¡Hola a todos!  De nuevo, la operación salida hoy… Gente triste, porque vuelve y otros contentos, porque se van… Lo de todos los años.

Nosotros aún aquí, preparando las cosas de Almudena y Pablo, que se van el lunes. Y yo, contenta, porque ayer fui al médico y me dijo que estaba perfecta y que ya me podía bañar. ¡¡Biennnn!!

No sabéis el horror que es ver cómo los demás se sumergen en la piscina y tú, con cara de pollo asado, simplemente mirando…

Así, que, mañana, que tiemblen todos… jajaja. Me río, porque después, no estoy tanto en el agua, pero sí me meto muchas veces para no estar seca ni un segundo.

Con ganas de bañarme en el mar, como muchos de vosotros, supongo. Han anunciado ola de calor para este fin de semana, por lo que lo siento por nosotros y por los del Sur, pero me alegro infinito por Burgos y Santander, donde se están pelando de frío.

También por San Sebastián, donde está mi querida prima Maria Luisa, que vino hace poco a Madrid y me dijo que eran los únicos que iban con paraguas y zapatos de goma…

Como siempre digo, en el término medio está la virtud. ¡Qué difícil es conseguir el equilibrio en todos los aspectos de la vida!

Yo lo tengo claro: si en una encuesta, me preguntaran qué es lo que más valoro en un hombre (como pareja, claro), diría sin ninguna duda que el equilibrio. Pero sin pensarlo un segundo.

Antes decía muchas otras cosas, que, ahora, comparado con esto, son tonterías…

Si os fijáis bien, pensad un momento en cuánta gente conocéis equilibrada de verdad en todos los sentidos. Yo sólo a mi padre y a mi marido.

Mis hijos (los dos chicos), también lo son bastante. Pero nadie más. Ni amigas, ni  mi hija, ni mi madre, ni yo, por supuesto.

Ayyy, ¿por qué me habrá dado por hablaros de esto? Bueno, nunca viene mal una reflexión…

Hoy, más que un artículo (la gente está de vacaciones y no quiero aburrir), voy a hacer pequeñas reflexiones.

No sé por qué me he acordado de una marca, a la que todo el mundo tiene encumbrada, de la cuál nadie duda, es de lo mejor, bla, bla, bla…

Pues ya está aquí la “busca bullas”, como me llama mi marido, para ir un poco en contra de esta corriente que la ha elevado a los cielos y de la que jamás he oído hablar mal.

Hablo de Nanos, ni más ni menos. Reconozco que he comprado en Nanos alguna vez, pocas, y sólo para Almudena cuando ya era un poco mayorcita.

Hay conjuntos de estas edades (6, 8, 10 años) que son una verdadera monería. Pero todo lo demás, ¿es para tanto realmente? ¿O estaré ciega?

Sé que es de buena calidad y, como os digo, he encontrado verdaderas monadas, pero por ejemplo, jamás se me ocurriría ir a cualquier tienda Nanos para comprar nada de bebé. Mi gusto es otro, muy distinto.

Recuerdo cómo la conocí. Fue por mi hermana, que vive en Valladolid y una vez estaba buscando algo para mi sobrina, para una Comunión. Se quejaba de que o ibas a Nanos, en la que había sólo “payadas” o se tenía que venir a Burgos.

Por eso, desde siempre, la consideré una tienda “paya”, sin conocerla, ya que me fío mucho del criterio de mi hermana.

Con el tiempo, la pusieron en Burgos y lo pude comprobar. Como os digo, cosas monas de mayorcitos, pero algo “puestas” para los pequeños. Yo a una niña nunca le pondría un vestido con un lazo de strass en la pechera, que es lo primero que vi.

Pero la gente, estaba entusiasmada… La publicidad, el marketing, las fotos que hacen… todo ésto, hace mucho.

Y ahora más, desde que la llevan Leonor y Sofía en todos sus actos públicos… Y cómo la llevan… Flaquísimo favor le hacen a la marca, la verdad.

Pero como la gente somos borregos, pues, todavía nos gusta (a quién le guste) más y más. Da igual lo que cueste, que es una marca cara, por no decir carísima. ¡Ahhh!  Pero es de Nanos y eso viste mucho…

En mis artículos, os he enseñado cosas mucho más monas y algunos comentarios como ya sabéis, me decían que era ropa carísima. Sí, algunas cosas lo eran, pero yo las pago encantada porque eran deliciosas.

En cambio, no pago encantada los casi 300 euros que me costó un conjunto de falda y camiseta que compré a Almudena. Sí, era ideal, pero estaba en una edad difícil y en Burgos, no había mucho más donde elegir en ese momento.

En fin, lo que os quiero decir, es que, a veces nos dejamos llevar por lo que dicen, lo que vemos en las revistas, las campañas de publicidad, por quién lo lleva, etc… y no sabemos muy bien si nos encanta o no.

Por ejemplo, tengo una amiga, a la que adoro, pero que ésto de la ropa para niños, no le interesa mucho. Y, cuando tuvo que llevar a sus niñas a Comuniones, cumpleaños… un poco arregladas, siempre iba a Nanos. Decía: en “Nanos”, no se falla nunca, ¿no?

¡Ayyy, cuánta leyenda urbana y qué rabia me da! No porque la marca se forre, que me parece muy bien y han demostrado ser listos, sino por la poca personalidad que tiene la gente.

Recuerdo muy bien que, cuando teníamos que hacer un regalo para un recién nacido, o para 6 meses, entre mis amigas y yo, jamás de los jamases hemos ido a Nanos.

¡Por Dios! Con las maravillas que hay de toda la vida, lenceras, de bebés-bebés. Ese toque un poco modernito, como os decía, me espanta para los bebés y niños pequeños.

Reconozco que me chiflan algunas cosas, como las sudaderas de rayas de este verano, los bañadores de estrellas, los de lunares,  los conjuntos amarillos y marino (éstos, menos que muchos de algunas marcas) y poco más puedo decir que me apasione.

Lo que realmente me chifla es una de las niñas que lleva muchas de las cosas (Sol), que no es por nada, pero hace que todo parezca más bonito.

Me gustan mucho los zapatos que suelen tener y algunas prendas de abrigo.

Lo demás, como estáis viendo, no tiene nada de especial, o por lo menos yo no se lo veo y menos, para que cueste ese dineral.

La puesta en escena, también hace mucho, pero mucho.

Que conste que no es una crítica a la marca, ni mucho menos, pero es que estoy tan harta de oír: “es que es de Nanos”…

Me dan ganas de contestar de todo, ya me conocéis… Sobre todo, algunas falditas, vestidos, blusas… no me dicen absolutamente nada y cuándo preguntas el precio, te quedas patidifusa.

¡Ahh! Claro, que es de Nanos. Así se justifica todo. Pues no señor, yo no opino así y al que no le guste, pues lo siento.

Ya he dicho que he comprado y que tiene cosas que realmente merecen la pena, pero cuatro contadas.

Sobre todo, a nada que haya alguna más como yo, la marca, en vez de subir de categoría, bajaría, sólo por ver cómo lleva nuestra querida Reina a sus niñas: todo les está largo, ancho, sin gracia…

Dan ganas de llorar y de no entrar nunca más en la tienda. ¡Cómo vestiría yo a esas niñas, con lo monas que son!

Con ropa que refleje quiénes son, no nos olvidemos que no son unas niñas cualquiera, como dicen muchas. Tienen que ir destacando, con gusto, pero con vestidos y conjuntos de llamar la atención por bonitos, de esos que no se los puede poner cualquier niña.

Tienen que ser diferentes… Y si no, que se los hagan, como le hacen todo a ella, con más bien poco gusto.

Bueno, y después de este repaso (no sé si me dejarán entrar ya en ninguna de las tiendas), ya veis que os he dejado con fotos monísimas, que esto, sí que lo hacen muy bien.

Y que hay ropa mona, que síiiiiiiiiiiiiiiii, pero, en absoluto es mi favorita, pero ni muchísimo menos. Por ese precio (y mira que soy gastadora), compraba yo maravillas auténticas.

Espero no haber molestado a nadie. Sólo expreso mi opinión y estoy un poco hartita de cómo, los que no saben en qué árbol ahorcarse, acaben siempre en Nanos, aunque para ello suponga un esfuerzo económico, (dicen es “garantía de ir de lujo”).

Un beso reinvindicativo