
¿Cómo estáis? Algunas aceleradísimas, ya lo sé. Otras, echándome la bronca, porque sólo hablo de Ceremonias…
¡Hala! Que aquí, estáis como en vuestra casa, cosa que me encanta, pero no puedo contentar en un día a todas.

Además de los artículos, ni sé los mensajes que tengo para contestar. Que me perdonen las que aún siguen esperando, pero no me da más la vida…

Además, sois de extremos: algunas de las que queréis que hable de eventos, a la vez, me pedís ya ropa de pleno verano. Todo a la vez, no puedooooooo…

Yo también soy muy extremista para todo. Soy de blanco o negro, nada de grises y eso no es ninguna virtud. Pero gracias a Dios, tengo mucha gente conmigo que me ayuda y me equilibra un poco, jajaja.

Por ejemplo, mi marido, fundamental, quien, con su optimismo y tranquilidad, consigue que me sosiegue ante lo que me está pareciendo una tragedia horrible… Cada día y cada hora, necesito de sus palabras y su equilibrio.


Mis amigas, de las que ahora mismo, se me ocurren tres: Macarena, optimista, conformista, buena y alegre como nada. ¡Cuánto tengo que aprender de ella!

Si, por ejemplo, mañana tuviera una cena con 50 comensales, la llamo y me dice mil recetas o lo que haga falta y si es necesario (os lo juro), se viene a ayudarme a hacerlo.


Lydia, que vive la vida como nadie sabe vivirla, disfrutando cada momento y aunque soy consciente de que tiene problemas como todo el mundo, enseguida me tranquiliza, me dice que me vaya a tomar unas copas y que me olvide. Es un poco «locatis», pero otra amiga incondicional.

Y Adela, la que “me riñe» siempre que es necesario y a la que se lo agradezco de mil amores.


Otra, siempre alegre y con la sonrisa en la boca y eso que es llorona y sensible como nada… Me obliga a ir al médico, me hace terapia, vamos, de todo.
¡Tesoros auténticos es lo que tengo! Yo las admiro a las tres, a cada una por lo suyo y las adoro.

Pues después de esto tan emotivo, que ni sé por qué me ha salido, hoy voy a atender las peticiones de muchas que me piden que hable de “marineros”, de conjuntitos marineros para el verano.
Soy consciente de que el concepto de marinero que yo tenía cuando mis hijos eran pequeños, ha cambiado mucho, y que ahora se llama marinero a cualquier modelo que tenga algún ancla, un estampado de barcos o los tres colores fundamentales: rojo, marino y blanco.

Incluso, hemos ido más allá y hay marineros con amarillo, muy monos, por cierto. También, a los que llevan sólo rayas. Todo depende del gusto y diseño, hay “marineros” preciosos.

Pues allá voy con ello. No sé ni por cuál empezar, ya que miles de marcas, sacan una colección marinera en verano.

Por ejemplo, “La Martinica”, este año, nos lo demuestra con su colección Titanic. Es una marca que me encanta, porque es arregladita, pero sin excesos y con un gusto delicioso. En éste caso, como os decía, rayas blancas y azules y detalles en amarillo. ¡Preciosa!

Los vestidos, como veis aquí son divinos y muy ponibles. Con un escote ideal y lazo amarillo a un lado, sueltitos y con tira bordada blanca en el bajo.
¿No os chiflan? Son del estilo que he comprado siempre. Monos, coquetos, pero sin mucho perifollo. Con bailarinas amarillas, una verdadera monería.

El Jesusito, igual, pero con esa capota, llena de tira bordada blanca que me apasiona y chaquetita cortita marino. La niña está de comérsela.
Y fijaos para hermanitas…

Ponible y coquetón, pero sencillo de nuevo, el mono que lleva esta niña, con el lazote amarillo en el canesú y la lazada marino en la cintura. Las mangas tipo alitas que le dan la coquetería justa.

El conjunto del niño, ni un pero. Ya me diréis cómo está… ¡Cuánto tiempo hace que no veo a un niño así! ¿Es tan difícil? Creo que lo debe ser, a juzgar por lo que ven mis ojos cada día…
¡Si es facilísimo! Bermuditas marino, camisa de rayas, con la vuelta de los puños, tapeta, y coderas en amarillo (qué maravillaaaa) y jersey marino. ¡Chupado!

Miradle por detrás: no hace falta que el jersey se lo pongáis tan conjuntado si no queréis, pero está chiflante. Con mocasines, perfecto, pero también le ponéis unas bambas de dos pesetas en amarillo y va de muerte.

El bebé, con bombachos, y camisa más apropiada para su edad, con picunela en amarillo y chaquetita más larga, pues ya le veis: enfadadísimo (estaría harto, el pobre), tan natural como la vida misma.

Aún queda el conjunto de bombachos. Aquí hay para todos, es uno de los aciertos de esta marca. Camisa blanca con lazada marino y bombachos de rayas, con volantitos de tira bordada en el culete.
¡Una colección de diez!

Voy con “Eva Castro”, quien también hace un guiño a lo marinero, con su colección Danna, esta vez en rojo, marino y blanco.

La reina de los bombachos (no hay ninguna marca que haga que sienten los bombachos como los que hace ella) y de las coronas (su logo, presente en sus jerseys), cada día conquista a más gente y no es para menos.

Sus colecciones, ponibles, pero arregladas y de dulce, no dejan indiferente a nadie. Sobre todo para niños hasta una determinada edad, es única.
Ya veis: precioso conjunto de bombachos en los 3 colores marineros con volantes de tul de plumetti en el culete y preciosa camisa con doble cuello.

Con el jersey rojo, con la corona que os digo en marino y sacándole los cuellos, ¿cómo está la niña? Ideal. Es de las que ves por la calle y piensas (cómo diría mi madre): qué gusto, cómo las lleva su madre…

El bebote a juego, ya lo veis. Hay que aprovechar estas edades para ponerlos así, que después, el tiempo vuela… Con sandalias rojas, para una postal. También estaría divino con una sencilla chaqueta roja larguita de punto bobo.

Si preferís Jesusito, para la niña tenéis éste, que más bonito no puede ser: una tela con anclas, bordeada con tira bordada y otra de vichy rojo, a juego de los bombachos, también de vichy. Capota a juego y chaquetita cortita roja con lazotes en vichy rojo.
¿Puede haber más gusto y más detalles? Nooo, muy pocos hacen estas virguerías…
Y también para el niño mayorcito (sólo un poco mayorcito), los pantalones recortados idénticos con camisa blanca de jaretas. ¡Otro pedazo de colección!


“Kauli” nos transporta con su colección Portofino a los aires marineros también. Bárbara combinación de azul celeste, rojo y blanco, una de mis favoritas. Dulce, clásica, eterna…

Mirad el detalle de la pechera del vestido sin mangas y de talle alto, con corte acampanado.

Gran cuello de volante de tela blanca labrada y adornados los dos filos con doble ribete, uno rojo y otro marino, que resaltan el cuello.
También la pieza marino, que va desde el cuello hasta el corte del pecho con pespunte en rojo, atravesado con dos amarras de nudos marineros, cada una con 2 botones de anclas en rojo.

¡Qué maravilla de detalles! Yo me fijo en eso lo primero… Mimo, cuidado, calidad, buen gusto. Lo tiene todo esta colección.

Igual que el resto de la colección. El Jesusito, de morirse, con idénticos detalles….
Ya veis cómo se pueden llevar a los niños… ¡De desmayo auténtico! Esta mezcla de azul claro, rojo y blanco es mi favorita, no lo voy a negar. Todo lo que os enseño me apasiona, pero el azul celeste tiene algo para los niños, que combinado con rojo, no me puede gustar más.
La niña del Jesusito estaría más mona, sin calcetines o ya, si hay que ponérselos, se los podría rojos enteros y cortitos. Una, que riza el rizo…

Pocholote el pelelele que lleva el bebé… ¡Qué bebés veo por Dios! Lo voy a tener que comprar para enseñárselo a todas las que los llevan de naranja, verde chillón y con vaqueros… ¡Ayyy, no sabéis lo que sufro al verlos!

Colección eterna, puesto que tenéis las mismas monerías para niño más pequeñito, con bombacho y niño mayorcito con pantalón recortado…
¡Infinita y de infarto!
Toda la familia, al completo., no os quejéis de niños.


Por no hablar del estilazo y derroche de talento del conjunto de falda blanca y camiseta marino de la mayor… Vamos, vamos… ¿Qué opináis?

Fijaos qué maravilla, qué chaqueta con lazada, qué cosa tan sencilla y clásica, pero cómo está hecha, por Dios….¡Aleluyaaa, que estas cosas no mueran nuncaaaaaaaaaaaaaaaaa!

Ya me estoy pasando y no he llegado ni a la cuarta parte de marcas que han sacado marineros, por lo que creo que habrá segunda parte.

Antes, os enseño un poco la colección Navy de «Noma Fernández», también de rayas azules y blancas, de la cual no voy a repetir la clase, elegancia, sobriedad y gusto delicioso con el que hace todo.
Sencillamente lo vais viendo. ¿Es tan difícil llevar bien a los niños bien

vestidos? Y no me habléis de los precios, porque estas marcas sí que pueden resultar caras , pero es preferible que tengan un buen conjunto que no veinte porquerías…
De un azul más intenso y de nuevo, jugando con la verticalidad de las rayas, también es una colección más sencilla que sienta impecablemente.
A mí no me preguntéis mucho porque me rindo ante la evidencia del don innato de esta marca que ha nacido para brillar.

Ya lo veis, vestido sin mangas, de morir. Sin más. Quién lo entienda bien y quién no, pues también.

Jesusito idéntico. Lo que os digo

siempre: de parar a la niña por la calle. Con bailarinas rojas, sublime.
La pecherita en blanco y el movimiento del vuelo enamora, además del fabuloso y sencillo diseño.
Conjunto de shorts blancos con blusón para mayorcitas… Blusón con hechizo. Conjunto mágico. Sencillez de nuevo y de nuevo, encanto.

La sencillez junto con el buen gusto al poder… No lo puedo evitar.
Y no me olvido de sus inigualables

gabardinas. Les voy a pedir por favor que hagan una de mi talla. En blanca con ribetes azules. ¿Cómo lo veis? ¿Me la harán?

Ya las veis. En varias combinaciones, pero os enseño las más marineras, fabulosas de nuevo. ¿Hay algo que no sea fabuloso en Noma Fernández? ¿Dónde estaba cuándo mi hija) era pequeña?
¿Cuál preferís? ¿La azul con filo blanco o viceversa?

Me encanta preguntáros esto y poneros en un brete, jajaja. Cuando me lo preguntáis por privado, menos mal que me mandáis fotos de las niñas, porque si no, os obligo a comprar las dos…
Defintivamente, hablo más de la cuenta. Por el camino (es decir, a lo largo del artículo), os dejaré otros modelos fabulosos de otras marcas que han presentado colecciones marineras… y si no, como os digo, habrá segunda parte.

Y me despido con el autor de mi título
«¡Ay mi blusa marinera;
siempre me la inflaba el viento
al divisar la escollera!»
(Rafael Alberti)
Un beso que mira al mar