
¡De nuevo, por aquí! Menudo fin de semana de lujo que ha hecho en Madrid… Ya sé que en algunos sitios del Norte, seguís indignadas porque no llega el verano.
Desde luego, esto del tiempo, no hay quien lo entienda. Y lo siento un montón por todas las que estabais deseando que vuestros niños estrenaran y aún no han podido.

Pero es que la naturaleza no atiende a nuestras peticiones, qué se le va a hacer… No os preocupéis, que en dos días, ya estamos todos de pleno verano.

Aunque reconozco que es una rabia, estar viendo y eligiendo modelo desde hace casi 4 meses, para seguir yendo vestidos de invierno… Es lo que tiene el Norte. Pero otras cosas buenas tenéis, que en el Sur, ni por asomo se lo imaginan, y no me voy a poner a darles envidia, no es plan de empezar ya así…jajaja.
El sábado lo empleamos bien, pero lo que se dice bien. Fuimos a comer por ahí y ya seguidito, a un Centro Comercial de los que a mí “me apasionan”. Ya sabéis que lo digo con ironía, porque más no me pueden espantar. Gente por todos lados, sensación de claustrofobia, de que nadie te atiende, etc.

Lo bueno, que salimos con todas las compras hechas. Yo, totalmente agotada, pero bueno. Mi marido se equipó para la oficina, yo para mis calores. También compramos sábanas, pijamas, comida, zapatos, pendientes… Vamos, que nos llevamos medio establecimiento.

Y hoy, pues día de estar en casa. Acaban de llamar los niños que ya han llegado de Burgos. ¡Cómo vendrán! Y después, querrán volver, ya que las fiestas “gordas“ son a finales de junio.

Tengo que dar las gracias a Eva Ruiz, por la invitación que me ha enviado para ir a una casa restaurada que ahora se utiliza para showrooms de todo tipo, eventos, etc.. y al que tengo muchas ganas de ir. Espero poder ir pronto y contaros. Tiene una pinta estupenda.
En cuánto vaya, os contaré, no os preocupéis. No la conozco en persona, pero nos hemos caído muy bien mutuamente y presiento que tiene un gusto exquisito.
Y bueno, no puedo terminar la temporada (aún queda), sin hablaros de “No sin Valentina”, una marca ya bastante conocida, y que me gusta tanto por su exquisita sencillez, con momentos de auténtica locura, que no os sabría definir. Sólo sé que hay mucha gente fiel a ella y otra tanta a la que le parece “sosa” y que, desde luego, supongo, no seguirán este blog.

«Las margaritas no están hechas para los cerdos”, con perdón. Y lo digo así, porque, al ir escribiendo, me he acordado de una niña que estaba en el Centro Comercial con un vestido de una marca bastante conocida. El vestido era mono, sin ser de morir, pero lo peor es que, con 33 grados, lo llevaba con medias rojas con lazos y zapatos camel de serraje. El vestido era marino y rojo. ¿Qué opináis?

Yo me llevo unos berrinches que no os podéis imaginar. Pienso: «la madre le ha comprado este vestido, que es mono y que con unas sencillas bailarinas rojas, estaría ideal, pero, no, ha decidido que la niña lleve aún más lazos (el vestido ya llevaba varios) y prefiere, seguramente, comprarle más vestidos, aunque los zapatos se den de tortas con él.


No lo entiendo. Cada día entiendo menos el gusto de la gente. ¿No será mejor tener sólo un par de zapatos, o dos pares y que peguen con todo? En fin, la niña, os podéis imaginar, iba completamente disfrazada.
Y porque en mi casa me han enseñado a ser educada, pero poco me faltó para decirle algo a su madre… ¡Soy un peligro andante!
Bueno, voy a “No sin Valentina”, de la que me gusta hasta el nombre.

Recuerdo cuando vi sus primeros diseños… ¡Qué maravilla! Pensé: por fin una marca de mi estilo, de mi gusto, con vestidos encantadores pero sencillos, de esos que no se olvidan fácilmente, sin necesidad de mezclar tejidos, encajes, lazos y llevar a las niñas como vacas en feria.
Y así han seguido Carmen y Camino, sus creadoras, fiel a este estilo, sin dejarse llevar por tanto vuelo y tanta repolludez que hay ahora en muchas marcas.
Y qué bien lo han hecho. Ya venden a tiendas y a mí, me gusta cada día más.


Voy a empezar enseñando su famosísimo chaquetón, que me chifla, tanto el de verano, como el de invierno. Esta vez en rosa, desmontable, divino, tal y como lo estáis viendo.

Precioso con los volantes y la capa, más para entretiempo; espectacular sin la capa, encima de un vestido, y super estiloso sólo con la capita, como complemento precioso a un vestido al que quieras dar más importancia…

Es un tres en uno y os juro, que no puedo entender, cómo, en alguna tienda que conozco, aún tienen algunos… Yo sin duda, se lo hubiera comprado a Almudena. Pero sin duda alguna. Me parece de una exquisitez fuera de toda duda. Y como os digo, sin recurrir a payadas (en Burgos decimos payadas por horteradas).

Luego, como siempre, sus deliciosos vestidos.
El clásico del lazo atrás, al que tantas y tantas marcas, han imitado con más o menos éxito, se repite de nuevo.
Es un clásico y yo, desde aquí, les pido que no dejen de hacerlo nunca. Es una maravilla de vestido y todo el mundo lo identifica con “mira, esa niña lleva un “No sin Valentina”…


Divino, os lo enseño en blanco, color delicioso para el verano. Ya veis que es el mismo de siempre. Mi hija tendría uno cada año, porque no podríamos estar sin Valentina… Sus volantes en las mangas, que dan la vuelta hacia la espalda para encontrarte con un lazo grande, perfecto hecho, inconfundible…

Otra maravilla, idéntica en el diseño es el vestido flor devoré, en crudo, precioso y un poco más arregladito, bárbaro para un evento o día especial.
Si es una boda, con una coronita de flores y unas alpargatas monas, la niña va cómo los ángeles y si es para cualquier día en que quieras que la niña cause estragos, con ir bien calzada y que pegue con el vestido, ya está. Lo veo espectacular…

Siguiendo su estilo, este año, tenéis esta monería de blusón de plumetti rosa con braguita a juego. El mismo estilo, buen gusto, pero con dos piezas.

De enamorar totalmente. Con su lazote, por supuesto y la braguita, es un conjunto dulce, romanticón, de niña bonita… no me puede gustar más. Y con unas simples bambas, va de locura. Ya con bailarinas en el mismo rosa, una delicia…
Ya sabéis que hay que saber en qué momento y a qué tipo de niña ponérselo: la edad, el calzado, etc.

Fijaos bien en la espalda, por favor: maravillosa, como el vestido, pero en conjunto… Yo no lo puedo explicar. Es de las cosas que hay que ver y entender. ¡Sin palabras estoy!

Más monerías de niñas monas, que van bien vestidas sin grandes adornos: este exquisito mandil de florecita nude, que a muchas os parecerá soso, porque viendo las cosas que os gustan (no a todas, claro) y que me enviáis al correo, es del todo imposible que os pueda gustar esto. Pero bueno, para gustos, los colores…

Así, hoy, me doy un recreo yo para la vista, pero del bueno. El mandil es de tirantes y con un escote delicioso. Lleva braguita a juego y lo veo una auténtica delicia: ponible, monísimo, coqueto…Y super veraniego. Vamos, de poner muchísimo. Y de un gusto sensacional.

Otro, nuevo, que me ha chiflado, también practiquísimo y superior, es éste, suelto de cuadros en color coral. Tiene bolsillos y lo veo exquisito. Ponible como nada, la niña estaría de morir con unas bailarinas o alpargatas en el azul del ribete que lleva el vestido.

¡Bravísimo! Como veis, más sencillo, imposible. Más colosal, también. No sé qué manía les ha entrado a muchas marcas de recargar todo tanto y lo peor de todo, lo mucho que le gusta a la gente…
Yo no cambio este vestido sencillo por ninguna obra de arte que se creen muchas que llevan sus niñas…

Más: otro monísimo, el de volante verde mar, con tela de rayitas. No me repito, porque No sin Valentina, como veis en todo,

sigue en su línea recta, sin salirse y dejarse llevar por éxitos efímeros.
Es un vestido de toda la vida y por lo tanto, toda la vida será una monada de vestido. Es que más claro no se puede hablar. En cambio, dentro de tres años, os puedo nombra a tres marcas con las que, seguramente vuestras niñas, irían desfasadas, ridículas y fuera de lugar. Para algunas, ya lo van…

Otro, éste de rayas amarillas y blancas con nudo en la espalda. Yo ya he oído a gente que ha dicho que parecen babis de colegio. ¡No sabéis la pena que me da! En fin…

Un vestido sencillísimo y encantador, para los días calurosos y largos de verano. Con alpargatas amarillas y dos lazotes del mismo color en las trenzas, una niña de revista. Hacédme caso…

Y un básico, el pichi vaquero, en este caso en gris, con la blusita de estrellas. Como toda su ropa, práctico y ponible. Es de loneta, fresquito y con los complementos en rojo, le das alegría y queda un conjunto de diez.

Bueno, que me chifla.
Al igual que este mandilón de cuadros grises con un breve rematito verde mar. ¡Me super requetechifla!

«¿Pues qué le ves? Yo no le veo nada especial…» ¡Aggggg! Me pongo de los nervios. Pues le veo TODO. Todo eso que no veis vosotras que lo preguntáis.
Genial, un mandilón con el volantón grande rematado en ese verde y abierto por detrás con botoncitos. Vamos, una delicia. Sí, como una batita. ¡Pero, qué batita! Bueno, que no lo explico más, que yo sé que hay muchas que me comprenden y que saben que una niña vestida así es una joya.

Lo siento, pero no puedo explicarlo de otra forma. Y tampoco quiero meterme con aquellas a las que no les gusta (menos mal… jajaja)
Le pones unas alpargatas en verde mar y dos lazotes y te ríes de todas las florituras, medias con lazos, y demás adornos que abundan ahora tanto…

Cómo no, también monísimo, el vestido de volantes, en plumetti. Tanto en blanco, como os lo enseño aquí, como en cualquier otro color.

También un clásico de No Sin Valentina, otro de sello inconfundible.

Blusones deliciosos, todos cortados por el mismo patrón, en blanco, turquesa, rosa, etc…

Encargad uno y veréis…
Y os voy a dejar con la Capa de Mago, novedad de este año y monísima y estilosa, para los días en los que no se sabe si va a acabar lloviendo. La tenéis en rosa y en azul.

Ya veis qué monería, es que no hacen nada feo ni queriendo… ¡Claro, las que tienen gusto, lo tienen para todooo!
Vosotras elegís el color, eso es lo de menos, aunque, como ya me lo habéis preguntado alguna por mensaje, yo, me quedo con la azul. Soy marinera, qué le voy a hacer…jajaja.

Pero vamos, las dos son ideales y a las que os gusten los colores alegres, la rosa, con un vestido blanco o con vaqueros, es una maravilla también.

En fin, creo que ha quedado bastante claro lo que me gusta esta marca. Me quedo contenta, porque sé que hay muchísima gente a la que le encanta. No cambiéis nunca vuestro estilo romántico y atemporal, por favor.
Espero que los diseñadores de ropa infantil, se vayan “descursilizando” un poco y desde aquí, os digo, que, aunque copiéis, un No sin Valentina, es y será siempre único.
¡Ayyy, las galleguiñas, cómo saben!
Un beso con mandil
Superbonito
¡Gracias Yolanda! Con gente como tú, da gusto. Un abrazo, Eva.
Esta marca di que la conocía, como no, es todo una preciosidad!!!
Y que
Razón tienes cuando dices que vaya gustos algunas, o las recargan hasta la saciedad o pasan de todo, poniéndole a las niñas esas mallas de carrefour, que llevan 24 horas, cada vez que voy a un cumple casi todas las niñas van en malla, es una cosa que no soporto, y me he acordado ahora porque precisamente el sábado fui a un cumple donde la cumpleañera llevaba un precioso vestido de no sin Valentina pero ahí la tenias rodeada de todas sus amigas malleras… Jejeje besos guapa.
Jajajaja, nos entendemos bien. ¡Muchas gracias! Un abrazo, Eva.