Hoy voy a estar optimista. Tengo varios métodos para ir refrescándome mientras escribo, que se quedan en el más absoluto secreto, porque os reiríais.

Por eso, me callo y escribo. Hace una hora más o menos que he llegado de la piscina, que por cierto, estaba disponible toda entera para mí.

Así que al igual que Esther Williams, jajaja, he estado cual sirena en el mar. ¡Qué gozada! Me hubiera quedado todo el día, pero no me lo permiten mis obligaciones.

Por la mañana temprano, hemos estado resolviendo papeles de la Universidad de mi hijo pequeño y después he ido a la compra, de la cual, he vuelto de puritito milagro. ¡Qué calorrrrr!

Hemos comido (apenas he probado bocado) y ahora he estado contestando mensajes vuestros, cosa que me chifa si no fuera por estas malditas temperaturas.

Casi todos los mensajes,  se referían a dudas sobre qué ponerse en una boda. Pero lejos, muy lejos de tratarse de moda de niños, me preguntáis sobre qué poneros vosotras, lo que a mí, desde luego, me halaga, porque confiáis en mi gusto, pero a la vez me pone nerviosa, ya que yo lo tengo tan claro, que a lo mejor, decís, «pero ésta tía (con perdón) ¿de qué va? ¿ de árbitro de la elegancia?»

Y nada más lejos de mi intención. Lo que pasa es que me preguntais y me lanzo. Sé que soy muy impulsiva y pido perdón si a alguna sugerencia por vuestra parte, he dicho que

me espanta. Lo siento en el alma, pero, para eso me preguntáis… ¿no? No obstante, pido perdón por mi vehemencia y poneros lo que os guste que vosotras sabéis qué os va más.

Yo para eso, soy radical: o me espanta o me encanta. Por eso, y para no tener que estar dando respuesta una a una, he pensado hablaros hoy de cómo creo que hay que ir a una boda. ¡Anda, que quién me mandará meterme en esto! Pero doy mi opinión, como cualquiera. Luego podéis hacerme caso o no, estaría bueno…

Voy a hablaros hoy de Quesenote: marca de tocados, sombreros y complementos que hará que brilléis con luz propia en todos vuestros momentos especiales. Son únicos, exclusivos. Huyen de la fabricación en serie y por eso, no encontraréis jamás a nadie, con lo mismo  que llevéis vosotras. A nadie.

A mí es como si me han puesto un caramelo en la puerta del colegio, porque nada me gusta más que un adorno para la cabeza. Siempre ha sido mi debilidad y de hecho, tengo un sombrero y una pamela ideles, que, como cuando los compré, no podía ponérmelos ya que no tenía eventos, pues era prácticamente una niña, ahora están decorando mi habitación en la pared… ¡Siempre los puedo recuperar ya que son divinos!

Como divino es todo lo que nos propone Quesenote. A ver, yo no soy ninguna mandona, ni una estilista de nadie, pero lo que tengo claro, lo tengo muy claro. Es mi gusto y punto.

¿Qué queréis que os diga? ¿Que iréis ideales a la boda de vuestra hermana por la mañana,  con un vestido largo, si no lo pienso? Pues no, soy incapaz.

En los dos años que llevo viviendo en Madrid, aún no he visto una boda elegante, ni con clase. Ni una. Recuerdo que el año pasado me daban ganas de llorar, al ver, que con 40º grados a la sombra, todas las invitadas se cocían vivas con el mismo uniforme: vestidos hiper largos, con el chal a juego. ¡No me puede espantar más! Y menos, por la mañana…

Yo juraba en hebreo, a parte de por el calorazo, por ver cómo iban todas…: parecían de alguna Orden, no benedictina precisamente ni nada por el estilo, sino la Orden de las horteras más grandes que he visto. Siento decirlo así, pero es que

me daban pena: todas idénticas, vestidos larguísimos con el chal y cuánto más brillos y colores, mejor.

Lo que os digo: una pena. Cada vez me gustan menos los vestidos largos para bodas, sobre todo, las que son por la mañana o a primera hora de la tarde.

Y cada vez me gustan más, los modelos cortos, a la rodilla: un buen traje de chaqueta o vestido con torera y tocado espectacular. La elegancia elevada a la máxima potencia.

Los vestidos largos, o tienen que ser divinos de la muerte (siempre que sea un boda de tarde-noche) o mejor dejarlos para Nochevieja.

Hace años que no voy a una boda de largo. Donde esté un buen traje con un exquisito tocado, como pamela, casquete, recogido… dependiendo de la hora del día, que se quite lo demás.

Y como lo tenemos reciente, os lo digo: ¿qué os ha parecido Kate Middelton en el bautizo de su hija? Yo no le pongo ni un pero. Sí, ya sé que es princesa y demás, pero es que, francamente iba perfecta. El color marfil, el casquete… Me encandiló. Hasta Camila Parker Bowles, con lo fea que es, tenía una clase increíble, con su traje azul.

Ya sé que en las bodas no hay que ir de color marfil, para no eclipsar a la novia, pero ¡hay tantas maravillas para llevar y tantas horteradas que tengo que ver…!

Voy a intentar condensar lo que me gusta para invitadas a un boda, incluso para las protagonistas de ella. Ya os he dicho, que mi debilidad es ir de corto y con tocado, si bien se puede ir espectacular de largo, con un tocado ideal (cuando sea por la tarde-noche).

¡Apartad de vuestra mente los vestidos largos, llenos de encajes, brocados y cosas brillantes que se os ocurran!   Y fijaos más en los sencillos: trajes o vestidos con corte impecable, que sienten como un guante, y un tocado acorde con el modelo. ¡Triunfaréis!

A  ver, os voy a poner ejemplo de pamelas y tocados bárbaros que tenéis en Quesenote. Por ejemplo: ¿qué os parece éste? Sombrero de rafia, con cinta de terciopelo verde y todo lo demás en negro, con las flores rojas o rosas. Es tan divino de la muerte que te puedes permitir el lujo, como aquí, de llevarlo con el color que te de la real gana, como el amarillo. Después, te pones el calzado en rosa o verde y … ¿quién te quita los ojos de encima?  Nadie.

Es increíble lo que hace el buen gusto. Ideal también la pamela de rafia y plumas negras, con florotas rosas. Los guantes, el estilazo…¡Guauuuu! Lo que daría yo por tener una boda este año… Me diréis que no está absolutamente de revista… O más.

Excesiva les parcerá a muchos, pero impresionante a mí, la pamela fucsia, llena de flores y detalles: para ser la hermana de la novia (ojito a las que me habéis preguntado) no veo cosa igual. ¡Preciosa y llamativa! No pasas desapercibida ni aunque quieras, pero por buen gusto y no por la secta de la que os hablaba…

Me chifla también para una boda de día (es parecido al que tengo colgado en la pared), el sombrero de rafia con flores negras y crudas…¡Me alucinaaaaaa!

Guapísimaaaa a más no poder. Combinalo bien y no habrá otra igual. ¡Clasón por doquier!

Igualmente chiflante, la pamela cruda con flores mostaza. Imaginaros un vestido mostaza bonito, sencillo, impecable… No se necesita más… ¡Impresionante! Y no me digáis que no os atrevéis, no seáis pavas, que bastante he sido yo… y en las últimas bodas he deslumbrado, jajaja… pero lo digo en serio. No hay como tener seguridad en una misma y decir: ya que voy exageradita, me voy a comer el mundo… ¡Probadlo!

Divina también la pamela verde caída hacia un lado, con flores rosas y plumas negras… ¡Estilazoooo! Con un vestido verde, como lo lleva aquí, mejor imposible… No os olvidéis que las pamelas me gusta mucho más para las boda de día.

Impresionante y de dejarte mudo, el tocado de esta chica en negro, tipo “lechuga”. No lo sé describir. Corre el peligro de eclipsar a la novia. ¡Qué magnífico, por Dios! Lo veo de una clase fuera de serie. Eso sí, lo que os digo: confianza y seguridad en una misma. Que parezcáis modelos que lo llevan cada día…

Para bodas de tarde-noche, soy más partidaria de los casquetes o boinitas de lujo, como quiera que se llamen: éste, rosa empolvado, es divino. Yo tengo varios así… La chica, va de cine, de categoría…

Como este simple tocado con flores negras y blancas. Un look perfecto para el clásico vestido negro de noche. Puedes eclipsar a todo el mundo con él, aunque el vestido tenga veinte años…

¿Qué me decís de la magnífica e impresionante pamela de lunares en blanco y negro con flores fucsias? Para levantar a un muerto… En una boda de día, con un traje a juego de escándalo, no tendrás rival alguno. ¡Impresionantemente bonitaaaaaa!

Igual de despampanante, el tocado-pamela, en color crudo, que lleva esta chica. ¡Uhmmmm! Delicioso, si bien, yo no me lo pondría con vestido largo y menos, con palabra de honor. Manías mías serán… Con un vestido con mangas o traje de chaqueta, mil veces más elegante.

Si ahora mismo estuviera invitada a una boda, pero no fuera de nadie de mi familia (porque me pondría algo más exageradito, jajaja), llevaría sin duda esta increíble diadema de rafia y redecilla con flores rosas… ¡qué rosa más ideal! Una boda en septiembre, estando morena y ese color…  Que no se moleste mucho la novia, jajaja.

Divina encuentro a esta chica (¿la conocéis? ) con la pamela en malva y verde, llena de detalles. Tanto con vestido verde o lila, preciosa y perfecta. De corto, claro.

Monísimo y sencillo, el sombrero de rafia con flores negras y velo. Super combinable y elegante a más no poder. ¡Me privaaaa!   Ayyy, qué pena no tener bodas este año…

Si quieres impresionar y para una boda en septiembre (para mi gusto, el mes en el que más se luce todo el mundo, ya que todos tenemos color de las vacaciones), os propongo este tocado enterito de flores, super apropiado para el mes, ya que aún es verano… ¡Divino! Y con un vestido largo… pero nada de brillos ni de chales. Sólo apto para tipazos.

Sigo con tocados de flores, como éste, en flores fucsias… ¡Cómo favorece! Me encantan para las bodas de tarde-noche. Tocados pequeños, sin exagerar, pero llamativos. ¡Ideales!

Y de mis tocados de flores favoritos, el que lleva esta novia: banda en la frente y un ramillete de flores crudas a un lado. ¡Espectacular de guapa! Mira que siempre me han chiflado este tipo de tocados…

Otra novia, no muy clásica, con pamela divina tipo plato con flores en beige. Llamar la atención, la llama seguro y la pamela, de morir. Ahora, hay que atreverse ¿eh? Llevarla con seguridad y arrestos. Si no, mejor que elijas otra cosa.

Ideal el recogido con flores más clásico de esta novia… Para verano, me entusiasma. Está de impresión.

Ya veis, no puedo poneros todo, porque estaríais horas babeando, como yo… Además, tiene complementos que hablan por sí solos, como este collar de flores rojas y guantes a juego, que me dejan patidifusa. ¡Qué gusto!

O el collar con medallón y plumas fucsias… hace que brilles, sea cual sea el modelo que lleves y desde luego, no necesariamente para una boda. A mí, estos complementos me entusiasman para cualquier día.

Monísimos los tocados que hace para niñas, tanto de Comunión, como de arras, como veis en este grupito, cada una con uno diferente en tonos morados o esta otra, con corona de flores en morados, turquesas y amarillos… ¡ de un gusto exquisito! ¿Cómo lo veis?

Este collar de flores en varios rosas al cuello, con un simple vestido beige, es lo que suelo llevar muchas veces. Ya os he dicho que me chiflan. Mirad cómo queda de ideal…

Y ya por soñar, cómo está esta chica con el tocado de flores en el pelo y más flores en el cuello. Total, para la piscina o la playa…¡sencillita, jajaja! Pero no lo puedo evitar: me super mega chifla. Y si no fuera porque no lo veo práctico y me da un poco de vergüenza, no dudéis de que allí estaría yo, tal cual.

Ya veis qué preciosidades tenéis en Quesenote. ¡Entrad en su página, o si vivís en Cádiz o Sevilla, tienen tienda propia, aparte de todas las demás que colaboran con ella.

A mí me tienen totalmente enamorada. ¿No dicen que en España se viste muy bien y se tiene mucha clase? Pues ¡QUESENOTE!

Deseando tener algún evento para poneros una foto… y no olvidéis jamás que los vestidos largos con brillos y chal a juego no existen.

Un beso con pamela de rafia