
Marzo nos ha recibido con tiempo de primavera. ¡Qué biennnn! Francamente, ha sido un día estupendo. Hemos estado comiendo con unos amigos y nos han dado las tantas…
¡Qué bien se está cuando se está bien! Son de esos amigos de toda la vida, con los que puedes estar meses y meses sin quedar,

y cuando lo haces, parece que no ha pasado el tiempo… Eso son las cosas buenas de la vida.
Lo malo es que ya le estoy dando vueltas a la cabeza, porque ellos se van dentro de muy poco de viaje a La Toscana y ya nos han estado animando para que nos apuntemos. Sé que no va a poder ser, por mil cosas… pero lo que me apetece, no está escrito.

Sigo y sigo pensando a ver de qué manera podríamos hacerlo… pero va a ser imposible. Demasiadas cosas dejamos aquí: niños, padres, seres vivos… No iba a disfrutar del todo, pero vamos, que estoy con un pichicharre horrible.
Cambio de tema, que si no sigo y sigo con esto. Ayer, ¡otra vez!, una chica me dijo que cuándo iba a hablar de vestidos para ceremonia, para llevar las arras…

¡Pero si ya he hablado un montón! Está claro que no es suficiente. Sobre todo, cuando me mandó unas fotos de los niños y me dijo que los quería llevar de blanco. ¡Craso error! Los niños eran blancos de piel como una pared recién pintada y le dije que hoy hablaría de vestidos de ceremonia.

Que conste, que, a pesar de que se dice que en las bodas, nadie tiene que ir vestido de blanco para no eclipsar a la novia, a mí me parece una solemne tontería. La eclipsarán si la novia va sosa o rancia y una de las invitadas o las niñas estupendísimas y radiantes.

Pero esto, vayas del color que vayas.

A mí, ningún niño de arras me ha gustado más como en una boda a la que fui, e

iban todos vestidos de blanco, con coronitas en el pelo. Fue una boda preciosa, en septiembre, los niños morenitos… Daba gloria verlos.
Lo que os intento decir es que no os emperréis en que los niños vayan de un color determinado, sí o sí. Os tenéis que preocupar de que vayan monísimos, sea el color que sea.
¡Qué perra con ir de blanco o amarillo, si luego parecen cadáveres!
Por eso, os hablo hoy de Artesanía Amaya, todo un clásico en los vestidos de fiesta, sean del color que sean, pero todos bonitos.

Me gusta especialmente porque su diseñadora, Amaya Sánchez, tiene su propio estilo y no se parece absolutamente a nadie. Su independencia creativa es innegable y eso, hoy, es muy difícil, cuando las copias son algo que está a la orden del día.

Sus diseños tienen una mezcla de tradición, vanguardia, romanticismo, minimalismo… no sé. Me resultan encantadores, y no me extraña, ya que ella creció rodeada de patrones y tejidos en el taller se sus padres, lo que le despertó su interés por la moda.

Estudió en Madrid en el Centro Superior de Diseño de Moda, y posteriormente en Londres, para finalmente, unirse al negocio familiar, con unos resultados increíbles, como los que os enseño a continuación.
Tiene diversidad de modelos irresistibles. Parece que cada día se le ocurre algo nuevo. No sé de dónde sacará el tiempo, dado que también diseña Comunión y ropa de calle.

Ahora, me voy a centrar en su ropa de Ceremonia, a ver si consigo tranquilizar a alguna que otra, que no tiene nada claro cómo llevar a los niños en un día tan especial.
Ya que los he nombrado, voy a empezar por los blancos, que ya os he dicho que me encantan si son bonitos, aunque la novia vaya también de blanco. Es más, por eso. Queda una estampa divina.

Este vestido de talle bajo es encantador. Varias niñas así vestidas de arras, quedan ideales. Lo mismo, que éste otro, impresionante, con su bajo asimétrico de varias capas y esa espalda anudada con cintas.¡Superior!

También monísimo el vestido del cuerpo bordado entero con la falda de organza y flor en el pelo y en

la banda, o esta preciosidad de niña, con el vestido blanco y banda rosa con flor y tocado a

juego. Pues imaginaos a un grupito así… ¡De morirse! Por ejemplo, la mayor, con el cuerpo bordado igual y la falda de bajo asimétrico, como éste…
Preciosísimos esos vestidos blancos con rosa. Con bailarinas rosas… de cine.
Este conjunto de niños en estos colores os da una idea de cómo pueden ir. A mí me chiflan estos colores suaves, os repito, si son bonitos los diseños, como es éste caso.


Y el blanco con tostado, qué os voy a decir que no sepáis. Para mí es casi la combinación perfecta, como este niño con camisa de lino blanco y fajín tostado a juego de las bermudas y la niña con el vestido blanco y banda tostada. Elegancia total.

También pueden ser en blanco, más sencillos, pero no menos encantadores, como este de pliegues y flor, todo suelto o el otro, también con los pliegues, pero con el talle bajo. No me digáis que no son chiflantes.

Con un poquito de color en la piel… Los veo idóneos para bodas en agosto o septiembre.

Otra opción siempre elegante son los tonos pastel, sutiles, suaves… Pueden resultar realmente deliciosos, como éstos vestidos de flores grandes en la cintura y muy vistosos y alegres con el

vestido contrastando con los tonos rosáceos y malvas en varias capas de tul. Soberbios

O los colores aguamarina, último grito de este año. Los de estas dos niñas, uno contrastando rayas verticales en el cuerpo con las horizontales de la falda o el otro, liso, con el lazote… ¡Perfectos! El de talle bajo me priva: encantador y sencillo, con pliegues y

mangas que parecen alitas…
Y para espectacularidades y dar el campanazo, ¿qué opináis de este vestido en tul, con volantes grisáceos sobre aguamarina y cuerpo bordado? Impresionada estoy. Sé que hay gente deseando encontrar este tipo de vestidos y se vuelven locos. Pues, voilà: conseguido. Irán sí o sí espectaculares. Eso sí, lo que siempre os digo: seguridad y garbo, que si no, pueden parecer cualquier cosa. Niñas con salero y

personalidad.

Los colores rosas o azules, generalmente no son colores en los que uno piensa al vestir a niños de arras, pero por eso mismo, os digo, que no hay que ir con un color preconcebido.

Si ves el diseño, el tono de piel de tu hijo y otros factores a tener en cuenta, puede ser la elección perfecta. Por ejemplo, si la novia lleva banda rosa y algo en el pelo igual, fijaos las maravillas de Artesanía Amaya: desde el más sencillo, como el vestido rosa de talle bajo y asimétrico, pasando por estos más especiales de tul de volantes y cuerpo bordado, con flor en la cintura y en el

pelo, hasta llegar a los fucsias reventones, que, estando morenitas pueden ser el no va más. Mirad estas dos niñas, cada una con el modelo acorde a su edad, con vestidos de plumetti, uno lleno de volantes y el otro de talle bajo. Me enamoran. O estos otros de cuerpo blanco y falda fucsia de mucho vuelo,

espectaculares donde los haya. ¿Y el vestido rosa entero, con una banda deliciosa cruda…? Me imagino a la novia, con un ramo de flores en estos tonos y ¡Qué maravilla, por Dios! Cuando algo es bonito, lo es y llama la atención, sea

del color que sea. ¿ Lo veis?

Y ¿quién dijo que el celeste no es un color de arras? Callo la boca ahora mismo al que diga que este vestido, divino de la muerte, no es de ceremonia. Con encajes en crudo y cierto aire vintage, es uno de mis favoritos. En determinadas bodas, puede ser que unas niñas vestidas así sean el centro de toda la atención.Por lo menos, lo sería de la mía.

Y otro, monísimo, romántico y más clásico, éste azul de pliegues con volante abajo. Tiene muchísimo encanto y varias niñas así…

O este vestido de talle bajo y tiras bordadas en un azul grisáceo…Ya veis que imaginación no le falta a Amaya. Es perfecto .

En rosados tirando a lila me chiflan éste, con la falda de volantes en rayas anchas blancas, y este otro malva es de caerte para atrás con la pechera cuajada de volantes. ¿Cómo os quedáis? Coordinados con los adornos del evento en cuestión, pueden ser absolutamente bárbaros… Estilazo y

encanto les sobra.
Y puestos a romper las normas más tradicionales, ¿qué os parece este vestido exquisito de cuerpo blanco, banda ancha roja y falda de vuelote en rayas de ambos colores? Distintos diseños y mismos colores

en este otro grupito. Los veo impresionantes para una boda en plena primavera. Se los pondría con bailarinas en rojo. Recuerdo una boda en Sevilla, que se me ha quedado grabada en la retina, donde el protagonista fue este color… ¡Espectacular! Ramillete de flores rojas de la novia, a juego de la banda y los

niños así… y ¡bombazo total! Hay que saber distinguir épocas del año, lugares, detalles, mil cosas en realidad. Escándalo de boda en rojo… ¡Preciosa!
Ya veis que no hay colores, sino momentos y diseños, como los de Artesanía

Amaya, para acertar de pleno con el modelo. Por eso le decía yo a esta señora, que no se emperrara con el color blanco ya que los niños no eran morenos y no iban a estar favorecidos.

Fijaos si os doy ideas aquí, para todo tipo de gustos, meses del año y tono de piel de los niños… que es fundamental.

Así como ir a juego con la novia. En resumen, la estética, el conjunto…
Creo que con cualquiera de estos

diseños de Amaya Sánchez, vuestros niños no pasarán en absoluto desapercibidos, ya que ninguno tiene desperdicio. Son muchos años de
trabajo y experiencia los que han conseguido un resultado tan maravilloso. De otra forma, no podría ser… Nada viene regalado.
Acordaos de Artesanía Amaya… Tiene para dar tomar y regalar. Yo me quedo con el celeste vintage… para llevar la contraria, jajaja.
Un beso nupcial.
hola como podria comprar uno de esos modelos .
yobanka_75@hotmail.com
muxas gracias d ante mano
Hola Yolanda. No sé si los modelos a los que te refieres no son ya de este año. Creo que no. De todas formas, busca Artesanía Amaya en google y te sale su página de facebook. Envía un mensaje y diles que vas de parte del blog Nubes de Lunares, que me conocen. Que te digan los puntos de venta más cercanos a tu localidad. ¡Muchas gracias!
Maravilloso reportaje de diseños y formidables los comentarios. Me encanta !!!
Isabel.
Mil gracias, Isabel!