
Otro día más de este año maldito. Un día triste, lluvioso y lúgubre, como está mi corazón.

Todos estamos pasando un año malo. Algunos con muchísimo miedo, cosa que a mí no me pasa, porque ya he tenido bastante y lo que me queda…
Aún no he podido hacer la mudanza. Parece como si se me estuviera resistiendo. No puedo imaginarme en la otra casa y con toda ésta ya vacía.

Como si nadie hubiera vivido aquí, como si tantos años de felicidad se hubieran esfumado como por encanto…
Los papeleos y trámites aún no han acabado. No termino de rematar

nada y me siento muy angustiada. No os voy a contar toda mi vida, pero lo estoy pasando realmente mal.

Sólo mis salidas con Tess y hablar con algunas personas me sacan un poco de este horror y durante algunos minutos, puedo pensar en otras cosas. Pero a medida que se acerca todo, esos minutos cada vez son menos y mi angustia y ansiedad van a más.


Bueno, pues así estoy. Paso por aquí porque escribir me relaja (tampoco tanto como antes) y me ayuda por unos instantes a ver la ropita que os enseño, que, aunque esté tan mal, me sigue chiflando.

Os voy a hablar de la nueva colección de otoño-invierno de “By Niné”. Como siempre, me deja atónita su gusto exquisito, las telas, las combinaciones originales y desde luego, el estilazo que desprende por todos lados. Además, el precio es muy asequible y este año nadie está para tirar cohetes.

Silvia, desde la isla de San Fernando, una vez más nos deleita con sus bombonazos de niñas (como siempre os digo, es fundamental que sean unas niñas lucidas, guapas o sencillamente con “algo”. Es lo que hace que, inmediatamente, queramos que nuestras hijas lleven exactamente lo que ella nos enseña.

No puedo decir que haya algo que no me guste. Todo me parece divino. Los modelos, las modelos, los diseños, las telas, las fotografías. Eso es buen gusto. Siempre me rindo ante todo lo que nos propone.

Podéis ir viendo como todo lo que os digo es tal cuál.

Enamorada por completo de sus prendas de abrigo, como la deliciosa capa Sauce, de algodón y cuadros de vichy negros con capucha y lazo de tercipelo negro.
¡Da gloria ver a este bellezón de niña! Me chifla para cualquier look. Tanto para falda, vestido o pantalones, será una gozada cruzarte por la calle con una niña así vestida. Las capas, si se saben llevar, son de un estilazo bárbaro.


El abrigo Almendro, sin desperdicio. De chenilla en rayas negro y topo (qué tonos), evasé y con grandes bolsillos, no puedes evitar mirarlo una y mil veces. Niñas únicas, escasas, niñas By Niné.

Monísimo y estiloso también, el capuchito Guindo, que es unisex, si bien aquí lo lleva una niña preciosa.

Cuadros negros y grises con forro polar, es decir, que abriga bastante. Súper versátil y ponible con un montón de cosas. Dadle un toque de blanco en las blusas o camisas y el resultado es genial.

El chaleco Roble, más de lo mismo: de chenilla negro y topo con volantito en el hombro y guateado, no puede ser más coquetón. Con blusa blanca y jersey negro, lo veo irresistible. No es para ir en Burgos en pleno invierno, pero sí para otros sitios y desde luego, para “hacer estilo”.

Y el jersey Cerezo, de nuevo, otra maravilla de algodón gris jaspeado con cuello caja y mangas abullonadas.

¡Cómo está la niña! Es un señor jersey, no cabe la menor duda y combinable con miles de cosas.

Entre los vestidos que nos proponen este año, además de alguno que veis en fotos, me pirra el vestido Coco, de algodón blanco con huellas negras.

¿Cómo está la niña? Con un abrigo o chaquetón negro, la bomba. Siempre tienen ese toque “By Niné” que se diferencia de todo lo demás que veamos en cuestión de moda infantil.

Otro que me chifla por sus tonos es el vestido Arce, de algodón topo de lunaritos con cuello de crochet realizado a mano (opcional) y volante en el bajo. Es exquisito y con toda la gama de topos y beige, resulta absolutamente encantador, como de película.

En color vino tinto, el vestido Caoba, de lunaritos, museta con gomas y cuellos de crochet a mano. ¿No son divinos?

Aunque para algunas son colores muy serios, hay que ir introduciéndose en ellos, porque, bien combinados, cada vez me gustan más. Me refiero ahora al vestido Ficus, negro con rayas blancas. Tiene un montón de posibilidades, combinaciones, etc.

Lo puedes llevar todo en esos tonos a las que sí os gusten o bien contrastarlo con rojo, naranja y “dar el toque perfecto”. Es precioso, os lo aseguro y es que, si tienes un poco de idea, hasta con un gorro o capota queda superior.


El vestido Lima no me puede encandilar más. Ya sabéis que yo soy de mucho vichy y éste lo tiene todo, la museta redonda y un tejido que es absolutamente maravilloso. Además, es un clásico renovado que podemos combinar con infinidad de colores y prendas de abrigo diferentes.
O el vestido Olivo, blanco de florecitas, cuerpo engomado y manga abullonada. Otra maravilla, sencillo y súper


favorecedor. También con un montón de posibilidades para llevar con abrigo y complementos que le vayan.

Por supuesto, no se olvidan de sus monitos, que año tras año, están entre sus colecciones. Increíble el monito Nogal con el blusón Albaricoque. El mono verde con manchas negras y de pata ancha me tiene absorbido el seso. No puede tener más estilo.

Y el blusón, ya lo veis, de algodón orgánico blanco básico con virutas oro y volantito al cuello, así como las mangas ligeramente abullonadas. ¡Ayyy!
No os podéis imaginar cómo me gusta y cómo le pondría yo

a esa niña cada complemento…

También el monito Acebo en color arena con pata ancha y volante en el bajo es otra delicatessen… Con el mismo blusón blanco, para qué quieres más. La combinación de colores más elegante y que más me gusta del mundo.

El blusón Acacia, de nuevo en el vichy guinda, museta cuadrada y volantón, pues ya me diréis cómo es…

Para las más bebés, tenéis muchas cosas combinables con lo de las mayores, para coordinar a hermanas.

Ya veis el blusón Almendro con el petito Palmera, de un gusto de nuevo exquisito: blanco, con florecitas con museta engomada redonda y peto arena con goma oro en la espalda. Lo podéis poner con calcetines y zapatillas para ir más de sport, como la bebota de la foto o con botas, zapatitos, bailarinas, etc. para un look más arregladito.

El petito Adelfa, arriba, verde con manchas negras, como el de las mayores, otra virguería. Dos niñas así y vuelves a creer en el buen gusto y el estar en la actualidad sin necesidad de miles de adornos.

Me chifla también el pelele Baobac, de color melocotón viejo con museta engomada. ¡Qué bombón! Todo es del mismo estilo. Poco recargamiento y muchísimo estilo.

El petito Aguacate, de color vino tinto con gomas, el Granado, con el vichy guinda de mi alma, el Tamarindo en tono caldera con manchas negras (a juego de la mayor) y pecherín engomado…

Qué queréis que os diga… Podría estar mucho tiempo hablando de esta marca que me robó el corazón hace años y que lo sigue haciendo.
Buen gusto, poco recargamiento y una dosis increíble de estilazo. Parece fácil, pero muy poca gente lo consigue. Y Silvia, año tras año, lo hace realidad.

En un año tan desastroso, es lo único que puede alegrarnos un poco: el ver a nuestros hijos así vestidos. Por satisfacción personal de las madres que se preocupan por estas cosas, que, lamentablemente, cada vez son menos.
Os dejo. Un beso con esperanza