
En mitad de la semana, ya… Llevo dos días en la cama. Este año, no termino de recuperarme del maldito virus.
El caso es que han empezado a llegar “paquetes” a casa.
¿Serán de sus Majestades ya?
Pues sí, he empezado a

comprar cosas, que si no, después me pilla el toro y estoy deseando que llamen a la puerta y ver que ha llegado otra cosa más.

Como si fuera una niña pequeña. Me ha dado por comprar mucho on line y es que, no cabe duda de que, al menos en Madrid, es una maravilla.
Al día siguiente o a los dos días, lo tienes en casa y te dan todo tipo de facilidades para cambiarlo.

Antes era bastante reacia a comprar por Internet, pero veo que es facilísimo acertar y una gozada, por cómodo.
En Burgos, iba religiosamente a las tiendas. Para mí, para los niños, para todos… Pero claro, eran sota, caballo y rey.
Yo estaba contenta la verdad, pero como os digo, en Madrid hay tiendas ideales en las que compras on line y si no te está bien, pues vas a la tienda física (o sin ir) y te lo cambian al momento.

¡Muchas más cosas, más variedad y más posibilidades de todo!
Que también se puede hacer desde donde viváis, claro. Pero yo no estaba acostumbrada.

He hecho unas compras “monísimas” para algunos. Tengo que hablar en clave, porque después me lee quien no debe, jajaja.

Lo malo es lo que me he comprado yo. Este año, tengo un lío horrible con la ropa. No termino de rematar ningún conjunto y además, como llevo mala un montón de tiempo, ni me arreglo.
¿Cuándo va a empezar mi otoño-invierno? ¡Ya estoy hartaaaa! Espero empezar enseguida y estrenar alguna cosa.

Se me antoja todo. Hay una tienda cerca de casa prohibitiva en cuanto a precios, pero con cosas de morir.
Y, claro, ahí voy de cabeza. Me llevaría prácticamente la tienda entera y me arruinaría en el acto.
Sé que es un pecado todo esto, pero por un día que os hable de fantasear… Total, van a ser tantas cosas las que no tenga antes de morirme…

Sin ir más lejos, me voy a morir sin que el genial pintor Félix Revello de Toro me haga un retrato.
Es una caprichazo que tengo de toda la vida.
Pero va a ser que no. Sus precios son carísimos porque está super cotizado.
¡Pero qué cuadros! ¡Qué mujeres morenas! ¡De muerte!
Bueno, que estoy hoy un poco “Antoñita la Fantástica” y se me antoja de todo.
¿A que os pasa lo mismo? Ya lo creo…
Vamos a ver hoy la colección de la marca “Babuska”, de la que hace muchísimo que no os hablo. Ropa clásica, renovada, actual y monísima.

Niños normales, vestidos con mucho gusto, pero de niños clásicos y monos de toda la vida. Conjuntos de pequeñitos para coordinar con sus hermanos, telas monísimas y sus anheladas capas, que tú puedes prácticamente diseñar.

Mercedes, la diseñadora, tiene claro su gusto y eso me encanta. Tener las ideas y los gustos claros es de gente con personalidad, a la que no le influyen mucho las modas, porque éstas se pasan, pero lo primero, no.

Vestidos sencillos, como os decía, con encanto. Niños de siempre y precios estupendos. Luego, no quiero oír que siempre hablo de cosas caras. ¡Mentiríais!
Además, en cuanto a las capas, lo veo un regalo de Navidad o de Reyes, absolutamente fantástico.

Yo tengo una de esta marca ideal y también compré a mis sobrinas (las hijas de mi prima) dos monísimas, en gris, con un forro divino de cachemire.
Porque ya os digo que la podéis personalizar. Podéis elegir el color del paño (también puede ser de terciopelo para ceremonias o fiestas), el forro, si la queréis con pelo, con pompón, etc.

Miles de modelos y todas preciosísimas.

Una de las colecciones más bonitas es la color cereza, el pichi castaña con la blusa espigas, con un estampado delicioso.
Y ya veis, que tenéis para todas las edades.
Pichi, conjunto de falda y ranita de la pequeña. ¿No están divinas de la muerte? Yo creo que nadie podrá decir que qué mal van vestidas. Y si no, es que tienen un serio problema. Para mi gusto, claro.
Que hay unas susceptibilidades que no veáis…

El pichi combinado con la blusa tan deliciosa, con ese estampado elegante y y volantito en el cuello y en los puños, me priva.

Con los lazotes en las coletas, me recuerda tanto a cómo me peinaba mi madre de pequeña… ¡Los lazos, siempre impecables! Eso, ante todo.
Monísimo el vestido espigas de la pequeñita con lazo de terciopelo granate y el pelele de la bebota, con capota de orejitas coordinada de impresión.
Cómo están, ¿no? Estas niñas son de las mías, totalmente.

Y el conjunto de falda para la mayorcita, también divino. Y todo súper asequible. ¡Qué colección tan preciosa, Mercedes! ¡Qué normal, qué de niños, y que falta de recargamientos!


¡Chapeau de los grandes!
Vestido espigas de la mayorcita, también delicado, delicioso y coordinado con el niño de camisa de rayas a juego, ya me diréis.
¡Esto es ir coordinado y no ponerle culottes al niño hasta los seis años de la misma tela que la niña!
¿Entendeis lo que quiero decir?

Estos otros dos cañajos, también divinos con sus conjuntos, perfectamente coordinados.


Vamos, que estas dos colecciones se complementan, como veis, a las mil maravillas.

Delicias…
Siguiendo con estos tonos, monísimo también el vestido Garzas, con un estampado otoñal bárbaro.
El diseño, con los volantes en el canesú hasta la cintura, en la que se anuda con una lazada, requetemono.
Por supuesto, también el conjunto de falda y el conjunto de la más pequeña, qué os voy a decir…
Si estáis pensando en tonos burdeos, aquí tenéis varias colecciones de aúpa.
No os lo penséis mucho.


Y en granate, la colección estrellas. No cabe duda que el granate y burdeos, cerezas, color vino, guinda, etc. no pueden ser más los colores de esta estación.

El vestido, pocholo, con botones delanteros y volantito en los hombros, de niña mona de toda la vida.

¿No queríais llevar a los niños monos sin gastaros un dineral? Pues aquí los tenéis. Más fácil, imposible.
El de la bebé, otra monería. Con letotardos y bailarinas, preciosota.
Fijaos qué colosal es la sudadera para el niño y cómo está la parejita…¡De portada de revista!


No cabe duda, que el buen gusto es el buen gusto. Y no hay manera de corregirlo a aquellos que no lo tienen. ¿Qué es subjetivo, estoy oyendo? De eso nada, por desgracia.
Esta temporada, Mercedes me ha sorprendido con los formidables conjuntos de sudaderas y braguitas (para la que quiera), como acolchadas, en rojo y en azul.
¡Son divinas! De mucho poner, no sólo ideales, sino muy prácticas también.

Aquí veis a estos tres niños en esta foto tan ideal y dan ganas de enmarcarla y tenerla en tu casa. ¿Qué os parecen?

A mí, impresionantes. Para los más pequeños, con la braguita y unos leotardos, qué señor conjunto, por Dios… El niño, de comérselo.

Y la mayorcita, para vaqueros, ideal. O para cualquier falda o pantalón. Facilísima de poner.

Y en azul, pues lo mismo. Son unos conjuntos tan monos, que dan ganas de comprarlos para regalar incluso.

En el color que prefieras. Me chifla el niño (la niña también), porque hay menos cosas para ellos y este conjunto es una locura.

La colección estribos, dulce, con un estampado divino

también y de nuevo, súper ponible. Como la Nube. Todo en “Babuska” es práctico, además de fetén.
De nuevo, conjunto de falda con blusa blanca de plumetti, vestido, pichi con blusa, conjunto de la pequeñita…
Ya lo vais viendo y yo, suspirando.
¡Cómo me encantaría

diseñar! A veces, lo veo tan fácil…

Ya veis qué fantástica colección, de nuevo para coordinar a hermanas, primas. De todo.


El pichi Nube con la blusa, de mis favoritos.


Y la falda con la blusa…¡Me pirrra todo!

También tiene colección escocesa, que siempre es un acierto absoluto. Un escocés “sui géneris”, no el típico, pero de cuadros, al fin y al cabo.

La braguita con volantes para las pequeñitas, la bomba. Unos buenos leotardos y un chaquetón de la marca, harán el resto.

De esas niñas que te apetece encontrar por la calle, ya sabéis…

Y como siempre, para todos: niña, niño, bebé… Mirad qué estampa más bonita.

Fijaos tanto en el vestido de la mayor, como en esta foto, en la que están la pequeña, con el vestido de talle alto y el bebé, que no me puede gustar más.

Con esos pololos , la blusa de plumetti y el gorro, de morir…
Colección Piñas de la que ya os he enseñado algo, de nuevo más y más gusto.
En un estampado neutro, gris perla , delicado y elegantísimo, queda ideal combinado con gris antracita, burdeos, topo… ¡Probad y veréis!

El vestido, el conjunto de falda de nuevo y el peto del niño, de nuevo un acierto no hacerlo con la misma tela, sino en una pana grisácea que le va a la perfección con todo lo de las niñas.

De fábula, ¿no?

También las estrellas grises tienen presencia en esta colección de invierno y son igual de bonitas que todo lo demás. Como siempre, para todos.

Ideal la niña con la falda acompañada del bebote…¡Qué familias tan pirrantes!
De nuevo, una sudadera perfecta para el niño, ya lo veis. Pichi para ella… ¡Lo ha bordado!
Y cómo no, los chaquetones tan monos y ponibles.

Me vuelven loca. Veis aquí algunos, como el de espiguilla, unisex, divinísimo, con pompón en la capucha.

¿No es monísimo?

El burdeos de pelo forrado de borreguito, otra cucada sin igual. La niña, hasta tiene cara de frío.

El gris que lleva esta pequeñaja, también con borreguito y pelo en la capucha, con el conjunto de peto y camisa de estribos… ¡Soberbia!

El camel, siempre elegante…

Hay mil combinaciones y posibilidades. Todo se hace bajo pedido y con los motivos que queráis.
Monería de abriguito en rosa nude

con orejitas, abierto por detrás… ¡Qué bebé más pocholo y más divino!


Chaquetas reversibles con borreguito, en las que podéis elegir la tela también… Y las capas, el punto fuerte de esta marca, como os decía.


Entrad en su web y veréis la infinidad de posibilidades que hay. Un montón de diseños, colores, extras…

Ideal la verde caza de esta niña, de mis favoritas, o la verde botella de ceremonia.

Todas tienen algo, ese algo con el que la marca lleva triunfando sin descanso año tras año.
Os advierto que tardan en hacerlas, por lo que las que las queráis para Navidad, podéis ir encargándolas, que sé que están a tope de pedidos.
Yo me tengo que dar prisa también, que a este paso, me quedo sin ellas.
Una maravilla de marca. Ya tenía ganas de volvérosla a enseñar.
Un beso a la normalidad