
Primer día del mes de junio y sigo sin estar centrada en mi vida. Además, llega el calorazo y estoy muy frágil. Me lo noto. Sigo en Madrid sin decidir nada de mi vida porque no sé qué decidir y me da miedo tomar decisiones precipitadas para después equivocarme.

Así que, aquí estoy, sola, con Tess y con mi música, haciendo lo que buenamente puedo, que no es mucho. Hoy ha salido el día lluvioso y por eso estoy escribiendo. ¡Se puede respirar!

Creo que voy a terminar siendo como una especie de ermitaña. Cada vez estoy más sola y no hago nada por remediarlo. Más bien, todo lo contrario. Voy a la compra y saco a Tess. Poco más.
La casa sigue desordenada, precisamente, porque la veo como “algo provisional”. No siento que sea “mi hogar” y la apatía pe puede y me hunde.
¡Otro año lleno de tristeza y de sinsentidos!

No os doy más el rollo. Me estáis consultando muchas cosas sobre las bodas de verano, las más “lucidas” y voy a intentar, una vez más, daros algún consejo.

Si estáis invitadas a una boda, lo primero que tenéis que hacer al elegir el modelo es mirar si hay un “dress code”. Es decir, si a petición de los novios, tenéis que ir todas de largo o todas de un color determinado.
También tenéis que diferenciar entre boda religiosa o civil, ya que la elección del modelo es muy diferente.

Fundamental también, si es una boda de día o de noche; si es en el centro de la ciudad o en un jardín, en la playa, etc, ya que todo ello condiciona el protocolo establecido.
Otro factor a tener en cuenta es

justo la época del año. A veces nos obsesionamos con un look que, aunque parece que sea perfecto para otra estación, queremos lucir a toda costa en la estación equivocada. No sabéis cuántas invitadas he visto así…

Siempre, siempre, apostad por la sencillez. Esto y unos complementos adecuados a nuestro vestido, es lo más importante para un total look. Ya sabéis porque siempre os lo digo y no me canso: menos es más.

Elegir el modelo adecuad

o para la ocasión es mucho más sencillo de lo que parece. A veces, se cae en la tentación de “lucir todo lo que tenemos a nuestro alcance” y, obtenemos como resultado un look sobrecargado y excesivo. También he visto en alguna boda, “verdaderos árboles de Navidad andantes”.

Pendientes, tocados, diademas, cinturones, zapatos con detalles…todo por separado es bonito y resultará ideal en cualquier estilismo, pero si lo unimos, pecamos de exceso y no tendremos el resultado adecuado para la ocasión.

Por tanto, como os digo, hay que priorizar y saber que si el diseño elegido es estampado, éste será el protagonista y utilizaremos una gama monocromática para los complementos y accesorios. Si elegimos un estilo sencillo y en un tono suave, podremos jugar con el resto de complementos para alegrarlo y hacerlo diferente. ¿Me explico?

No estoy ahora mucho para aconsejar, la verdad, pero me lo habéis pedido y lo intento con todas las ganas de las que soy capaz.
Juan se casa el año que viene, con lo cual, yo seré la madrina. ¡Hay que acertar sea como sea!

Las madrinas que me habéis escrito, pues eso, que estamos en la misma situación. Me decía una lectora el otro día que Caprile había dicho que si la madrina iba de largo, la madre de la novia también podía ir con vestido largo, aunque fuera por la mañana.

Eso, lo que queráis. Yo, si fuera la madre de la novia, iría con una largura midi, con un buen traje de chaqueta y un pamelón (la boda era de día). Así, es casi imposible equivocarse.
Tampoco olvidéis nunca que, para las bodas de tarde-noche, están prohibidos los brillos. Y más en los chales a juego con un vestido largo.

¡Nooo, por Diossss! No me puede espantar más ese tipo de look, que, le pese a quien le pese, lo siguen eligiendo muchas invitadas. ¡Nooooo!
Pamelas y tocados sí, siempre y cuando queden bien. Los clutch también adquieren un protagonismo total, así como los zapatos de tacón, que os aconsejo que sean cómodos y que sacrifiquéis unos centímetros de más con tal de no tener que llevar unos planos para el baile.
Os dejo fotos de looks para madrinas que me han gustado o parecido correctos. Se puede elegir entre una amplia gama de colores y también de diseños. Cada cuál sabe perfectamente lo que le sienta mejor y le favorece más.

Bueno, casi todas…
A la lectora que me preguntó que si podía ir de color crudo a la boda de su hija, le digo rotundamente que sí. El crudo no es blanco y el diseño era una maravilla. No la puedo poner aquí, pero era un auténtico espectáculo de novia y de madre de la novia.
En Madrid, hay tantísimas posibilidades para elegir modelo, que, a veces, es peor porque vemos muchísimos y no nos terminamos de decidir.

Lo que hay que tener es una idea muy muy clara del estilo y color que se quiere llevar y con eso “in mente”, acudir donde sea y si no lo encontramos, pues encargamos que nos lo hagan, que para eso hay modistos bárbaros.

Para una boda clásica y nocturna, el maquillaje debe resaltar una zona de vuestro rostro sin que resulte recargado. Pondremos más atención en los labios, que es la mejor opción y, para el resto del rostro, el nude es el color perfecto. Un poco de sombra en tonos marrones y máscara para pestañas. El peinado, el que mejor os siente: melena o un recogido natural.

Si es al aire libre, podéis jugar con el maquillaje, añadiendo un tono superior y más divertido. La sombra, en colores pasteles y la podéis combinar con los labios en las mismas tonalidades. Una melena suelta o coleta bonita hará el resto.
Y por supuesto, si es en la playa, aprovechad al máximo el bronceado natural y mejoradlo con tonos tierra y dorados, tanto en sombras como en mejillas. Los labios, en tonos nude (me encantan). Destaca la belleza natural. Una melena ondulada o un semirecogido y perfectas para el gran día.

En fin, hay mil trucos para sacarte el máximo partido, como veis. El caso es no llamar la atención en exceso y que te recuerden, como os digo siempre.
Y ahora, aquí está Rociíto en la tele, para variar. Estoy hasta las narices de ella. Lo siento pero la tengo atragantada. Estoy en contra absolutamente de la violencia de género, pero lástima que sea ella la abanderada de una causa tan seria e importante.
Sé que a lo mejor, no soy “políticamente correcta”, pero estoy harta, hartísima de las feminazis. Tienen algún tipo de problema con los hombres. Les llaman de todo, pero se casan con ellos, forman familias y se separan y buscan a otro enseguida.

¿Cuál es el verdadero problema ¿que es un tío? ¿que os cae mal?? ¿que tenéis algún tipo de complejo? ¿no tenéis hijos, maridos y padres? Es que me quedo alucinada cada día.
Hay que creer a una señora, porque es mujer y la gente se queda tan pancha. Pero a sus hijos, que les den bien: a una niña y a su hermano con discapacidad.

Pues una cosa os digo: Os creeréis súper buenas personas por empatizar con una señora que se ve a la legua que miente más que habla y que es una caradura, y no sentís nada por sus hijos que son los que se han criado sin madre porque su madre así lo quiso.

Si. Así lo quiso, vivió su vida como le dio la gana e hizo bien, pero abandonó a sus hijos y ahora dice que es una gran madre mientras se mete un pastizal en el bolsillo.
Haber vivido la vida loca sin pegar un palo al agua es lo que tiene. Si sacas y no metes… las herencias no son eternas.

Ninguna madre debería entender lo que ha hecho esta mujer, con la situación privilegiada que tenía… es que no puede dar más vergüenza.
Lo de la Ministrilla opinando ya es de denuncia, y de la feminazi de Carlota Corredera no digo nada porque no se puede ser más asquerosa. No le puso el mismo empeño a la violación en Gran Hermano de una participante, y ya no sólo eso, es que la taparon. No se les cae la cara de vergüenza, porque no saben lo que es.
Todos los periódicos, revistas y emisoras de radio con el tema todo el santo día.
Bien, porque una mentira se repita millones de veces no se vuelve verdad.

Vamos a tener culebrón para rato. La madre dolorosa dice que ahora va a hacer otro documental sobre los Mohedano.
No entiendo como alguien puede sentarse a escucharla.
En fin… el tiempo es testigo de todo.
Menos mal que amigas virtuales que tengo, opinan exactamente igual que yo.
En fin, allá cada cual con su conciencia.
Un beso sin distancia de seguridad