
¡Que día más desagradable! Triste, gris y lluvioso. Llevo toda la mañana hablando con marcas portuguesas, porque quieren que les organice un showroom y la verdad es que no me puedo quejar. Son encantadoras y contestan rapidísimo. Lo único, el idioma; se entiende más o menos pero ya lo que me faltaba es aprender portugués. Con el francés que me enseñaron las monjas ya tengo bastante. Es que tuve una monja super estricta, la madre María del Puig, que nos tenía a raya. Gracias a eso, aprendí muchísimo y no se me olvida. ¡Qué tiempos… dónde estarán!

Bueno, que me enrollo, como siempre. Quiero hablaros de una marca que, para mí es de las modernas–bonitas. No sé si me entendéis, pero a los niños da gloria verlos. Es Bonnet à Pompón. Estilosos, con ropa medio bohemia de inspiración parisina… ese desarreglo meditado y perfectamente estudiado… no sé, a mí, que soy toda una clásica, me ha encandilado. Y es que, como digo siempre, lo bonito y lo bueno, lo hecho con ganas y cuidado, se nota.

Otra cosa muy importante de esta marca es su calidad, conjuntos suaves, hechos a mano y con cariño, donde predominan los colores pastel; diseños dulces, elegantes, exquisitos… todo esto y más diría yo de Bonnet à Pompón. Es una marca española cien por cien, que empezó su andadura en 2009 y va creciendo de manera fulminante. Y no me extraña.
Es el resultado del sueño de Alejandra Sánchez-Ramade, su fundadora y diseñadora. Su estilo de ropa es, en gran parte, consecuencia de sus estudios en París y sus viajes a la Provenza. Puede estar orgullosa de lo que ha conseguido.

En Bonnet à Pompón encontrarás desde ropa de bebé hasta de niños y niñas pre-adolescentes. Tiene una tienda de dos plantas preciosa en Madrid , en la calle Lagasca , que, desde luego, merece la pena visitar. Pero lo mejor es que tiene tienda online y ya sabéis que ese es mi objetivo: facilitaros las compras, en la medida de lo posible, en este mundo de locos en el que vivimos; en el que al día, le faltan horas.

Empiezo con los conjuntos de bebé, todo de la marca y todo fácil de comprar. Os enseño a esta bebita con abrigo y gorro de punto de garbanzo beige con pompón.

Me parece dulce, especial… y sin necesidad de irnos al rosa por definición. O este otro modelo de culotte con blusón de florecitas azules y capota… Ideal, todo en tonos pasteles.

Me encantan los bodies hechos a mano con delicados bordados y el mejor algodón. Son monísimos, además de super prácticos y resistentes. ¡Anda que no habré usado yo bodies! Y en la tienda de Burgos, los vendíamos como churros. Y eso que eran blancos, de buena calidad, pero normales… Ya no te digo nada de esta cucada en la que puede asomar el cuello por encima del jerséy… es más, debería ser obligatorio.
Éste que veis, es el clásico ejemplo de una bebé parisino, con su culotte de espiga, más serio, y luego la camisita con cuello de volantito y

chaqueta celeste… ¡Está de revista! Y tres cuartos de lo mismo digo de esta bebé con vestido de punto en tono rosa empolvado, con cuellote de volante y lacito. ¿Os gusta?

También tiene algún toque oscuro, guiño a lo marinero, como este conjunto de culotte con tirantes en marino y camisita azul de cuello bobo… monísimo.

Para niñas mayorcitas, me parece estar en el mismísimo París viendo a estas dos monadas: la niña con vestido de punto gris y cuello bobo negro y la otra, con blusón crudo con pasacintas negro. ¿No están chic total? Ya lo creo. Me chiflan. Estilazo en estado puro.


Y para estilo, el de este niño con este jersey que me entusiasma; en color beige, sin cuello y con tres botones a cada lado… delicioso.
Esta niña, podéis pensar que no lleva nada especial y, sin embargo, lo tiene todo: ese toque mágico de los tonos pastel o nude en los pantalones y esa blusa preciosa con cuellos y el escote abierto…¡me he trasladado a París!

También hay espacio para otros tonos. Mirad a estos niños…desprenden glamour total en su sencillez. Ahí está el secreto de Bonnet à Pompón. El jerséy de la niña y el gorro, tejidos a mano con los mejores materiales; a juego la falda, un poco más oscura; el pantalón camel del

niño, con camisa estampada y la chaqueta chocolate, también hecha a mano… ¡Están de película!
Un conjunto de niño que me tiene enamorada, y que si te lo describen por teléfono echas a correr, es éste: jerséy de rayas granates y azul grisáceo con cuello verde caqui y gorro gris.

Pero… ¡Voilà! Maravilloso conjunto de estilazo total con el que veo a La France en persona. Es un acierto que con este juego de colores, se consiga semejante resultado. Rompedor total ¿vous ne pensez pas? (¡ahhhh, me arrastra la madre María del Puig!)

Lo mismo digo de esta pareja divina, cual hijos de Carolina de Mónaco: tanto el jersey de la niña, como la chaqueta del niño con botones de madera, están hechos a mano con la máxima delicadeza, al igual que el gorro de la niña, en un verde fantástico. El niño, más

clásico, pero chic total, con su cuello verde y la niña bohemia, bohemia…¡Fantásticos!
Esta capa gris me enloquece, me chiflan las capas… y mirad cómo la lleva con zapatillas. Si cuando se tiene estilo… Por no hablar de la niña de la camisa de cuadros con sombrero y pantalón pitillo gris… ¡Silencio. Se rueda!

Este es el espíritu de Bonnet a Pompon: bohemio, chic, estiloso, desenfadado, parisino y tantos adjetivos más que le podría poner. Eso sí, todo hecho con paciencia, delicadeza, tiempo y cariño. Nada desaliñado, todo en su sitio, estratégicamente estudiado.

Os dejo con este grupo de niños y niñas que transmiten exactamente lo que os he contado: vestido de punto de rayas en negro y gris, vestido calabaza estampado (con botas, de bohemia total, cosa que mi madre jamás me dejó), niños clásicos pero con ese

estilo inconfundible de los colores mezclados, la blazer con coderas, que es divina y la lleva como quien lleva una camiseta… En fin, no digo más, creo que me habéis entendido de sobra.

Y si estará todo estudiado, que hasta da gusto comprar, ya que los envoltorios donde te colocan la ropita son tan ideales… Ya veis que los detalles importan y mucho porque, si es para un regalo, casi disfruta más el que lo regala que el que lo recibe. Que se lo digan a mi madre y a mi hermana que, cuando les regalas algo exquisitamente envuelto, empiezan a gritar… ¡Qué ideal…! Y yo les digo: «pero si no lo habéis visto» Y se quedan tan emocionadas con los envoltorios como con lo de dentro. A veces hasta más, jajaja.
Cuando el buen gusto está de por medio, da igual clásico, moderno o surrealista: ves a los niños y ellos te transmiten todo.

No dejéis de ir a la tienda quienes podáis y si no, para eso está la tecnología.
Un beso y… siempre nos quedará París.