
Ya, día casi de verano. Contenta por un lado, pero triste porque se me van yendo los niños de casa. El viernes se va Pablo y nos quedamos sólo con Juan, que es casi como si no está, porque se pasa el día encerrado y “cantando” los temas.
Todo el día renegando de ellos, pero cuando se van, algo te falta. Eso sólo lo entiende Seguir leyendo Vitivic: Lo que bien empieza, bien acaba