
Pasan los días y sigo sin escribir… La verdad es que el momento que estoy pasando no se lo deseo a nadie y os agradezco infinito todos vuestros mensajes.
Llevamos una vida muy rutinaria, muy lenta, con mucha ansiedad…

Por lo menos, el tiempo está siendo de verano casi y nos permite dar largos paseos con Tess por el monte. Lo demás, en casa y eso que ayer por la noche, tuvimos una “fiesta”, ya que era el cumpleaños de mi cuñada y salimos. Lo pasamos bien, nos distrajimos y eso ya es bastante.

Mientras pasan días de incertidumbre, de mantener la esperanza y demás, he decidido escribir hoy, aunque no sé si terminaré.


Enseguida llega la hora del paseo y además, este fin de semana ha venido Juan y siempre es una alegría verle y estar con él.

Voy a hablaros de lo que más me estáis preguntando, que como es lógico en estas fechas, son los eventos.
De todo tipo: bautizos, comuniones, bodas, etc. Me centro hoy en los niños de arras, que, para mi gusto, es en lo que hay bastante vacío por parte de las marcas y muchas de las que hay, no me gustan nada, ya que confunden una boda elegante con la verbena de la Paloma o no sé con qué.

Pienso que muchas quieren llevarlos demasiado engalanados, recargados y exagerados.
Y nada más lejos de lo que

me gusta a mí, que peco de lo contrario.
Un diseño sencillo y acertado le da mil vueltas a todos los volantes y tules del mundo.

Claro que, de pende de la boda.
Las arras que os voy a enseñar no pegan nada con esas bodas tan chabacanas que se ven de vez en cuando, tanto en las revistas, como cada uno en su ciudad o pueblo.

Me van a ayudar dos marcas: “El Atelier de La Nonna” y “LaBubé”, donde no veréis nada de brillos, volantes o vuelos excesivos. Arras elegantes, con linos, crepes, con cierto aire antiguo, que me chifla de siempre. Niños que parecen salidos de películas del siglo XIX y que son absolutamente encantadores. Colores crudos y pasteles y un montón de diseños, todos del mismo estilo encantador.

Me imagino estas Arras para novias con un gusto de impresión, de esas que salen en las revistas y babeas porque todo te parece perfecto.

Claro, depende también de en qué revistas… Ahora, hasta el “Hola”, que siempre me ha chiflado, está de capa caída y donde antes veías a Carolina de Mónaco, impresionante en la portada, ahora ves a la Pedroche de turno o a la familia entera de Jesulín.

Claro, no esperéis ver estas Arras en gente así.
De famosos, ahora mismo sólo me salen Miranda y Julio Iglesias. Seguro que les llevaban parecidos a esos niños tan preciosos que tienen.
No esperéis verlos en Pilar Rubio y su augusto marido o en la baronesa

Thyssen, por mucho que tengan todo el dinero del mundo. El buen gusto y el dinero, por desgracia no suelen ir unidos.
Pues ya estáis viendo a los modelos que me refería. Un toque rústico chiflante, tejidos naturales, de estilo antiguo, románticos y sencillos.
Si además acompaña el

entorno (una boda en el campo o con mucho verde alrededor) quedarán irresistibles.
Por ejemplo, el increíble vestido

Francia de “La Nonna”, que más bonito no puede ser, con su corte clásico y sus mangas tipo capa. La tela, de tul con bordados en crudo adornado en el corte con tira de valencienne también en crudo.

Me imagino a estas niñas con las arras, una coronita pequeña y una cestita o un simple ramillete en la mano y no me pueden pirrar más.
Es lo bonito combinado con la sencillez, pero con unos tejidos de

ensueño y un diseño de enamorar para las que lo saben entender. Ya sabéis que no está hecha la miel …
Blanco y beige. ¡Qué más quiero yo! Incluso le podéis dar un toque de color con algo natural en verde para el pelo y unas alpargatas verdes, por ejemplo. Original y precioso.
Sencillo e igualmente delicioso para complementar con alpargatas o bailarinas del mismo tono, el vestido Baviera, compuesto de dos piezas: una base de plumetti con mangas farol, terminada con tiras bordadas en cuello, bajo y mangas y por encima, un pichi de lino de escote pronunciado y pequeños botones forrados en el pecho.

Os lo enseño en este rosa que me chifla, pero tenéis unos diez colores para elegir, dependiendo del color predominante en la boda, de la novia, de mil cosas…

Ya lo veis, no tiene mucho misterio y tiene todo el buen gusto del mundo. Unas capotas o coronas ideales harán el resto. ¡Niñas bombón!
Clasiquísimo y divino, el conjunto Magdalena con fajín. Yo, como buena amante de lo clásico, admiro este tipo de vestido que jamás falla.
De lino, con corte en el pecho y mangas farol, adornado con tiras bordadas color crudo en cuello, bajo y mangas, no puede ser más bonito.

Podéis elegir el vestido en un color y el fajín y botones en otro y cómo quedaaaaaaaaa…
Más maravillas con el conjunto Biarritz con o sin delantal. Éste último,

compuesto por tres piezas: un pichi de lino con lazada en la espalda, una base de tejido Bilbao con mangas tipo farol y cuello rematado por puntillas valencienne y el delantal, de tejido Bilbao rematado con tira bordada.


Aquí lo veis todo en crudo, pero el pichi lo podéis elegir en cualquier color y queda soberbio.

El vestido antiguo de organza es otro que me pierde. En este verde delicioso, de lino, clásico de nuevo y con tiras bordadas rematando todo.

Una pechera espectacular y corte en el pecho. Lo tenéis también en un montón de colores. Éste me priva, tanto para verano, como para invierno.
Es de una clase increíble. Ya sé que muchas no lo entenderéis, porque a veces me lo habéis dicho: “demasiado clásico” o “muy de monja”… En fin, yo me callo.

Más maravillas con el vestido Bolonia, en lino rosa, con tiras bordadas.
De nuevo un canto a la sencillez, dejando a la imaginación todo tipo

de complementos ideales, pero la base es este precioso vestido, «sencillo pero importante”, como dice una amiga mía.

Un grupito de niñas vestidas así y con complementos ideales no dejan indiferente a nadie.
Yo, a los niños les pondría siempre una camisa de lino mao y bermudas a juego, con fajín si son pequeños. El color acorde con las niñas y siempre irán bien. Los niños lo tienen muy fácil, al contrario de lo que se suele creer.


En “La Bubé”, encontramos niñas de arras de estremecer, con el aire inconfundible de su diseñadora, Carlota Abril, que cada vez hace todo más bonito.

Niñas con aire rústico, de nuevo con linos y crepes… Bodas de ensueño con estos cortejos.
Y el vestido Catalina nos lo demuestra. Bicolor, de manga corta con gran puntilla de valencienne, me parece, como os decía antes, de película. De lino y algodón, es ideal para entretiempo. El cuerpo siempre es crudo pero la falda puedes elegir el color, aunque a mí, en beige, me priva, como ya sabéis.

Entran en juego las capas, que más no me pueden gustar, como ésta, en rosa, con capucha, tipo Caperucita, con remate de valencienne y gran lazada de cinta de algodón natural.

La tenéis en varios colores y quedan de muerte con sus vestidos. ¡Qué niñas, por Diossss!
No cabe duda de que las capas visten, son elegantes y juegan un papel muy importante en días especiales. Es una prenda que me chifla.

Y nada más rústico que el delantal Paca, con estilazo, atado con cuerdas y remates deshilachados. El delantal siempre es beige con la cinta negra, pero la base para el mismo puede ser en el color que más os guste.
Ya me diréis cómo está la niña…

Con la blusita blanca de manga farol, no me puede gustar más.
A este conjunto le va muy bien cualquiera de los sombreros o capotas de rafia de la marca, que de nuevo, me parecen colosales.
Por ejemplo, el sombrero grande de rafia. Exagerado, con un gusto exquisito y

totalmente adecuado para una boda idílica.

La cinta de algodón que lleva se puede poner por dentro o por fuera, para mantener o aplastar el ala del sombrero. ¡Para todo hay que saber!

Bárbaro, el vestido Catalina, de lino cien por cien con puntillas caladas de valencienne y lazada de crepe rosa incorporada al vestido.
¿No es absolutamente divino? Éste tiene un aire romántico y delicioso, que ya es todo un clásico en “La Bubé”.

Tal cual la estáis viendo, con la coronota de flores y el bouquet, está perfecta. Unas bailarinas rosas y no he visto cosa más bonita en el mundo. Si os dais cuenta, todo es sencillo, armónico, perfecto.
Nada de brillos, vuelos innecesarios ni cursilerías que abundan mucho en las bodas.

Lo mismito os digo del vestido Flora de flor blanca, al que veo absolutamente de quedarse con la boca abierta. Divino, colosal, no sé ni cómo calificarlo de lo exquisito que es.
Es a media pierna y como veis, tiene una gran pechera de puntillas de valencienne y lazada delantera en crepe rosa que es una auténtica obra de arte.

Vamos, que me derrito con él. Lleva dibujadas flores blancas en la tela, pero también se puede hacer en lino liso color crudo, que también es sensacional.

Más sencillo, también ideal y de crepe con puntillas de valencienne, el vestido Valentina, con gran caída y un aire informal que me encanta y que hace elegante una propuesta muy ponible. El escote en V favorece mucho, sobre todo a las mayores.

No me vengáis, como alguna, que me dice que parecen camisones… Entonces, ni sigáis leyendo, porque está claro que este estilo, no os va.

Y prácticamente, digo lo mismo del vestido Olivia, también de crepe, con mucha caída y con puntillas de valencienne.
Es un estilo, que, si te gusta y lo sabes complementar bien, son dignas de la más bonita de las portadas.

Por ejemplo, con la corona de flores de la misma marca, que es una bomba de bonita. A este vestido sencillo pero divino, le viste por completo. Le complementa y lo hace delicioso.
Ya veis cómo quedaría. Son flores artificiales con detalles de tela de saco. ¡Esta Carlota es única!

Y otro vestido que me quita el hipo es el Amazona. De entretiempo, para bodas de primavera, es único. De lino y algodón, lleva la capa cosida a las mangas y fijaos en el resultado…
Me parece una delicatessen y además, este vestido ya lo había diseñado yo hace mucho. Jajaja.

Ya sabéis que me encanta diseñar en la mente y siempre me había empeñado en un vestido así… Y mira por dónde, a Carlota le ha gustado lo mismo.
Es una auténtica pasada, como dirían mis hijos… Y miradla con el niño, vestido de lino crudo. ¡Qué estampa!

Con la chistera de rafia con lazada de algodón, ya es el colmo del estilazo y de la clase. ¡Ojo! Hay que saber defenderlo… Lo tenéis en varios colores, pero a mí, el crudo me puede.
Pues ya habéis visto un poco el estilo de arras que me gusta. Sencillos, con clase, originales, románticos, con aire rústico y con complementos que se salen de lo normal, como la chistera, chales, el sombrero Japo, bailarinas de crochet…

No puede haber bodas más bonitas que con los niños vestidos así. Porque eso quiere decir que la novia tiene un gusto exquisito y probablemente, la boda entera será un espectáculo y un recreo para la vista.

Eso sí, ya os he dicho que no os fijéis mucho en determinadas revistas, porque nadie de los muy conocidos tiene este gusto.
Ni siquiera aquellos que tienen miles de seguidores en Instagram, son influencer y demás… Otro ejemplo: Paula Echevarría. Por una vez que acierta, hay cien que falla. No se puede seguir la moda a rajatabla ni tener tan poca personalidad. Y mira que es guapa, pero nada de nada. Que no encontraréis jamás a su hija así vestida.
Y desde luego, yo os animo si os gusta, por supuesto. Para las que lo veis “soso”, pues hala… a vestirlas de “reinas por un día”. Si sois felices, es lo importante.
Un beso antiguo
Te sigo desde hace tiempo, tengo dos niñas de 11 y 10 años y siempre las llevo monísimas, con todo lo que aprendo sobre moda infantil contigo.
Muchas gracias por no olvidarnos y ánimo!!!
¡Muchísmas gracias! No sabes cómo te lo agradezco…¡Un abrazo! Eva.