
¡Día de la Inmaculada Concepción! Un día súper señalado en mi casa, porque mi abuela se llamaba Concha y siempre recuerdo su interminables merendolas con todos sus hijos (11, para más señas) y la multitud de nietos jugando por su interminable salón.
Era un día grande. Mi padre y mis tíos intercambiaban ese día la lotería de Navidad y lo pasábamos pipa. Seguir leyendo Larrana: El brillo de un genio