
¡Cuánto tiempo sin pasar por aquí! Y es que la verdad, no he tenido ni fuerzas ni ganas.

Ahora mismo, entre el calorazo, la cantidad de papeles y documentación que tengo que presentar en los Organismos Oficiales y todo, se me hace un mundo entrar y escribir.
Ahora, que se ha ido Pablo a Burgos y aún estoy más sola que nunca, me dedico ratos muy largos a pensar en por qué, en por qué a mí….

Es decir, las preguntas que sé que no me debo hacer, pero que son inevitables.
De repente, todo tu mundo se desmorona y ves que la persona para la que eras su vida entera, no está, no existe en este mundo y de nuevo, vuelvo a pensar y a comerme la cabeza.

Me encuentro débil, desvalida, deprimida, horriblemente mal y tanta alegría que veo alrededor ni la entiendo.
Veo a la gente como sin verla, como si no estuvieran en el mismo mundo que el mío…
Sé que a mucha gente le ha pasado lo mismo y cosas peores, pero tampoco me consuela. No tengo consuelo posible.

Como no me quiero morir, sobretodo porque tengo tres hijos maravillosos, tengo que sacar fuerzas de donde sea, hartarme a llorar cada día, pero salir a la calle, hacer esos papeles malditos, respirar, moverme…

Y eso, que estos días, me está costando hasta eso.
Tengo ansiedad, angustia. De todo.
Tess me saca a pasear, en vez de yo a ella. No hay mejor terapia para mí, desde luego. Me obligo, me canso, me achicharro… Pero vuelvo un poco mejor.

Sigo con miles de interrogantes en mi vida, por no decir todos, pero en estos días no lo quiero pensar mucho.


El calor tampoco me ayuda. Sabéis que lo odio y he oído, que, a partir de mañana, va a hacer mucho más. ¡Por Dios, qué horror!

Ayer vinieron mi hermana y mi cuñado a verme y bueno, pues, fue un día más llevadero dentro de lo que cabe.
Comimos por ahí, paseamos (yo más bien resoplaba) y vinimos a casa.
Estuvimos a gusto, aunque yo me tuve que duchar varias veces para poder seguir la conversación.

¡Lo mío con el calor es una guerra eterna!
Cuando sale la gente en las playas en la televisión y están tan contentos (en todo el Levante los he visto hoy), me dan ganas de huir de allí a mi Suances del alma o a cualquier sitio del Norte, en el que sabes que esos 38 ó 40 grados no los vas a tener jamás.

¡Bendito Norte!
Y pensar lo contenta que me vine a vivir a Madrid, con el calorazo del verano y todo… ¡Lo que hace el amor, no lo hace nada ni nadie!
Y ahora me encuentro aquí, como os digo, sola y la gente no hace más que preguntarme si me vuelvo a Burgos, qué voy a hacer, etc.

Yo les miro y me dan ganas de salir corriendo, porque ni yo misma sé nada.
Tendrá que pasar más tiempo y además, mucha gente en la que confío de verdad, me dice que no tome ninguna decisión en caliente. Y eso estoy haciendo.

Tengo muchos frentes abiertos, muchas cosas que arreglar y no puedo estar pensando constantemente en dónde voy a vivir, la mudanza y todo eso, que, en realidad, si lo pienso bien, me importa un pito.
Eso sí, daría lo que fuera porque desaparecieran por arte de magia todos los muebles, y toda la decoración y me encontrase (habiendo pasado ya el tiempo) en una casita de algún pueblo (ya os lo he dicho más veces) del Norte, con perros y animales.

Buena música y buena lectura.
Si estoy bien conmigo misma, todo eso es lo que necesito para sobrevivir, porque vivir, lo que es vivir como hasta ahora, lo veo imposible.

Siempre me agarro a una frase de una chica encantadora, que me sigue en el blog y que ella tiene a su vez un showroom de moda infantil, a la que le ha pasado lo mismo que yo, pero un año y medio antes.
También con tres hijos, se sumió en la más profunda desolación cuando su marido murió en un accidente de trabajo.

Me dijo, entre otras muchas cosas: “Eva, no digo que vaya a ser fácil, y esto no lo borra nadie. Siempre va a haber momentos en que recuerdes a Luis y te pongas a llorar, pero te prometo que vas a volver a ser feliz. No feliz, como un estado pasajero, sino feliz del todo”.

Me dio su número de teléfono y me dijo que le gustaría quedar conmigo para hablar y la verdad, es que estoy deseando.
Lo que pasa que entre lo liada que estoy con los papeles y el calorazo, creo que lo dejaré para septiembre, pero me muero de ganas de quedar con ella.

Siempre me pareció una chica lista, responsable y amante de su familia. Totalmente de mi estilo.
Creo que, en cuanto ella puso su primer comentario a un post de los míos, ya nos caímos bien, porque enseguida me invitó a su showroom y porque eso se nota enseguida.
Así, que, al final del verano, os contaré cómo me ha ido con ella.

Sólo con la paz que transmite, ya sé que me va a ayudar. Esa gente se necesita en el mundo y no esos funcionarios con los que tengo que tratar estos días( no digo que sean todos, ni mucho menos) a los que les cuento mi historia, mis dudas sobre la documentación y me contestan con otra cosa.

¡Es increíble la gran cantidad de gente tan poco profesional con su trabajo, además de insensibles! Me estoy quedando terriblemente decepcionada.
¿A ellos qué más les da que se haya muerto mi marido? Lo único que hacen es mirar el reloj para ver cuando pueden salir y de verdad, que les miro con cara de asco, porque ahora mismo no me sale otra.

Si estuviera más fuerte, les diría mucho más…
Hoy os enseño chiflantes modelos para bebé, en un verano que va a ser totalmente diferente para todos, pero en el estos niños, muchos de los cuáles habrán nacido en pleno confinamiento, se van a lucir más que nunca.
No hay mal que por bien no venga…
Y también, en un verano en el que van a celebrarse más eventos que en todos los años que llevo conocidos. Un verano peculiar, único. Y para que los llevéis ideales, cómo no, está “Canastilla Artesanal”.

Desde que la descubrí, hace ya varios años, me quedé embobada con tanta monería. ¡No lo podía creer! Alguien que tenía mi mismo gusto y que por fin eran bebés clásicos, lenceros, nada de chándales ni de colores oscuros, que es lo que los padres modernos ponen a sus niños.

Como el calor aprieta, las ranitas de algodón con capota y patucos a juego, no tienen desperdicio. Hay varios colores, modelos… pero todas son deliciosas, de bebés de toda la vida de Dios.

Peleles para diario, conjuntos para ir arregladitos a un evento, faldones de morir, bien de booques o de plumetti, con tiras bordadas…. ¡Verdaderas joyas!
Os lo enseño mejor, porque muchas me decís que os perdéis con tanta explicación que doy sobre jaretas, bodoques, etc.
A mí me chifla definirlo, explicarlo, pero ahora, casi agradezco no hacerlo, y que sean vuestros ojos los que elijan el modelo que llevarán vuestros retoños.

Da igual que no sepáis exactamente todos los detalles. El caso es que os enamoréis del modelo y lo encarguéis… Para que estéis tranquilas, os diré que no hay nada feo ni medio feo.
Estas dos chicas tienen un gusto de morir y mira que hay poca gente que lo tiene….

Espero y deseo con toda mi alma ir mejorando poco a poco (peor no puedo estar porque me moriría) y seguir entrando aquí para saludaros y en la medida de lo posible, hablaros de la ropa de niños que más me gusta (y a veces, también para nosotras)

Me encanta cuando me escribís y me decís: “es que me da igual todo. Si Eva lo dice, es que es lo más bonito” … No me digáis que no es un piropazo…. Mil gracias a todas, de verdad. A tanta gente que no conozco y a la que debo tanto.
Y sin embargo, tengo amigas de toda la vida, que está claro que de amigas tenían poco, ya que, con un mensaje, lo han solucionado todo. ¡Cómo es la vida!

De todas formas, las que han hecho eso, no me han sorprendido, Las conozco perfectamente y no me ha dolido mucho. Sólo una, a la que eché terriblemente de menos, pero con la que ya he hablado y creo, que cuarenta años, después de tantos vividos juntas, no se pueden tirar a la basura.

Además de mi familia, como siempre os digo, los que me están apoyando día y noche, son los amigos de Luis. Sí, sí. Como os lo cuento. Bueno, también son amigos míos, pero me refiero a que no son de mi pandilla de Burgos de toda la vida.

Pero ni por un momento dudo de que son mil veces más importante en mi vida que todas ellas. Han estado conmigo día y noche. En casa y por el teléfono hasta las dos de la mañana.
Eso es que me quieren de verdad. Y lo sé, aunque sé también que soy pesada y odio pensar que les estoy dando el rollo, que estoy alterando su vida, etc.
Me dicen tantas veces que en absoluto, que me lo creo en el momento, pero al día siguiente, vuelvo a pensarlo.

¡Si es que no se puede ser como soy! Y lo sé. Negativa, pesimista, frágil por un lado, aunque por otra, cuando estoy bien, parezca que me como el mundo….
A mí me encantaría ser más normal, menos intensa, menos profunda, más simple… en definitiva, más feliz. Creo que la gente menos complicada es más feliz.
Pero si desde pequeña soy así ¿qué le voy a hacer? La culpa la tendrá mi madre (siempre se la echo a ella) porque yo no elegí nacer así.

Mañana, empieza otra semana. Otro reto para mí. Otros siete días para demostrarme que puedo con esto que me está matando.
¡Ojalá lo consiga!
Así que, ya sabéis, disfrutad de la vida a tope mientras podáis, que los palos vienen gordos y después, te arrepientes de muchas cosas que dijiste, que no dijiste, que no hiciste… En fin, creo que eso le pasará a todo el mundo.

Yo sé que Luis, allá donde esté, me ha perdonado todas las veces que le dije que no a algo (cualquier tontería), me gustaba hacerle rabiar. Pero hemos sido tan tan felices, que eso ya no lo cambia ni nada ni nadie.
Aún no he sido capaz

de escuchar las canciones que grabamos (los dos amábamos la música de una manera especial). No he sido capaz aún de muchas cosas, ni creo que lo sea.

Pero todos los años juntos valen por la vida de muchos, que viven juntos por rutina pero sin amor, sin ese amor tan intenso que teníamos nosotros.
Esto me lo ha dicho mi cuñada Mencía un montón de veces. Que me agarre a eso. Que Luis vivía por y para mí y que su vida sin mí no tenía sentido, no la quería. ¡Ya estoy llorando!

Bueno, como soy un caso perdido, mejor os dejo que disfrutéis de los conjuntos, faldones, peleles y demás de «Canastilla Artesanal”. Vuestros niños, nietos o lo que sean, no podrán ir más preciosos. De verdad.
Intentaré volver por aquí y contaros algo alegre, como por ejemplo, hablar de mi hjija, que, aunque no quiera, siempre me saca una sonrisa. Ella sí que es especial, peculiar, con personalidad marcada, hiperactiva a más no poder, pero tronchante.

¡Ay mi niña! No dudéis de que quiero a los tres igual. Pablo ha sufrido mucho y por eso, le venía genial alejarse de aquí. Y Juan, al revés. Ahora viene a trabajar a Madrid, después de dos años en Barcelona.

A los tres los adoro, con sus defectos y sus virtudes, pero reconozco que más diferentes no pueden ser.
Parece como si cada uno fuera de un padre (no, ¿eh?). Es curiosísimo cómo de un mismo padre y madre, pueden salir tres hijos tan increíblemente diferentes.
Burgos, de momento, que me espere. No estoy, como os he dicho , para tomar decisiones en este momento.
Un beso con un poco de luz