
Hola a todos. Paso un ratito por aquí, más que nada, porque sigo fatal y como siempre, os digo, me sirve un poco de terapia.
Además, de paso, puedo dar alguna idea que otra para bodas, que es en este caso de lo que voy a hablar.

Si os digo la verdad, sin ganas, sin ánimo, sin nada… Pero me lo estáis pidiendo y si puedo aportar mi granito de arena, algo es algo.

¡Harta estoy además de este confinamiento, que está acabando conmigo, con mi paciencia y con mi salud!

Al principio, me vino muy bien, ya que como no tenía ganas de nada, sólo de morirme, el no salir, ni ver a nadie fue un gran alivio..

Pero ahora, hartísima, ya, no de ver a nadie (que también), ni de que me den un abrazo fuerte (que también), sino de tanta hipocresía, de aplaudir a los sanitarios, a la policía y demás, para después ver cómo nos engañan y cómo este país se está yendo al garete, lo que ansío son las pequeñas cosas que nunca he valorado.

Todo eso es lo que realmente me parece importante: las conversaciones hasta las tres de la mañana, las sonrisas espontáneas que me salen de repente, dentro de mi dolor; un poema corto que hace que se me salten las lágrimas; los libros que nadie conoce y que, de inmediato, se convierten en mis favoritos; ponerme una flor en el pelo tan desastroso que tengo; tomar un café a medias con alguien que quieres…

Tengo miedo de todo. Estoy asustada por todo y no sé si lograré salir adelante.
Pero viendo cómo dependemos todos los españoles de un asno y un borrego, poco puedo esperar de cómo voy a terminar yo.

No me gusta hablar de política y quienes me conocen, saben que lo odio. Ni de política, ni de fútbol, religión, ni de todo lo que te lleva a discutir ineludiblemente. Pero hay veces que no se puede más. Y eso, que como os digo, estoy viviendo como una realidad paralela y no me importa tanto como debiera. Pero aun así, lo veo.

Y mucho me temo también, que a pesar de que todo el mundo está contento porque empieza la desescalada, más que ésta va a ser una “descalabrada”. Al tiempo…

Llevo unos días muy sola, pero mucho. Mis amigos me dicen que tengo que aguantar, que queda poco, que me van a ayudar… Pero no sé si es bueno abusar de ellos y tampoco sé si quiero que me ayuden. Tengo la cabeza hecho un lío gordo.

Aún así, mil gracias Títi por todo, tú sabes por qué.

A Auren y a Charo, como siempre, porque somos como una familia de tres; a Adela, por su preocupación constante y a Miguel, que como siempre digo, ha salido el que peor parado, porque sin comerlo ni beberlo, se ha involucrado en mi vida como nadie.

No tengo palabras suficientes de agradecimiento y las lágrimas me resbalan por las mejillas sin poder evitarlo. Además, tengo unos lagrimones que yo creo que no son normales. Ya le digo a mi madre, que es porque cuando nací, me tuvieron que abrir un poco el lacrimal y de aquellos lodos, estos barros…
Como siempre, estoy desbarrando y no estoy en el tema del que pensaba hablaros, pero voy a ello, con una tienda y marca de la que ya os he hablado más veces.
Es “By Biobo”, de Barcelona. Sus modelos me parecen pura clase y elegancia, además de sobriedad, lo que no viene mal en estos tiempos. Diseños que no es que los tengáis que comprar iguales, sino que los pongo para daros ideas.

Ya sabéis que soy adicta total a los looks monocolor y por lo que veo, ellas también, ya que temporada tras temporada, es lo que abunda en sus colecciones.
Y justo, este año tan catastrófico, en el que todo tipo de eventos se han aplazado, es idóneo para llevar sus modelos.

No son excesivos ni cantosos. Son pura armonía y estilo. Un estilazo muy dulce, que a mí, personalmente me chifla.

El año pasado nos perdimos dos bodas y desde luego, a una, hubiera ido con algo de lo que os enseño, como por ejemplo, el vestido Briony que veis aquí. ¡Me enloquece!

Largo, de punto, tipo Kaftán, con abertura central y escote en pico, no puede ser más femenino , delicado… Yo me pondría algo en el pelo, porque me sientan bien las pamelas, turbantes, etc. además de que me pirran.
Me buscaría el complemento perfecto y no puedo ver a una invitada con más clase ni más especial. Ya sabéis que lo importante no es que se fijen en el vestido nada más verte, sino en después, ser recordada…

Unos buenos tacones, un clutch y lista para impresionar .

Espectacular el mono Valentina, en un rosa que no sé definir. Desde luego, yo lo llevaría en beige o verde caqui, ya sabéis. Pero bonito, es un rato.
También, de punto, con un estilo griego claro y hombro envolvente. El escote, en pico.

¿Quién es la invitada más guapa? Olvidaros del negro, como siempre os digo. Y por supuesto de todas aquellas prendas que dejen ver ni lo más mínimo la ropa interior. ¡Lo fastidiáis, pero bien fastidiado!
Huid de los brillos “brilli brilli” tan horteras y de los vestidos así y encima con un “chal” a juego. De espanto.
Ya sabéis que también, todo depende del parentesco que tenéis con los novios, pero nada de lo que os he dicho, aunque los conozcas sólo de vista.

Impresionante para una boda de noche, el vestido Lexie, en rojo, largo, de seda y punto con escote asimétrico. Me lo imagino en naranja, que también lo tienen y no puede ser más divino. No es un vestido fácil ¿eh?
Quiero decir, que hay que saber llevarlo con gracia, como si llevaras el pijama de andar por casa. Si no, corres el riesgo de parecer una mala actriz.
Sin duda, para las bodas de

noche, nada como un bonito vestido largo. Ahí y en esos momentos, es cuando la invitada destaca como nada.

Como el vestido Arezzo, elegantísimo, de crepe y manguita corta, La espalda, al aire, en forma de “V”. Corte a la cintura y falda sirena. ¡Guauuu!

¿Quién se atreve con semejante desafío? Tampoco es fácil llevarlo, como si fuera la ropa que llevas cada día. Además de este rosa palo, lo tenéis en rojo, verde agua, azul lavanda y marino.
Serás la “Cenicienta” de la

boda… Exquisitez, ausencia absoluta de vulgaridad ni tampoco serás la primera en que la gente se fije, ¡Eso es bueno!

Pero como os he dicho, siempre dirán: “aquella chica del vestido rosa”… ¡Eso es lo importante!

No olvidéis para las invitadas a las que se les ha pospuesto la boda por el coronavirus, que un traje de chaqueta bonito e idóneo, siempre es un acierto para una boda de día.

El blanco es un color polémico, puesto que no se debe llevar a las bodas, aunque yo discrepo, según sea el modelo… Mi madre fue a mi boda con una chaqueta divina blanca impecable, falda tubo en blanco y negro y pamela negra y triunfó. Todo depende…

Lo que me menos me gustan, a no ser que sean de morir, son los estampados. Prefiero monocolor o bicolor. De siempre. Muy bonito tiene que ser un estampado para enamorarme para una boda.

Otro que me priva es el mono París, de seda natural, asimétrico y con goma en la cintura. Lleva una capa reversible mate o brillante (yo, siempre mate), que permite ponérsela de tres formas diferentes.

La primera, en un hombro, sujeta con presillas. La segunda, en ambos, con capa delantera (imaginárola) y la tercera, como fajín, en forma de cinturón, que es seguramente, como la llevaría yo.

También lo tenéis en mostaza. Es un color que a mí, personalmente no me chifla, porque ni es amarillo ni beige, que son de mis colores favoritos. Pero he sucumbido ante algunas cosas mostaza, por lo bien que sientan y por su diseño.


Si estáis dudando, os recomiendo siempre vestido. Da muchos menos quebraderos de cabeza, si

andas loca pensando con qué ponerte esta falda, o si tienes una chaqueta ideal pero no te pega con nada, etc.

Y os recomiendo también, para estas bodas de finales del verano, los tonos fuertes, como el rojo, azul, verde. Favorecen muchísimo y nuestra piel ya está bronceada. ¡Es una gozada, si acertáis con el modelo, claro!
Y por favor, os lo pido: Un NO rotundo a las medias con sandalias. ¡Da igual que hagan más bonitas las piernas! Es horroroso ver los deditos con ellas… ¡Descartadísimo! Es más, creo que debería estar prohibido.

Yo, como soy muy de tacones (ando con ellos como si fueran zapatillas), no soy nada partidaria de que os pongáis unos tacones imposibles para la foto y luego os lancéis en plancha sobre las alpargatas (ahora, moda total) que os esperan en el escenario de la boda para bailar.

¡Me parece totalmente ridículo! Echar a perder un modelo ideal, con la excusa de que te duelen los pies y mostrar unas ridículas sandalias que nada tienen que ver con el vestido o conjunto…. Je n´ai comprais pas. Lo menos elegante del mundo.

¿No será mejor optar por un calzado más cómodo, aunque no tenga ese taconazo que nos gustaría, pero seguir la línea de lo que habíamos empezado y dejarnos de tonterías? Para mí, está clarísimo.
Otra cosa que se me olvida: Fuera los bolsos llenos de por si aquello, por si lo otro, etc.

Los bolsos, para las bodas, siempre pequeños, por favor. Un bolsito de mano mono o un clutch, siempre son un acierto.
Lo mismo digo respecto de las joyas. Me encantan exageradas, si se trata sólo de una, como por ejemplo, los pendientes. Todo se centraría en ellos y no me pondría nada más. O un tocado especial. Sobran las joyas de todo tipo.
Toda la atención sobre una sola cosa. Las que llevan medio joyero encima , me espantan. No saben ni dónde ponerse cada cosa. ¡Fatal!

A no ser que se trate de joya pequeñitas, delicadas y casi imperceptibles, que cuando analizas bien todo el conjunto, ves que es una imagen minimalista preciosa. Raro que lo vea, pero a veces, todo puede ser.

Sencillo y divino, el vestido Mariana, aquí en rojo. Un vestido corto que tanto puede ser de boda de mañana como de noche. Por la mañana, me pondría un pamelón divino y por la noche un tocado o un tocadito estilo inglés, bonito y elegante.
Juega con texturas: el crep y una capa en gasa. Lo tenéis en marino o en rojo.

Me chifla porque el vestido, ya dice sólo sin necesidad de añadir mucho más.
Y por supuesto, no olvidéis nunca, si se trata de una ceremonia religiosa, llevar un vestido con un poco de manga… ¡Nada de hombros desnudos!

Para las que me preguntáis, no me apasionan ni el croché ni el guipur, si bien reconozco algo bonito aunque sea con esas telas, cuando lo veo. (Esto es una manía personal)
Lo que creo que ya todas sabéis es que, si la boda es de día, hay que ir de corto (madre del amor hermoso, las bodas que me he tragado con vestidos arrastrados por el suelo) y si es de noche, puede ser de largo o también de corto, siempre y cuando el parentesco con los novios no sea directo o muy cercano.

Pero, por favor, el largo, SIEMPRE, SIEMPRE para las bodas de noche.
Pues al final, no sé ni lo que os he dicho, porque mi mente caótica ha vuelto a hacer acto de presencia en este post.
Lo que quiero que quede claro son cuatro ideas generales.


Espero que a muchas os guste lo monocolor como a mí, o bicolor bien combinado. Ya, si se trata de estampados, la cosa cambia…
Pero, bueno, al fin y al cabo, de lo que se trata es de ir contenta contigo misma y pasar un día feliz, que, además, precisamente por los momentos que estamos pasando con la dichosa pandemia, estoy segura de que las celebraciones pospuestas, serán doblemente felices.
Os dejo, esperando hayáis conseguido captar algo útil.
Un beso sin boda