunto que tuve hace unos años…

Me parece original y delicioso. El cuerpo celeste de punto, pegadito y la falda cruda, de vuelo… ¡Dejo a mi imaginación volar…! Es sencillo, pero se ve que tiene el sello de calidad de Pilar Batanero. Con unas bailarinas celeste…no me puede encandilar más.

Recargamiento por ningún lado. Todo lo contrario. Y el niño… ni una sóla pega. Divino tal y como está.
También en crudo y tonos pasteles, me apasiona este vestido sueltecito con volantes en celeste y rosa. Es tan mono y

tan ponible…Me encanta. Y para la mayor, otro diseño y misma idea: talle bajo, volantes en dos hileras

y chaquetilla de punto rosa pálido. Bombón total.
También, perfectamente conjuntado, el niño con camisa original de rayas horizontales y bermudas celeste. Me deja patidifusa. Con alpargatas ¿eh? Estilazo…

Ya están discutiendo mis hijos y no me concentro. Siempre igual. Por lo que oigo desde aquí, la niña no tiene razón: ya les está intentando camelar con algo. Esta niña es… un tesoro.

Mirad la bebé de azul, me la como de un mordisco: cuerpo y capota de punto blanco y falda azul con estrellas. No me digáis que no está de dulce. En tonos pasteles y para bebé, también precioso, el pelele rosa de punto con capota.

Fresquito, sencillo y super ponible.
Como contraste total a estos tonos de los que os hablo, el vestido negro con topos blancos: veraniego a más no poder, bonito como él sólo. Yo le pondría bailarinas

rojas y lazote rojo en el pelo. Me la imagino y es un regalo del cielo, como la pequeñita, que más monísima no puede estar con ese Jesusito con braguita y el cuellito de volante blanco. ¡Qué ideales, por Dios!

Este año, Pilar Batanero ha jugado mucho con los colores, pasando, como os digo, de los colores más pasteles a los más chillones y luminosos. Mirad este vestido estampado en colores fucsias, verdes, anaranjados… Es un vestido de niña niña y favorecedor total.

Con alpargatas o bailarinas en fucsia, divina. ¿No creéis? ¡Que es veranooooo! Hay que lucir el morenito… El niño, preciosote con las bermudas fucsia y camisa cruda. ¡Qué

fáciles son los niños!
Un vestido impresionante por su sencillez es el de rayas azules y blancas con volantitos en la pechera de otros colores y tirantes. Para las mañanas de calor, va la

niña como los ángeles. Anudado con un simple cordón y volante abajo, cañón. Ponedle alpargatas verdes o rojas y veréis…
Otro mucho más especial es el de cuerpo ceñido en verdoncho con mangas tipo “alitas” en crudo y negro, a juego de la espectacular falda cruda con tira bordada y plumetti. La banda en la cintura, negra y con topitos crudos… ¡Chapeau!

Para ir de invitada a una Comunión, dejas de piedra al personal. Con zapatos o bailarinas negras, impecable. Y el niño, con las bermudas en este mismo verde y camisa espectacular de rayas en gris, me

puede. ¡Qué camisa, madre mía! Hacía tiempo que no veía una tannnn bonita.
Y os enseño alguno de los modelitos de la línea Pihaluu: sencillez y colorido, además del sello inconfundible de Pilar Batanero.

Me chiflan los conjuntos en color caqui, que ya sabéis que es uno de mis colores, da igual verano que invierno. Llenos de matices, los veo estilosos, ponibles, veraniegos y cómodos. En resumidas cuentas, perfectos. Me los imagino con alpargatas naranjas… y a dónde va la niña con ese estilazo… ¡Qué estampa la de estas tres niñas!

Monísimo y ponible también, el vestido-kurta en blanco ribeteado con verdes… Más ponible, imposible. Favorecedor total.
Vestido azul con floronas amarillas que levantan a un muerto, pichis monísimos y frescos

a juego de los vestidos de las más mayores…Todo más de sport, pero igualmente divino y lo que es más importante: le sacas un

partido que te da igual que no le valga para el año que viene.
Los tonos vibrantes han entrado por la puerta grande en esta línea de ropa de Pilar Batanero y presiento que para quedarse mucho, mucho tiempo.
Y lo siento, pero no me perdono haberme dejado el vestido marinero.

Lo he querido reservar, como quien reserva un tesoro y se me ha olvidado. No os lo perdáis, ya sabéis que me puede lo marinero: rayas azules y rojas, pliegues y cuello blanco con remates en ambos colores, pero con tonos más subidos. Delicioso. Se lo pondría

con zapatitos rojos y lazote igual. Una no va a cambiar ya a esta alturas…
No me queda nada más que decir. Pilar Batanero, una maravilla de nuevo. Este invierno me dejó perpleja. Vi toda la colección en La Provenza, tienda exquisita de Burgos y no me pudo gustar más.
Este verano, más de lo mismo. La inspiración no se le acaba… ¡Quién pudiera!
Un beso de calidad ¿eh? No os quejéis.