
¿Qué tal el jueves? Todo el mundo un poco cansado de la semana. Yo, igual, pero además, los gatitos me siguen dando la noche. Hoy cumplen 5 días, a ver si se van calmando…
Por otro lado, con la Selectividad y los nervios. En Burgos, como no hacía calor, pues daba más igual estudiar, pero aquí… ¡esto es horroroso! Y eso que parecía que hoy iba a hacer fresquito. Pues de eso nada monada.
Bueno, estoy contenta, porque he resuelto la ropa de unos niños de

arras que van a dos bodas. Las dos chicas que me lo han preguntado se han quedado encantadas. Espero que salga todo bien… No es nada fácil ir de arras, pero nada fácil. Ir monos, claro.

Hay que ir a juego de la novia (si ya quieres rizar el rizo), que los niños (chicos), no vayan ridículos si son un poco mayores… En fin, pequeños detalles en los que sé que sólo nos fijamos unas pocas, pero que a mí me quitan la vida.

A lo mejor veo a unos niños ideales de la muerte y cuando miro bien, me encuentro con el disgusto de que les han plantado unos calcetines blancos. ¡Por Dios! A mí me entra de todo. Diréis que qué bobada, pero no. Cuando estás tan metida en la ropa infantil, ésto es más o menos como un sacrilegio. A los padres los crucificaba yo…

En fin, que hoy no estoy suavecita, como veis. Entre el calor, broncas con los niños y alguna que otra cosilla, no estoy de muy buen humor. Así que, no os queda más remedio que aguantarme. Si queréis, claro, faltaría más.
Y por eso, y para que no haya lugar a ningún tipo de crítica, vamos a hablar de una marca, que no tiene ni una pega, pero ni una sola. Bueno, para mí, por supuesto. Los demás, sois tan libres como el viento. Pero da la casualidad de que en ésto soy pura intransigencia y entonces, si no os gusta, pues qué se le va a hacer. Mala suerte habéis tenido.

Hablo de Ancar, marca de la que ya os hablé en invierno. Clásica, preciosa, siempre sorprendente por mucho que parezca que ya no te puede impresionar con nada, y como dije, marca que ve cómo pasa el tiempo tan ricamente, diseñando, sabia y calladamente, maravillas que hacen las delicias de muchísimos padres y en muchos países.

A mí siempre me ha chiflado. Es rarísimo ver algo que no me guste en esta marca, así que me vais a perdonar si no soy del todo imparcial. Vamos, yo diría que lo soy más que nunca, porque nadie me obliga a decir que me encanta. A la marca no le debo nada… jajaja.

Os voy a ir enseñando sus diseños para que vosotros mismos opinéis y me digáis qué os parecen. Sé que, como siempre, no será del gusto de todos, pero es que eso es imposible. El ser humano es impredecible y nos gustan cosas totalmente diferentes. A algunos les daba yo un palo… jajaja.

Voy a empezar con los colores azulones, ya que éste año, me apetece. Se llevan tanto los verdes mint y los rosas clarito, que para llevar la contraria, empiezo por este color ideal, que ya es un clásico: Vestido en blanco y azulón, sencillo, pero con el toque de Ancar.
La calidad y el buen hacer están en este vestido tan monísimo, con el cuello con un mini volante azulón, las mangas en forma de alitas y otro volante en el bajo. Es una preciosidad y con bailarinas azulonas, sirve

perfectamente para cualquier evento. Hasta con coronita de flores, lo veo para arras, si me apuráis… Y aquí lo veis por detrás, con ese escote en uve tan bonito y la lazada blanca. A su lado, el niño a juego, con camisa de cuadros azulones, jersey y bermudas también azulón. ¡Me encantan! Están divinísimos.

Y seguimos con el azulón. Estos dos vestidos, también ideales: uno con el cuerpo en blanco y talle alto con la falda azulona superpuesta y el otro, en un estampado de paramecios, con manga farol y suelto, atravesado

por tres tiras bordadas azulonas.

Los dos clásicos, con su “toque” especial.
Ideal también el vestido sin mangas, con pliegues y entero azulón. Tiene una clase… Lo que os digo, sencillo, pero no es un vestido cualquiera. Se ve en el detalle del cuello y en mil cosas.
Otra versión del vestido de paramecios con el niño. Monísimo también, con la falda superpuesta y fruncida en el talle alto. Las mangas con volantitos y el niño, como antes, como deben de ir los niños a esas edades.

Y también azulón para los bebés: ¡qué tono tan precioso! Hasta para bebés es ideal. Mirad qué conjuntos tan especiales, clásicos y llenos de gusto. Así es Ancar. Pelele de cachemir, conjunto de niña con el blusón igual (me pirra) y el del niñito, con la blusita de cuadros de bebé y bombachos. ¡Qué estampa tan deliciosa, por Dios!

Sigo con los tonos tostados y piedra, que si hay alguna abanderada de estos colores, esa soy yo. ¡Anda que no os doy la lata con ellos ni nada! Pues fijaos en las maravillas que tiene la marca: el vestido de rayas, imborrable de la mente de cualquiera, es totalmente impresionante.
Rayas tostadas y blancas, con cuello de volantón en tostado y escote precioso, de nuevo en uve, con los volantes y la lazada tostada. Sencillo y elegante como ninguno. Si hace frío (las del Norte me leen mucho), una chaquetita currita tostada y conjunto de diez o doce estrellas.

Aquí lo veis con otro con las mismas rayas y colores, pero con diferente diseño: cuerpo de rayas con manga corta y talle bajo, con lazote tostado y falda igual. Las dos monísimas.

Y si queréis ver una maravilla entre maravillas, éste es mi favorito: vestido, caído del cielo, con pechera redondeada tostada, con borde de volante de la tela de rayas y con tirantes tostados. ¡Ayyy!
¿Quién puede diseñar esto y quedarse tan ancho? La falda, en las rayas tostadas, con un buen bajo entero tostado. Bueno, ya lo veis. ¿Hay cosa más bonita? Muy muy pocas. Yo le pondría todos los complementos en tostado, sin dar lugar a ningún otro color. Elegante como pocos.

Y otra versión, más de pequeña: el vestidito de rayas con cuello bebé y lazada atrás a juego con el conjunto del niño, más informal, e igual de mono: polo de rayas tostadas y bermudas naturales. Precioso, pero preciosísimo todo lo de este color hasta ahora ¿no?

Sigo con tonos neutros, más tirando a piedra, más desenfadados e igualmente pocholos. Vestido de la niña suelto, con volante abajo y cuello ideal, con la mini chaqueta de mis sueños, a juego con el niño, con jersey precioso de estrella blanca y bermudas color piedra.

Aquí los veis de nuevo, con el vestido, de desmayo, de la otra niña, en tono piedra, con lazote blanco en el canesú. La otra niña lleva el jersey y el niño, una sencilla camisa blanca, que es con lo que más guapos están. ¿Sí o no?

Y de nuevo, os dejo con los conjuntos en tostado de bebé. A ver quién elige de esta cesta.

Cambiamos de color. Mirad estos conjuntos con este diminuto estampado en tonos azules. No me pueden parecer más perfectos. ¡Qué tela! El vestido, con los lazos rojos en los hombros, es totalmente de mi gusto, lo han clavado. Lo compraría ahora mismo, si mi hija fuera pequeña.

¿Y el mono corto de tirantes, fruncido en el canesú y con corte y lazo de la misma tela en la cintura? ¡Bufff! Con bailarinas rojas…

Y otra versión del vestido con la misma tela: escote cuadrado y pechera de volantón con puntilla roja y falda de vuelo, de nuevo con la puntilla. Hiper mega chiflante. El niño, en los mismos tonos, pero de niño: camisa azul de rayas y bermudas rojas. No puedo con este buen gusto, que es el mío, jajaja. Perdonad, pero es así. Veo todo magnífico, me enamora cada cosa, cómo está hecho, los tonos, los diseños, TODO.

¡Ahhh! Y mirad la versión bebé: de enamorar totalmente. ¡Qué monerías, por favor! Para tener tres o cuatro niños (que yo tengo tres ¿eh?) y vestirlos según la edad… Los fichan para algún reportaje, seguro.

Vamos a alegrar más el panorama con unos conjuntos que ni yo, en mis mejores sueños, podría diseñar: mezclan el azul con un color magenta precioso y el resultado es fetén, diría yo. ¿Cómo lo veis vosotros?

Para empezar, el estampado es impresionante. El vestido de la niña del cuello con tres volantes me apasiona: un volante de flores, otro liso azul y de nuevo de flores. ¡Espectacular! El de la otra niña, con forma de tulipán, mejor que lo veáis: combina sabiamente las dos telas y con la chaquetita azul lo remata de forma sublime. Y el niño, pues de niño mono, con camisa, jersey abierto por delante con solapas y bermudas.

Y aún más reventón: la misma tela pero en aguamarina y coral. ¿Se os habría ocurrido alguna vez mezclar estos dos colores? A mí, jamás. Es el toque moderno de Ancar. Pero cómo le ha salido… ¡Perfectísimo!

El vestido de esta niña no puede ser más favorecedor ni estar más guapa con él. ¡Bellezón por casar! El estampado en esos dos colores queda de cine y con la chaqueta y lazo (lazooo) y no tocado en el
pelo, divina de la muerte. Yo le pondría bailarinas aguamarina más que coral. La otra niñita, más desenfadada, lleva un blusón rojo de plumetti monísimo y un pantalón en este estampado chispeante.

Y no os lo perdáis, que también hay cesta sorpresa para los bebés. Yo hubiera jurado que nunca les pondría de esos colores, pero miradlos bien… Las clásicas menos clásicas seguro que están chifladas. Y el pelele de plumetti cómo es…

Y del rosa pálido al morado oscuro, también tenéis cosas maravillosas. ¡Ayyy! No puedoooo… Compraría toda la colección. Es que, mirad el vestido rosa de rayas de toda la vida con el cuello solapa blanco con cuatro botones de esta niña y la chaquetita diminuta, tal y como me gustan a mí…
¡Me pirraaa! Y los conjuntos de bebé… mirad la bebé qué mona. Sé que me repito, pero me parece todo exquisito.Igual que cuando estás en una confitería y no sabes qué pastel elegir.


Soberbia la colección entera rosácea. Desde el primer vestido hasta el último, incluyendo el conjunto informal de pantalón, ideal para cualquier día. La tela espectacular y los diseños, qué os cuento a estas alturas…

Llegamos al magenta, que llamo yo. Podría decir que sigue siendo rosáceo, pero es que así de complicada soy yo. Uno de mis favoritos es este vestido, con el cuerpo crudo de manga francesa terminada en volante, talle alto, una bandita en los mismos tonos y la falda de vuelo morada-magenta. A juego e imprescindible, el lazo del pelo.

Y estos otros dos vestidos, también increíbles de monos: uno con un cuadrado bordado en crudo en la pechera y el otro con una pechera vertical hasta abajo que quita el sentido. Deliciosos.

Y el morado nazareno que os digo, os lo enseño en un vestido que parece de lino, con el que la niña está de rapto.
También éste otro, en crudo con la banda morada, es especial, a juego

con el conjunto morado del niño. Todo es diferente en Ancar, “todo se vuelve a inventar…” es una canción que muchos ni conoceréis, porque es de Silvio Rodríguez… Es que soy una melómana.
Hay muchos más colores: turquesa divinos, verdes… Os he ido dejando las fotos que he podido.
Pero tengo que terminar, que me riñen.

Y acabo de nuevo con la dulzura de estos vestidos de florecitas azules, de los de toda la vida de Dios. El Jesusito de la pequeña con nidos de abeja juraría que lo he tenido igual.
Me encanta lo de siempre. Como el pelele tan especial del bebote (arriba). Y los demás
conjuntos bebés, me chifla en estas florecitas. Éstos sí que se los ponía yo ahora mismito.
No me cabe todo pero os dejo fotos por arriba y por dónde pueda…. No os perdáis nada, ni el maravilloso vestido blanco, ni nada de nada. A mí ya se me acaba el papel de nuevo.


En baño tiene cosas super, como os imaginaréis. Me chiflan (cómo no) el traje de baño y la braguita marrón con estrellas. Superiores y de un gusto…


Monísimos los trajes de baño y bóxer de flores y también super mega toda la colección azulona. Y ésta otra, en un estampado

divino, que da juego para todo tipo de ropa para ir a la playa o piscina.
¡Qué estampado! Favorece un montón… ¡Exquisitooo!
Y más y más… Ya sabéis que puedo escribir un libro, así que paro. Voy a darme una ducha, que estoy asada, y a controlar a mi hijo, a ver si estudia. ¡Ayyy! No puedo con todoooo… Mañana más.
Un beso reinventado lo bonito
Enhorabuena por este blog. Acabo de descubrirlo y desde ya seré una fiel seguidora. Te agradecería me informaras dónde puedo encontrar prendas de ANCAR. Vivo en Bilbao. Gracias