
Un día más de diciembre, mi mes favorito de toda la vida. Este año, ni favorito ni nada. Por mí, como si no existiera.
¡Cuánta normalidad le damos a las cosas cuando las tenemos! Por mucho que lo oímos o que nos lo dicen, si nos va bien, seguimos quejándonos por tonterías, de esto, de lo otro…

¡Cuánto se aprende de un mazazo! Llevo mucho tiempo dando vueltas al absurdo de la vida y pienso que, casi es mejor no ser felices, porque, al final, el palo, te lo vas a llevar igualmente…

Los demás me dicen que lo que he vivido, no lo ha tenido mucha gente. Y lo sé. ¿Y qué? No me consuela lo más mínimo.
Me costó mucho ser feliz para

perderlo tan pronto. Pues claro que hay mucha gente que no lo vivirá nunca. Pero yo, estoy viviendo todo. Lo malo y lo bueno. Hay días en los que no puedo más. Otros, hablo con Luis y le sigo pidiendo que me ayude, que me comprenda y que nos cuide allá donde esté, que sé que será el mejor lugar donde pueda estar alguien.

Ya, la próxima semana, Nochebuena. Y vienen los “niños” y tengo que poner algo de cena. No sé… Por mí, ni cenaría, pero quiero hacer algo para que vean y noten que es Navidad. Tampoco a ellos les hace especial ilusión este año. Bueno, ya os contaré.

El caso es que aún no he comprado nada y ahora, tendré que hacer todo deprisa y corriendo. ¡Ayyyy, qué año tan malo, por Diossss!

Bueno, que me voy por los cerros de Úbeda. Tengo que seguir (porque así me lo pedís) hablando de las Primeras Comuniones. ¡Qué ganas tenéis también de normalidad!
Hoy os hablo de dos marcas absolutamente diferentes y que me encantan, aunque tengo claro con cuál de las dos haría la Comunión mi hija.
A ver si os ayudo en algo.
“Mon Air” y “LaBubé”. Las dos enamoran. La primera derrocha creatividad, magia, un talento innegable y un alarde increíble de detalles inimaginables, tules bordados, transparencias, colores, etc. La segunda nos lleva a una sencillez exquisita, al lino, al algodón, a la calidez y al olor a fresco de un campo después de haber llovido.

Desde luego, son para públicos absolutamente diferentes. Hay madres que quieren que su hija destaque, que la miren, que se enamoren de cada cosa que lleva puesta… Y hay otras que quieren que lleve algo que les enamore a ellas, independientemente de que pueda gustar a los demás o no.

Bueno, eso es lo que creo yo. Es difícil de explicar. Digamos que es el exceso frente a la lo justo para brillar. Que quede claro que me chiflan las dos. No vaya a ser que haya dudas. Ya sabéis que si no, no lo diría. Otra cosa es que prefiera la una a la otra si se tratara de mi hija.

La sobrina de mi amiga Charo estuvo el otro día en el taller de “Mon Air” eligiendo el modelo. Y dice que con todos estaba preciosa, pero ella quería “el verde”. Se trata del vestido Serenity, que estáis viendo aquí.

Dejo que lo veáis despacio, porque asumirlo, requiere su tiempo. La riqueza de los detalles es impresionante… Las mangas al codo terminadas en volantes, con abertura y semitransparentes.

Desde luego, es un vestido para no pasar desapercibida, sino para reclamar la atención de todas las miradas. Fijaos en la espalda de escote cuadrado y el detalle exquisito de las flores al tono.

Espalda en crudo y lisa, con los laterales del delantero, que más enriquecido no puede ser. Ya me diréis las que os queréis lucir. Qué más se puede pedir a un vestido para brillar ¿no? Otra cosa es que no quieras deslumbrar tanto. No sé, ahí lo dejo…

Mi favorito es el modelo Bouquet. No se puede describir con palabras. Estas chicas de Almería lo han “clavado”.
En crudo y rosa (una combinación infalible) con encajes café con leche, no puede ser más delicioso. Fijaos bien en el bordado, porque merece la pena un buen rato. Las mangas de tul terminadas en volantes divinos y los

bordados que no me canso de mirar…
¿Se habrá gestado esta colección mirando al mar de los pueblos de Almería?
He estado yendo tantos años y he vivido tantas maravillas allí, que no me extrañaría nada. Me gustaría estar recluida en Agua Amarga (hasta el nombre me va) y estoy segura de que la mezcla de ese mar y mi tristeza me hubieran inspirado algo auténtico y bello. Seguro.
Mirando este modelo, no puedo evitar recordar tanta vida vivida… Tan intensa y tan verdadera, que no me extraña nada que ahora me sienta vacía.

El vestido Bom Jardim, más de lo mismo. Crudos, encajes, bordados… Los volantes de la pechera y la importancia de los complementos, en los que ponen idéntico mimo y cuidado que para la ropa, hacen que el resultado sea, como os he dicho, un derroche de creatividad. Parece diseñado todo con el mismo interés con la que un ave que cuida su vuelo.
¡Ayyy, qué cursi! Me da igual… no sabéis cómo cuidan su vuelo. Es increíble. Soy de familia de animaleros, lo siento.

¿No os parece una auténtica obra de arte? ¡Ya lo creo! Y es que lo es..
Voy a ir intercalando las fotos con las de “LaBubé”, que me priva. La verdad es que Carlota Abril se lo ha ganado a pulso.
¡Quién me iba a decir que iba a llegar tan lejos cuando la conocí en el garaje de su casa! Acababa de empezar y todo lo que nos enseñó era negro…

Recuerdo que le dije a Inma: no sé yo… o triunfa o se estrella. ¡Y mirad lo que ha conseguido!

Veréis que todos sus fantásticos vestidos son del mismo estilo. Tan, tan, tan… me

quedo sin palabras.
Linos, puntillitas, blanco y rosa, los hilos de las abuelas, bailarinas delicadas y absoluta sencillez y encanto.

También para este año, nidos de abeja, camisas, delantales, puntillas de valencien de algodón….¡Ayyy, que no me pueden pirrar más!
Sobrefaldas como mucho, capitas,

chales, tiras bordadas… Y mucho, muchísimo gusto. Un gusto exquisito. El marinero renovado, el vintage, el cruzado… De enamorar totalmente.

Ya tenéis varios puntos de venta en España y muchos más que habrá. Para la presentación, no dejo de admirarme de su maestría con esos trapos (porque son trapos puestos con un estilazo increíble) en la cabeza, en las muñecas…¡Chapeau!
Me rindo ante todos y cada uno de


los modelos. Comprobaréis la diferencia con el estilo de “Mon Air. Para dos tipos de mujeres (las madres) muy diferentes.
Conozco a mujeres de los dos estilos y ya sé que el público de “Mon Air” es mucho mayor.
La mayoría prefiere que su hija destaque y llame la atención por encima de todo. Además, a las niñas, les vuelve locas verse con vestidos de auténticas princesas.
Porque estos, sí que son de verdad de princesas y no esos otros con muchísimo vuelo y como “brillantes”, que no tienen nada que ver con los que os he enseñado hoy.

Y… podría estar hablando y describiendo cada uno de los diseños de estas dos fabulosas firmas, pero lo mejor es que vayáis a su página o contactéis con ellas.
El acertar, está garantizado. Después, vosotras, que conocéis a vuestras hijas mejor que nadie (siempre os lo digo), sabréis qué estilo les va más y el peinado y los complementos más adecuados.

Eso sí, aseguraos de no sobrecargar demasiado nada. Ya sabéis, siempre, siempre, menos es más.
Me despido con nostalgia, tristeza e intentando que estos días pasen pronto. No lo quiero ni pensar…
Falta Luis, me falta la vida. Espero que estéis un poco mejor que yo.
Por si acaso, os deseo una Feliz Navidad, dentro de lo que estamos viviendo en este año.
Vivid el momento y valorad todo lo que tenéis. Después, ya no hay marcha atrás…
Un beso pre-navideño (con tristeza infinita)