
Otro domingo extraño. Ya estamos instalados en la nueva casa.
Todo aún sin colocar y con mucho caos, pero poco a poco vamos amoldándonos e intentando aceptar lo que la vida nos ha deparado.

Tess también está rara y no hace más que llorar por las noches. Acabamos las dos en mi cama, como os podéis imaginar.

Sé que no puede ser, pero ahora, todos lo estamos pasando mal y ella es una más de la familia.

Aún no he terminado con los papeles, ya que, además de la maldita pandemia, los bancos no facilitan nada.

En mi caso, hay uno que me está amargando la vida aún más. Da asco a veces ver cómo es la gente…
Y esta Navidad, supongo que nada de nada. Burgos sigue confinado, así que no creo que nos podamos reunir.
No tengo ni idea de lo que vamos a hacer y la verdad es que no tengo ninguna gana.
Las tiendas de ropa de niños (las que no se han ido al garete) nos enseñan maravillas para la Navidad, colecciones arregladas y preciosas, pero es verdad que todo el mundo está apostando más por cosas cómodas.

Tanto para estar en casa como para la calle. Niños y mayores están usando más joggins, pantalones sueltos, prendas holgadas, zapatillas, etc.

Esta pandemia ha cambiado la manera de vivir a muchísima gente. Todos nos planteamos cuál es en realidad lo importante en la vida y cómo nos quejábamos antes de cosas que, ahora, nos parecen un lujo, como ir andando por la calle sin mascarilla, dar la mano, abrazar, besar… Es un lujazo.

Poder estar con un grupo de amigos tranquilamente en una terraza, sin miedo a nada, es algo que deseamos con todas nuestras fuerzas. Y nunca le dimos importancia. Ya veis… la vida cambia en un momento y nos deja atónitos. Nos cambia la escala de valores, nos cambia todo.

Siempre os he repetido que la ropa recargada me espanta. Es más, recuerdo que, una vez, hace unos años, varias blogueras se metieron conmigo por repetirlo y decir que la “moda repollo estaba en decadencia”. Bueno, fueron pocas, pero dieron ruido.
Pues bueno, una de las marcas que debe de opinar lo mismo que yo, es “Dimelo Hilando”, marca en la que su diseñadora, Beatriz Baldasano, nos enseña siempre a niñas preciosas, con ropa estilosa, cómoda, adecuada para cada edad y sin estridencias ni perifollos de ningún tipo.

Por eso, os estoy enseñando estas monadas, que, además, para esta época que nos está tocando vivir, no puede ser más idónea.

Abrigos clásicos, de líneas sencillas, de niñas bonitas, como digo yo. Ni vuelos, ni flores, ni superposiciones.
Ya veis, el gris de cuadros qué preciosidad… Con unos cuellitos y con botones en el centro, no me puede gustar más. Me encanta con azulón, verde, granate… La verdad es que lo veo un fondo de armario

excepcional.
Y el beige más de lo mismo. Ideal con azul, verde, granate, etc. Son unos abrigos con clase, que es lo que más me gusta.

Clásicos y, repito, sin más adorno que la combinación de colores con la que quieras llevar a tu hija. Puede ir irresistible, sin necesidad de llamar la atención por excesiva.

Ideales y muy versátiles, los pantalones estilo vaquero, en gris, rosa… Con el bajo como deshilachado, lo combina con sus camisetas de volante en el cuello, que le da el toque coquetón o bien con jerseys similares. Da gusto verlas… ¿Sí o no?

En colores preciosos. Podéis elegir el que más os guste, o más bien, el que más favorezca a vuestra hija.

Conjuntos irresistibles de falda y blusa, también en diferentes tonos y mezclando rayas con

estampados de gallinas, como el de la foto de la izquierda.
Ya os digo, el buen gusto está presente en todos y cada uno de sus diseños. Si a eso, lo unes a las combinaciones tan acertadas de Beatriz, el resultado es absolutamente de enamorar.

De niñas y adolescentes que van vestidas acorde con su edad y no parecen ni repollos ni señoritingas.

Vestidos, que, también se caracterizan por su sencillez, como éste, de tartán rosa, que más no me puede gustar.

Los pichis, de nuevo en varios tonos, súper ponibles, cómodos, estilosos… Son de pana fina y ya podéis observar cómo quedan de requetechiflantes con las blusas.

Tanto la de tartán rosa, con el pichi rosa, como la country azul con el pichi beige, que me vuelve loca.

¿Cómo las veis? ¿No es mucho más bonito ver a niñas así y no vestidas de “Gilda”? Después, ya tendrán tiempo de todo.

Con imaginación y buen gusto, se consiguen estos looks tan preciosos. Podéis combinar blusa de cuadros, medias de rayas y deportivas y van perfectas. Siempre dentro de un orden, por supuesto.

Los monos, más de lo mismo. En tres colores, de pana y combinados con sus blusas de volante en el cuello. No pueden ser más bonitas y normales… Normal es un adjetivo que ahora me parece lo más de lo más.

Mi favorito, como ya sabéis, es el beige, pero vosotras conocéis mejor que nadie a vuestras hijas y como os he dicho antes, el color que más les favorece. El beige con la camiseta de rayas verdes, lo veo fetén. También la niña es divina, todo hay que decirlo.


No me quiero alargar, pero echad un vistazo a su página web y veréis todo. Además, con unos precios fantásticos.

No me quiero olvidar de estas sudaderas tan monísimas, con bolsillo canguro y con esas cintas cruzadas… De nuevo, sencillez y buen gusto. En tres colores. Me pirran. Combinadas con sus poleras, quedan sensacionales. Todo es bonito, normal, fresco.

Me recuerda todo a mi viaje a Córdoba. Inolvidable. ¡Cómo disfrutamos y cómo nos gustó! Fuimos a un montón de sitios que nos recomendó Bea y lo guardo como un tesoro en mi corazón.

En verano, comprenderéis que no puedo ir, pero fuimos en marzo y fue un auténtico lujazo. Que me perdonen todas las sevillanas, pero a mí, Córdoba me robó el corazón. Sevilla tiene más fama y más poderío, pero yo soy de lo que siento, lo que veo, cómo lo veo… Me quedo con Córdoba. Al igual que prefiero Londres a París.

Bueno, os voy dejando fotos de su colección de este invierno. Yo, ni lo dudaría. Tenéis tallas hasta los dieciséis años y como os digo, no tienen ni un pero. Bueno, bonito y barato. Es muy difícil conseguir las tres cosas.

Es una de las marcas que más me gustan, porque, repito de nuevo, no he visto nada más feo que lo recargado y fuera de lugar.
Además, para las que no seáis de mi estilo, en este momento que nos está tocando vivir, es como mejor pueden ir vestidas. Ir haciendo derroches de adornos y modelos llenos de vuelos y encajes, lo veo fuera de lugar.

Me despido con esta chaqueta azul, que, de nuevo, es una gozada.
Llena de estilo, con capucha y este saber hacer que “ Dimelo Hilando” nos va demostrando cada vez más.

Por cierto, echad un vistazo también a sus complementos, que veréis auténticas monerías.
Espero poder hablar de su colección de Comunión pronto.
Sus vestidos y capitas no tienen desperdicio.
No pueden ser más bonitos ni más adecuados para las Comuniones del año que viene.
Un beso cordobés